Alejandro Ortega Neri

El pasado 15 de julio se cumplieron 12 años de la muerte del escritor chileno Roberto Bolaño, quien muriera en 2003 en España a causa de una enfermedad en el hígado que se quedó esperando suplente, y la fecha coincidió con mi lectura del libro escrito por la periodista argentina radicada en México Mónica Maristain: El hijo de Míster Playa: Una semblanza de Roberto Bolaño (Almadía 2012)

A Mónica la conocí en Zacatecas en la presentación del libro mencionado, pero con anterioridad había leído ya su libro de entrevistas en donde se incluye precisamente la última entrevista a Roberto Bolaño.  Desde esa lectura vi en Mónica no sólo a  una excelente periodista apasionada de la literatura, la música y el futbol sino ferviente seguidora y difusora de la obra del chileno.

Y la pasión por Bolaño que despliega la argentina se traslada a las páginas de El hijo de Míster Playa, un libro conformado en su mayoría por entrevistas con amigos y enemigos que en vida lo fueron del autor de Los detectives salvajes. Maristain no pretendió escribir una biografía, sino una semblanza construida a partir de muchas voces, de personas cercanas a Bolaño, entrevistas que nos permiten entrever el carácter, la pasión y las virtudes del novel andino.

La estructura del libro corre de manera cronológica, desde el nacimiento del chileno, su temprana llegada a México, su viaje hacia Barcelona hasta la muerte en un hospital de Gerona en el año 2003. Así pues para aquellos que han leído algunos libros de Bolaño podrán encontrar en esta semblanza a un escritor que quizá no se vislumbre a primera vista en sus obras. Maristain, gracias a las voces que reúne, nos habla de un escritor inquieto, provocador, polémico, bromista, tierno, mujeriego y buen amigo.  Facetas que quizá pocos conocíamos de Bolaño hasta antes de sumergirnos en las páginas de El hijo de Míster Playa.

En la obra podemos conocer como Bolaño y amigos eran temidos por algunos poetas mexicanos cuando llegaban a interrumpir lecturas, criticar y discutir poesía, en los años en que se estaba conformando el grupo precedido por el chileno llamado los “Infrarrealistas”. Veremos al Bolaño crítico y provocador de los escritores paisanos de él, Isabel Allende y Antonio Skármeta, sobre todo, a los que en vez de escritores llamaba escribidores.

Y según avanza el libro y por ende la edad de Bolaño veremos su maduración como escritor, su paso hacia la novela y su vida un tanto paupérrima en territorio catalán. Las nuevas amistades en el viejo continente: el escritor argentino Rodrigo Fresán quien estuvo con Bolaño la noche en que éste supuestamente asesinó a un skin head; el editor Jorge Herralde quien ha publicado casi toda su obra en la editorial Anagrama; el crítico literario Ignacio Echeverría quien fuera el encargado, después de la muerte del chileno junto con la esposa de éste, de decidir qué hacer con su obra.

Se incluyen también las voces de los padres de Bolaño, de su hermana, se sus parejas, amigos y seguidores. Testimonios que gracias a la investigación de Maristain nos permiten conocer la vida de uno de los gigantes de la literatura latinoamericana que debido a su muerte prematura, se erigió en un figura que creó un boom, una moda adoptada por muchos lectores y escritores y criticada por otros tantos, pero que si se le niega su importancia se le estaría privando a la literatura de Latinoamérica una de sus dimensiones.

Al terminar de leer El hijo de Míster Playa, querrá leerse a todo Bolaño, o bien releer esos novelones que son Los detectives salvajes o 2666, porque Maristain nos regala la construcción de un personaje fascinante, al que es fácil querer pero también odiar, pero que a 12 años de ausencia le echamos de menos, porque queremos leer más de él, porque queremos abrazarlo, ¡porque le debemos un hígado al gran Roberto Bolaño!