El imperio Telmex a 20 años de la privatización. Por Wendy Dinora Huerta

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A 20 años de la privatización de Teléfonos de México (Telmex) y en medio de la lucha soterrada que mantiene la empresa del magnate Carlos Slim Helú con Televisa por la explotación de la tecnología cuádruple play, no deja de resultar paradójico que la fortuna del hombre más rico del mundo se haya cimentado sobre lo que antaño era propiedad de los mexicanos y que a estas alturas, estemos pagando las tarifas más altas en telefonía fija, celular e internet.
Es cierto que con esta disputa intermonopólica han arreciado, en los contenidos televisivos, espots e inserciones pagadas por Emilio Azcárraga Jean, las críticas a la concentración del servicio telefónico y los elevados costos de Telmex. Pero más allá de este pleito entre dos de los hombres con mayor poder económico, destaca que como siempre los intereses sociales quedan marginados en aras de la ambición y expansión empresarial.
Teléfonos de México fue fundado en 1947 cuando el entonces presidente Miguel Alemán fusionó a las empresas Ericsson en México y a la International Telephone and Telegraph Company, con lo cual se convirtió en el único proveedor de servicios telefónicos en el país. Con Luis Echeverría Álvarez, en 1972, el gobierno adquiere el 51 por ciento de las acciones convirtiéndose en una empresa con participación estatal mayoritaria. Había fallas constantes y prácticamente había que esperar años para conseguir una línea telefónica. Incluso después del terremoto de 1985, en la Ciudad de México los problemas de conexión se incrementaron y la regularización del servicio tardó mucho tiempo.
Estas fallas, junto con la justificación de llevar al país en la ruta del desarrollo (basado en la teoría neoliberal que condenaba la participación estatal), fueron el pretexto para incluir dicha empresa en la venta del paquete de paraestatales con que inició, en medio de la política de corte neoliberal instrumentada por Carlos Salinas de Gortari, el desmantelamiento del Estado Mexicano que se había consolidado en la etapa posrevolucionaria de intervencionismo estatal. Así, Telmex, junto a lo que entonces era Imevisión (Tv Azteca), bancos, entre otros, fueron rematados a particulares. Los grandes beneficiados en el terreno de las telecomunicaciones fueron Carlos Slim con la adquisición de Telmex y Ricardo Salinas Pliego con la venta de los canales televisivos del Estado, aunque Televisa no se quedó atrás, pues como premio de consolación el gobierno salinista le otorgó la concesión de un buen número de frecuencias de televisión abierta.
El gran imperio de Grupo CARSO arranca en la década de los sesenta cuando en 1966  funda Inbursa (Inversora Bursátil); en 1970 compra Jarritos del Sur y para 1976 compra Galas de México, que manufacturaba envolturas de cigarros. En 1981 se hace de Cigarrera La Moderna (CIGATAM, monopolista del mercado de cigarros) y en 1982-89 consolida su poderío con Sanborns, Hulera (llantas) El Centenario, Reynolds Aluminio, Seguros de México, Porcelanite, Euzkadi, Fábricas de Papel Loreto y Peña Pobre, Minera Frisco, Nacional de Cobre, y Bicicletas de México (BIMEX).
En enero de 1991 obtiene la cereza del pastel: Telmex, y de ahí despega el predominio del consorcio con adquisiciones que incluyen la tienda de discos Mix-up, Sears, Denny’s y 3 por ciento de Apple Computers.
En esa década, en México comenzaron a surgir compañías que ofrecían servicios de telefonía móvil. Para 1993 Iusacell se había convertido en el líder tras comprar varios operadores regionales. Telmex no tenía inversiones en este negocio, así que entró al mercado con la empresa Radio Móvil Dipsa, subsidiaria de DIPSA empresa encargada de, entre otras cosas, imprimir la sección amarilla y que hasta la fecha aparece, por cierto, en los recibos y facturas de Telcel.
En ese entonces, Iusacell contaba con 3 millones de usuarios de usuarios y Telcel tenía menos de 1 millón. Pero el escenario cambio en 1995 con la crisis económica pues Iusacell decidió enfocarse en clientes de alto nivel (ejecutivos, empresas y ricos) con planes de renta mensual de alto costo, y Telcel se dirigió al sector de menores ingresos con los primeros planes de prepago, las famosas fichas Amigo. Esto causó que Telcel obtuviera más clientes y se convirtiera en líder del mercado nacional con el doble de usuarios que Iusacell. Su hegemonía no ha sido superada tampoco con la entrada de Moviestar, Unefon, Axtel y Nextel.
También en la década de los noventa, Telmex comenzó a ser proveedor de Internet ISP a través de la marca Uninet. Un año después cambio el nombre a Internet Directo y Personal de Telmex y para 1996 Telmex compró de IBM, el proveedor de internet Prodigy Communications con lo que trajo la marca a México, Prodigy Internet de Telmex. En 2001 Telmex decidió vender Prodigy Communications en los Estados Unidos a su socio SBC Communications con lo que se convirtió en SBC Prodigy y posteriormente SBC Yahoo!. Para 2004, Prodigy contaba con más del 70 por ciento de acceso a internet vía telefónica y el 80 por ciento en DSL.
Telmex aún es dueño de Prodigy en México y sigue como líder de internet no obstante que ha perdido algo de su participación con el surgimiento de proveedores regionales de alta velocidad DSL, y en últimas fechas con la aparición de YOO, corporativo que, con la participación de Televisa,  ofrece los servicios de telefonía fija, internet y televisión de cable.
En la primera década del nuevo milenio las empresas de telecomunicaciones de Slim se expandieron primero con la apertura de oficinas y servicios en los Estados Unidos con Telmex USA. Luego compró la antigua telefónica estatal de Guatemala, Telgua, y varios monopolios estatales en Centroamérica. En 2004, Telmex compró la totalidad de acciones de AT&T Latin America con lo cual obtiene presencia en Colombia, Argentina, Brasil, Perú, Chile y Uruguay. En ese mismo año compró en Brasil, Embratel de MCI y NET, logrando así convertirse en la empresa telefónica más grande de América Latina.
Además de eso, sus empresas Telmex, Telecom-Carso, América Móvil, Sanborns, CARSO, Grupo Financiero Inbursa, influyen en el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), lo que también genera prácticas monopólicas de tráfico y colusión de información confidencial, puesto que Telmex cotiza en Wall Street y al cerrar las bolsas en Nueva York, se adelanta a las tendencias de la Bolsa Mexicana con información privilegiada, algo que está sumamente penado en Estados Unidos pero aquí no.
Con todo eso, la billonaria fortuna de Slim es la más grande a nivel mundial. Sin embargo la privatización de Telmex, que debió significar un mejor servicio a los usuarios y tarifas más competitivas sólo provocó la monopolización durante dos décadas y que el minuto de uso telefónico en México sea casi 10 veces más caro que en Estados Unidos, mientras el servicio telefonía celular e internet supera por mucho el costo que éstos tienen en países europeos.
Sin duda la cobertura mejoró al pasar de 65.6 a 97.6 millones de habitantes con servicios de telecomunicaciones y extender de 360 a 112.5 mil kilómetros la red de fibra óptica. De hecho, el mismo titulo concesión obliga a Telmex a invertir en zonas rurales.
Pero la competencia se ha dificultado porque Telmex precisamente fomentó prácticas anticompetitivas para monopolizar el mercado. Al mismo tiempo Televisa se expandía y monopolizaba el mercado televisivo, dando sólo entrada a Tv Azteca para conformar el duopolio que ahora cierra las puertas a Slim para ingresar al rubro de televisión por cable.
A 20 años de la privatización de Telmex, la competencia tiene apenas 10 por ciento del mercado, pues de cada 10 líneas fijas que hay en el mercado, nueve pertenecen a Telmex. Esa misma monopolización propició tarifas altas respecto a los estándares internacionales (se dice que superan entre 20 y 30 por ciento los costos en países que son socios comerciales). Incluso investigadores critican que Telmex cobre una renta inicial de 100 llamadas, cuando alrededor del 40 por ciento de los usuarios ni siquiera los agota.
Podría decirse que el actual pleito entre  Telmex y Televisa, así como la postura que asuma el Estado podrían tambalear el imperio de Slim. Sin embargo el magnate ha consolidado su fortuna gracias a inversiones en el extranjero  por lo que a estas alturas  los controles en México no mermarían su fortuna. Lo peor que podría pasarle  sería el bloqueo permanente en el cuádruple play, pues de lo contrario, su entrada a la televisión por cable, si bien abriría la competencia frente al duopolio televisivo,  sólo contribuiría a incrementar sus, ya de por sí, exorbitantes ganancias.

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