Por:
Alejandro Ortega Neri
Leer a César Aira ( Argentina 1949) me ha causado en varias ocasiones ya sea dolor de cabeza o bien taquicardia. Y es que uno está siempre muy lejos del intelecto del argentino y tiene que agudizar todos los sentidos para entender la metáfora que su maravillosa escritura pretende decir o bien los vericuetos que encierran cada una de sus historias.
Con El Santo ( Literatura Random House, 2015) me dio taquicardia. La escritura de Aira es tan bella, tan perfecta que quisiera retenerla toda pero es imposible, por lo que el corazón, en varios pasajes del libro parecía que se me iba a salir. El Santo cuenta la historia de un monje anciano habitante de la costa catalana durante la Edad Media que ha dedicado los últimos años de su vida a la oración y la creación de milagros.
Esto último, los milagros, lo convierten en un talismán para el lugar, ya que creyentes de varias latitudes acuden a él para la sanación de las penas.
Sin embargo el Santo intuye que el final de sus días se acerca y decide retirarse a su lugar de origen, una aldea italiana, en la que pasará el resto de sus días, esto debido a una vieja creencia etrusca que reza que si el hombre muere fuera de la tierra que lo vio nacer permanecerá vagando como fantasma entre los vivos.
Pero, las autoridades del lugar, alarmados ante la noticia de la partida del santo y por ende la culminación de tanta visita de feligreses, harán lo posible por retenerlo en el lugar, incluso matarlo es buena idea, para conservar el cuerpo como sagrada reliquia.
Sin embargo la providencia o el azar, le tienen preparado otro destino al anciano que llegará hasta parajes exóticos de un lugar completamente desconocido: África.
César Aira es un escritor impredecible.
Si bien pudiera parecer al momento de leer la breve reseña del libro que nos enfrentaremos a una novela de aventuras, el ritmo de ésta cambia para inmovilizarse un poco, sin embargo, ese mismo carácter impredecible del autor, nos llevará a descubrir un rostro distinto del que en un primer momento creíamos como el santo creador de milagros.
César Aira se caracterizado por combinar diversos estilos narrativos en sus más de 60 novelas breves. A veces puede ir de la narrativa tradicional, de la cultura popular, para terminar en la ciencia ficción.
En El Santo el inicio nos remite a una bella novela histórica en la que con maestría se describe el espíritu imperante de la Edad Media, en la que “el temor a la muerte no se sustentaba en la nostalgia de la vida, ésta era demasiado dura y esforzada como para alentar lujos de melancolía”, pero luego da un giro hacia una novela un tanto romántica en la que se destaca sobre todo un ejercicio de introspección y descubrimiento que hace el personaje de sí mismo.
Así es que lo que comienza siendo un santo creador de milagros, termina por ser un hombre que se aleja de su papel de religioso para descubrir lo que hay más allá de su vocación, de su mundo. Y quizá lo principal de esta etapa sea la aparición de la mujer en su vida, el amor, el deseo, además de la amistad a la que él ve como la primera de las pasiones filosóficas.
Encontramos en el desenlace de la historia de Aira un guiño también con el humor negro, pues el personaje se enfrentará a las vicisitudes del amor y olvidará su pasado como monje milagroso, lo que nos obliga a preguntarnos si lo que nos contó el autor es la historia de un verdadero religioso o no, con César Aira nunca se sabe. Sus novelitas son tan impredecibles que se tienen que leer hasta la última línea en la que quizá la historia de un giro y cambié por completo. Pero eso mismo lo ha convertido en un gigante de la literatura latinoamericana, “uno de los tres o cuatro escritores que mejor escriben en español” dijera Roberto Bolaño a quien difícilmente alguien le gustaba. Por eso y por muchas cosas más, es muy recomendable leer de vez en cuando a César Aira, no importa el dolor de cabeza o la taquicardia, su sabiduría es un bálsamo para la ignorancia.