Por Manuel Ibarra Santos

 

La combinación política en los comicios presidenciales del 2018 entre el “agua y el aceite”, entre izquierdas y derechas, conducirá finalmente a la muerte de las ideologías, pero también al triunfo del pragmatismo y a la derrota de los valores democráticos.

En ese escenario dominado por el cinismo, la sociedad decidirá el nombre del nuevo jefe de la Nación, de senadores y diputados federales y locales, en donde la danza de las traiciones será lo que se imponga y prevalezca.

Por eso, pase lo que pase, cualesquiera que sean los resultados, las elecciones del 2018 resultarán sísmicas y traumáticas para la vida de México, se pondrá fin al régimen ideológico de los partidos, pero con ello existe el riesgo latente de que se profundice la crisis de representación política que padece la república desde hace décadas.

La unión inédita entre izquierdas y derechas, derechas e izquierdas, la presencia de partidos sin candidatos con militancia interna, hará que las elecciones del 2018 se conviertan en una contienda motivada por el pragmatismo sin valores, acentuada por la ausencia de compromisos éticos con la sociedad.

Así, los partidos se transformarán en extremo como espacios de negociación mezquina de intereses entre individuos, grupos y mafias, dejando se ser instituciones públicas al servicio de la sociedad. Estamos llegado a una nueva era de convivencia política en la Nación.

Hemos arribado, por fin, a la época de la muerte de las ideologías, como en la década de los sesentas del siglo pasado le llamó el sociólogo Daniel Bell o al fin de la historia como le denomino el “politólogo” liberal Francis Fukuyama, en ocasión del colapso de la Rusia socialista y el derrumbe del Muro de Berlín.

Y asistimos, de esta forma, al triunfo sin limite del pragmatismo, al baile de las traiciones y a la carencia de ética y moral en la política.

EL VOTO DE LOS JÓVENES EN EL 2018.

El proceso electoral del 2018 será decantado y definido por el voto que en las urnas emitan los jóvenes en todas las latitudes de la geografía mexicana.

El padrón de hombres y mujeres que podrán participar en los comicios del próximo año se conforma de 85 millones de mexicanos, de los cuales el 40 por ciento de ellos se ubican en el umbral entre los 18 y 35 años de edad.

En Zacatecas y México, el sufragio de la llamada gente joven será el factor determinante del triunfo de quienes ganen las elecciones.

Nuestro Estado aportará sólo apenas el 1.2 por ciento del total de los votos del país, con una mínima presencia en el contexto nacional, lo cual nos presenta frágiles en los momentos de las grandes negociaciones políticas.

LA FALTA DE VALORES EN LA DEMOCRACIA MEXICANA.

Los jóvenes acudirán y serán testigos en el 2018 de un proceso electoral conducido por partidos que no contribuyen al fortalecimiento de los valores democráticos y que se han significado por ser entelequias alejadas de la gente y de la atención de sus necesidades.

Hemos llegado, por lo que se ve, a una etapa de agotamiento de las ideas políticas y en donde dejo de tener sentido la distinción entre derecha e izquierda.

Lo anterior significa que las ideologías ya no mueven, motivan ni determinan el comportamiento de la sociedad mexicana. Y eso parece que se convertirá en una fatalidad para el desarrollo político de la nación.

Lo prioritario en este contexto electoral será recuperar el sentido ético de la política y hacer de los comicios procesos de educación cívica de la sociedad mexicana y zacatecana.