Las elecciones de este primero de julio serán inéditas no sólo por ser las más grandes de la historia por su nivel de participación ciudadana, sino porque podrían resultar fundacionales de un nuevo régimen, ante el agotamiento del anacrónico paradigma de democracia clientelar, el que ha resultado poco funcional para atender las demandas de la población.
Existe el consenso generalizado de que los políticos de todas las ideologías <de izquierda, centro y derecha>, han incumplido sus promesas, desde hace tiempo, de cara a la población, para mejorar sus condiciones de vida. Eso ha generado hartazgo, molestia, irritación y cansancio ciudadano en su relación con el gobierno, en todos los niveles.
En el caso Zacatecas, estos comicios representan un desafío para la gobernabilidad y ojalá las elecciones construyan caminos para atender los rezagos seculares que obstaculizan el desarrollo del Estado.
Este será el principal reto que enfrentará el gobernador Alejandro Tello, en unas elecciones con resultados que serán pluralmente equilibrantes y que cancelan anticipadamente el camino del “carro completo”, para cualquiera de los partidos contendientes.
Alejandro Tello tendrá que resignarse, con madurez, a compartir el poder público con una dosis de fuerte pluralidad, factor que será la clave de la gobernabilidad en la segunda parte de su administración.
¿LOS COMICIOS DEL MIEDO?
A unos días de las elecciones, se tendrá que evitar que estos sean los comicios del miedo, de la criminalización (con más de 46 candidatos asesinados en la República) y de la fractura social, porque si no es así, la sociedad mexicana habrá fracasado estrepitosamente, para continuar en la calle de la amargura y en el túnel oscuro por el que se ha transitado en las últimas décadas.
Eso haría inviable la lucha en contra de los cuatro jinetes del apocalipsis que hoy afectan a la sociedad mexicana y que están representados por la inseguridad, la guerra entre los grupos del crimen organizado, la crisis económica y la pobreza, que afecta a millones de mexicanos.
LA INDUSTRIA MEZQUINA DE LA POLÍTICA:
Las elecciones tendrán que poner límites morales para que la política no sea una industria que se especializa en crear a miles de nuevos ricos, pero sobre todo a millones de nuevos pobres.
Asimismo, los comicios democráticos debiesen poner un dique ético para que la política no exalte la mentira, el engaño, el insulto, el crimen y la impunidad.
Todo pareciese que estos son argumentos que incorpora el escritor Guillermo Sheridan en su nuevo libro titulado “Paseos por la Calle de la Amargura”, quien reconoce en dicha obra que estamos produciendo ahora más políticos inmorales per cápita que nunca.
Hay otra negación. En estas campañas que finalmente terminaron, la ciudadanía vio y escuchó más de 60 millones de spots, en un escenario asfixiante y contradictorio, financiados con los recursos producto de los impuestos del pueblo.
Hay que esperar que estas elecciones liberen a los mexicanos de la calle de la amargura, del túnel oscuro y de la republicana desvergüenza de los cínicos políticos mentirosos.
Efectivamente, estas serán las elecciones más grandes de la historia, porque el padrón se integra con más de 89 millones de personas y de esos, poco más del 50 por ciento de los votantes son menores de 39 años. Los jóvenes serán, por lo tanto, factor decisivo y puntal del triunfo en los comicios.
Obliga hacer de la jornada electoral del primero de julio, una fiesta democrática, un proceso de educación cívica, una oportunidad para construir una Patria mejor.
Cerremos el camino fácil de la puerta falsa, que puede conducir a perpetuar la desgracia.