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La semana pasada puso a prueba el talante de los mexicanos. En temas que nada tienen que ver con la política, la solidaridad azteca se vio reflejada nuevamente para con los habitantes de los estados de Jalisco, Colima y Michoacán. El que pudo haber sido el peor desastre natural en la historia del país, quedó, valga la redundancia, para la historia, en una anécdota que tendrá mucha cuerda y sea contada a placer por cada quien.
Patricia, el huracán más temible del que se tenga memoria en el planeta, aseguró el gobierno mexicano; el más peligroso que se haya formado en el pacifico, destacaron los meteorólogos de Florida; pudo haber provocado el mayor daño posible a la población civil y a la infraestructura de la costa del pacifico mexicano, al alcanzar la máxima categoría de 5 que se le otorga a este tipo de meteoros.
Para fortuna de los habitantes de los estados mexicanos en el litoral del pacifico y de México entero, Paty, a la que ahora podemos llamar así por su indulgencia, se degradó a una tormenta tropical, que si bien, causó daños, éstos fueron mucho muy inferiores a los que se esperaban. Dos muertos se reportaban hasta el domingo en la noche y daños muy lejanos a los provocados por el Huracán Gilberto en 1988 que dejó a su paso destrucción y muerte en Yucatán, Quintana Roo y Nuevo León, cuya pérdidas materiales se estimaron en los 5, 500 millones de dólares; y, el ciclón Manuel, que en septiembre de 2013 destrozó comunidades enteras en el estado de Guerrero, dejando un centenar y medio de víctimas mortales y daños a la infraestructura por más de 4,500 millones de dólares.
En esta ocasión, para recibir a Patricia, el titular del poder ejecutivo federal alertó a la población y dispuso de toda su atención en la prevención. Muy distinto panorama al ocurrido con Manuel en septiembre del 2013, cuando lo tomaron desprevenido en una gira internacional. Esta vez, la presidencia de la república hizo lo correcto, estuvo atento y se preparó para lo peor. El presidente Peña y el equipo de protección civil estuvieron al tanto del progreso del Huracán con antelación suficiente hasta que dejó de representar un peligro mayor para la población; solo entonces levantó la alerta roja.
Hasta el momento de redactar estas líneas, el asombro de los especialistas en estos fenómenos naturales era evidente. Se cuestionaban cómo es que la peor amenaza natural en el occidente del planeta se degradó tan rápidamente a una tormenta tropical. Los análisis seguramente irán surgiendo en tanto se procese la información de los equipos internacionales que acudieron a estudiar a Patricia, para compararla con los meteoros más destructivos como Katrina que casi desaparece del mapa a Nueva Orleans, y el tifón Haiyan que se cobró la vida de más de 6 mil personas en Filipinas, en 2013.
Ya con la calma de regreso vendrán las conclusiones de los científicos y especialistas; sin embargo, la ansiedad de los internautas mexicanos se adelantó y llevó sus conclusiones al terreno de lo divino, y por supuesto, al de la política. En estos casos, la fe de los mexicanos, independientemente de la religión que profesen, se expresó a través de las redes sociales, las que inundaron con cadenas de oraciones para pedir por los compatriotas que residen en la costa por donde pasaría Patricia.
La creatividad azteca también hizo su parte al competir con las cadenas de oraciones, pero con la picardía que caracteriza a los “memes”. El legendario luchador mexicano: “Huracán” Ramírez, fue el modelo para parodiar los efectos de Patricia, y las mujeres, supuestamente con el nombre del meteoro, llevaron al extremo el ingenio de los profesionales de dichas parodias.
En contraparte, los políticos y grillos hicieron lo propio con su acidez. En los espacios para comentarios de diarios y semanarios, se dejaron caer la greñita. Unos criticaron la sobreexposición mediática del presidente Peña; se colgó del Huracán para tender una cortina de humo por la situación de violencia que vive el país, subrayaron algunos; amargados y envidiosos, reviraron otros. Hubiesen preferido muerte y destrucción, antes que concederle al presidente arriar la bandera del saldo blanco, recriminaron.
Allende nuestras costas, me parece que la presidencia de la república hizo su tarea, y la hizo bien; ojalá que siempre fuera así. Que tratará de sacarle provecho a la situación, también lo creo, es más, tonto sería si no lo hiciera. Creo que está en su derecho. ¿Que este episodio lo vaya a eximir de todas las responsabilidades que tiene pendientes con la justicia y la rendición de cuentas?, me resulta exagerado.
No perdamos la objetividad, ni prejuzguemos. Creo que tenemos motivos suficientes para estar contentos porque no se concretó lo que parecía un inminente desastre. Ya se encargarán los expertos en la materia de consolidar la tesis de que la Sierra Madre Occidental fue la muralla que contuvo a Patricia, o bien, de explicar científicamente lo ocurrido. Por lo pronto, como persona creyente que soy, veo un mensajito de fe en esta historia.
P.D. El único arroz prietito que encontré es el del penoso desencuentro entre el presidente Peña y el senador panista Jorge Luis Preciado. Peña cuestionó al legislador si andaba en campaña, y esté le respondió que iba en apoyo de un municipio afectado. Vale la pena subrayar que el Tribunal Electoral del Poder judicial de la Federación (TEPJF), anuló las elecciones en el estado de Colima por intromisiones del entonces gobernador, y Preciado fue el candidato impugnador. PERO QUÉ NECESIDAD, PARA QUE TANTO PROBLEMA……, dice una canción de Juan Gabriel; existiendo también en Jalisco y Michoacán algunos daños ocasionados al paso del huracán, ¿qué odiosa coincidencia de dos representantes populares para apersonarse en el mismo lugar donde habrán elecciones extraordinarias en breve?. Ashhh