Al caer las primeras gotas de agua sobre la vía, se forma una capa altamente resbaladiza con la cual se pierde adherencia provocando que el vehículo derrape o se deslice. Peor aún, cuando las calles se llenan de lluvia forman un colchón de agua que hace perder total agarre de las llantas con respecto del pavimento.

Este fenomeno se denomina hidroplaneo o «acuaplanning» y consiste en la pérdida de adherencia que hace que el vehículo derrape sin control. Luego, de nada sirve frenar o girar el volante tratando de mejorar la trayectoria, sólo reduzca paulatinamente la velocidad levantando el pie del acelerador, para así poder recuperar el control.

No se confíe, el piso resbaloso hace perder la adherencia en cualquier momento.

Es preciso tener en cuenta que al manejar bajo la lluvia se deben tomar precauciones adicionales a las habituales porque se diminuye notablemente la visibilidad. Por lo tanto, es necesario encender las luces y los limpiabrisas para ver y permitir ser visto; además, hay que reducir la velocidad del vehículo.

Cuando se inicia la época de lluvias, las impurezas del suelo (aceites, tierra, greda, etc.) forman una capa gruesa que se mueve sobre el pavimento que se hace más resvaladizo.

Precauciones para manejar con lluvia:

Como primera medida, usted debe tomar mayor distancia de seguridad entre los vehículos que circulan adelante y vigilar constantemente por el retrovisor al vehículo que viene por detrás.

Durante o al pasar la lluvia, evite circular muy cerca de otros vehículos ya que la brisa que estos desprenden puede ensuciar el parabrisas y las farolas del vehículo, haciendo más difícil la visibilidad.