Guillermo Guerrero Viramontes
En nuestro país la minería es la tercera fuente generadora de ingresos, al ser una de las actividades económicas de mayor importancia por su aportación al Producto Interno Bruto (PIB), que fue del 2.5% en el año 2021. La actividad extractiva en cuestión sigue generando debate ya que en México y desde luego en nuestro estado, el 60% se realiza a cielo abierto, condición que propicia la erosión y contaminación de los suelos arrasando de manera permanente con la orografía de los territorios en los que se realiza.
Pero a pesar de existir un marco legal regulador con leyes específicas para evitar daños mayores en la naturaleza, como siempre a los dueños solo les interesa la tasa de ganancia que se va obtener. Zacatecas es uno de los principales productores de plata del mundo y tenemos posiciones relevantes respecto a la producción de más de 17 minerales valiosos como oro, hierro, zinc, etc.
Tampoco son una novedad los datos recopilados por la Cámara Minera de México (Camimex), que reportó que del total de proyectos de exploración el 30% es de empresas mexicanas, mientras que el 70% está en manos de capitales extranjeros, mayoritariamente canadienses. Así que nada ha cambiado desde los tiempos de la colonia, llevamos siglos siendo objeto del saqueo, primero de los españoles, posteriormente y hasta la fecha de Estados Unidos y Canadá, que explotan vilmente nuestros recursos naturales y la mano de obra de los mexicanos, dejando destrucción y pobreza notable.
Pero esto viene a cuento porque el día de ayer (20 de junio), se realizó en el Palacio de Convenciones de la capital zacatecana la Reunión Internacional de Minería 2024, evento que congregó a fabricantes, distribuidores y usuarios de este sector, “para el intercambio de conocimientos e innovaciones”, según se dijo. Allí se reconoció a personas de Minera Peñoles, “por su defensa en favor de la minería” y a mujeres por su trayectoria profesional dentro de la empresa.
Me llama la atención que en eventos de este tipo máxime cuando se trata de resaltar la riqueza que se produce en este caso de la minería, se haga a un lado o no se mencione para nada la labor que conlleva el sufrimiento de más de 113 mil familias zacatecanas, que gracias a su esfuerzo diario, tras permanecer durante 10 o 12 horas en las duras jornadas de trabajo, producen enormes cantidades de oro y plata, pero en contrapartida sólo logran salarios de poca monta, provocando que el minero termine su existencia enfermo y en la pobreza.
Por lo dicho, debe reflexionarse sobre la urgencia de elevar los salarios, en concordancia con los beneficios que logran las empresas mineras nacionales y extranjeras, así como el favorecer sus prestaciones; de tomar medidas que brinden seguridad en el trabajo, a la vez que protejan al medio ambiente, etc., y de eso nada se dijo en la convención llevada a cabo en Zacatecas.
En consecuencia, estos asuntos que no figuran en la agenda de los gobiernos – magnates, deben ser emprendidos por los trabajadores del sector que son testigos presenciales de la explotación de los minerales así como de su fuerza de trabajo, lo que podrán lograr mediante la organización en su sindicato, lucha que sea acorde con el crecimiento en la producción y en última caso en la ganancia para lograr una mayor equidad en la distribución de la riqueza producida en Zacatecas y todo México.