Por Marco A. Flores Zavala (Diciembre de 2021)
En la plenitud de la Feria del Libro de Guadalajara, no encontré en la Ciudad de México –recorrí dos librerías de Coyoacán- uno de los best seller del momento: Crítica al poder presidencial, 1982-2021, de Enrique Krauze; para mi sorpresa lo conseguí en el Sanborns de Zacatecas. Los textos –soy cuidado de no clasificar como ensayos- algunos los leí en su momento, otros los miré por primera vez. Los artículos fueron dispuestos inicialmente en la prensa y en revistas, siguen el estilo de don Daniel Cosío Villegas en la trilogía El estilo personal de gobernar, El sistema político mexicano y La sucesión presidencial. El libro y las notas son oportunas en las perspectivas de Krauze, su agente y la editorial, para hacer toc con el gobierno de la actual administración presidencial.
Aquella tarde, cuando compré Crítica al poder presidencial, coincidimos otra compradora de libros y yo en la caja de la librería de Sanborns. Ella –desconozco su nombre- también llegó directo con el joven de la sección y preguntó por Emma y las otras señoras del narco, de Anabel Hernández. Su libro estaba junto a la caja, en una pirámide promocional entre el top ten del lugar –junto a El Italiano y otros que no recuerdo-. Los gestos de gusto y la determinación de comprar me provocaron por días si debía o no ojear el volumen de Hernández. El documento era citado en informativos de radio, notas de cotilleo, comentarios en corrillos y tal –un objeto que configuraba una comunidad lectora-.
Mal que bien, ojee el texto de Hernández –no me va situarlo como reportaje, investigación periodística, entrevistas, crónica-. Me pareció un simple corte, pega de dicen, apareció, lo leí, recortes de prensa, expedientes… cotilleo de un mundo presente en México. El año pasado, por recomendación de un amigo que estudia sociedad civil e implementación de programas de prevención social, leí Hijo de la guerra, de Ricardo Raphael. Aquel y éste me desagradaron, no por las historias y los personajes, sino por las formas de relatar, por la insidia sobre personajes que son descontextualizados y sólo aparecen como parte de los pesares de las realidades. Espero no sea escandaloso que no vaya con las lecturas de la periodista de moda y uno de los articulistas promedio de la esfera pública política.
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Después de meses he vuelto a Netflix. Estoy mirando Anne whit an E. Es un bálsamo –la literatura hecha cine y al revés, siempre será un remanso- la historia de una adolescente peliroja que hace ruta de vida en una isla, en momentos en que el mundo, su mundo y el porvenir requieren de cambios en el status quo. No es Mujercitas, me parece que no está en la tendencia de la literatura adolescente generada por Rowling para el campo editorial y el cine. Mi impresión que es más Austen o algo de las Brontë. Vale mirar lo político en esa serie: un retrato diminuto de la reina Victoria, el tratamiento de las exclusiones y discriminaciones étnicas y clasistas… una comunidad rural sin alcohol…