Por Guillermo Guerrero Viramontes
Desde su fundación hace 47 años el Movimiento Antorchista desempeña su actividad organizativa y política acudiendo a comunidades alejadas de las ciudades o bien en las colonias urbanas para escuchar las necesidades de los habitantes para juntos buscar alguna solución.
Cuando el problema es sencillo y está al alcance de los integrantes del grupo organizado se decide alguna salida, puede ser la cooperación económica o en especie para apoyar a alguien con problemas de dinero, recursos que se usan para la compra de alimentos o medicinas, etc., con lo que se da solución inmediata a alguna situación particular.
Otras veces el asunto se puede resolver con el trabajo voluntario o faena como en el arreglo de un camino, acondicionar una escuela o centro de salud comunitario, etc., sin embargo, la mayoría de las veces se debe acudir a la gestión y a la consecuente lucha para que sea la autoridad quien asuma la responsabilidad ante el conflicto; esto es lo que lleva finalmente a la gestión en alguno o en los tres niveles de gobierno que es donde existen los medios y recursos públicos para su solución.
Como es sabido, en el país existe una gran desigualdad y pobreza que afecta a la mayoría de mexicanos a pesar de la política de entrega de ayuda monetaria que implementó el gobierno federal de Andrés Manuel López Obrador.
La semana pasada el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dio a conocer que en México el porcentaje de ciudadanos en situación de pobreza pasó de 41.9% a 43.9% de la población entre 2018 y 2020, estamos hablando que de 51.9 millones que había en 2018, pasaron a 55.7 en 2020, es decir, tenemos ya con la 4t 3.8 millones de mexicanos más en condición de pobreza.
Pero no es todo, según las mismas estimaciones la pobreza extrema con López Obrador en el gobierno pasó del 7 al 8.5% entre 2018 y 2020, un incremento de 2.1 millones de mexicanos más, cantidades que no son aceptadas por el presidente que antepone siempre su visión triunfalista a la realidad. El
En resumen, el Coneval identificó que 55.7 millones de mexicanos se encuentran en pobreza, sin embargo, en entrevista con el Canal6tv, Julio Boltvinik, investigador del Colegio de México aseguró en 2020 que la cifra real de mexicanos en pobreza ascendió a 96.6 millones.
Por lo analizado tanto a nivel nacional como local y con lo que se puede observar en el día a día, se deduce que el incremento en la pobreza tiene que ver en buena medida, con la grave crisis económica por la pandemia de Covid-19 provocando el desempleo, aumento del ambulantaje, en los semáforos de la ciudad se multiplican limpia parabrisas y malabaristas, mientras que otras personas se dedican a reciclar latas, PET o cartón con tal de asegurar un ingreso económico para su familia.
¿Y ante esta problemática qué se debe hacer? Los Antorchistas consideramos que los grandes cambios que requiere México no pueden derivarse de ocurrencias o de la creencia de que el problema principal de este país es la corrupción y que se pueden eliminar por decreto y para eso hemos planteado un modelo resumido en cuatro puntos:
1. Generación de empleo para todos los mexicanos que quieran trabajar; de esta manera generaremos riqueza que podrá ser mejor distribuida e impulsaremos el crecimiento económico y el consumo.
2. Que los salarios recibidos por los trabajadores sean remuneradores; es decir, que alcancen para satisfacer las necesidades de los mexicanos; sin lujos, pero que alcancen con suficiencia para ti y para tu familia.
3. Para que el Estado se haga de recursos se propone una reforma fiscal progresiva, es decir, que paguen más impuestos quienes tengan más dinero, pues hasta hoy todos los gobiernos, incluido el de la 4T, han favorecido a las grandes empresas nacionales y trasnacionales no cobrándoles los impuestos que deberían; pero al pueblo sí que le cobran impuestos de todo tipo.
4. De lo recaudado se requiere una reorientación del gasto social, de manera que se beneficie a las clases más desprotegidas, pero no dándoles dádivas, dinero en efectivo o limosnas oficiales, como hace la 4T sino, por el contrario, dirigiéndolos a obras y servicios que beneficien al pueblo: hospitales, vivienda, carreteras, transporte público, etc., que darán empleo a muchos mexicanos y activarán el desarrollo.