Pocas veces me he acercado a la literatura de ciencia ficción. Mis conocimientos de autores que abordan este género son nulos y mucho más si a mexicanos se refiere. Sin embargo en la pasada FIL de Guadalajara escuché a un escritor reseñar su libro de relatos de este corte con tanto gusto que no pude más que adquirirlo. Me refiero a Bernardo Fernández mejor conocido como BEF y su libro de cuentos reunidos Escenarios para el fin del mundo (Océano 2015).
BEF incursionó en la literatura, según sus propias palabras, de la manera “más contracultural” posible: escribiendo literatura de ciencia ficción. Él junto a otros camaradas, entre los que destaca el guitarrista de Café Tacvba, Joselo Rangel, publicaban sus relatos en una revista under que daba prioridad a este tipo de temáticas. De esos tiempos, décadas de los 90, surgen algunos de los cuentos que conforman Escenarios para el fine del mundo.
Me había acercado a BEF poniendo atención sobre todo a sus novelas de corte policiaco: Tiempo de alacranes, Hielo negro y Cuello blanco, serie protagonizada por la célebre detective Mijangos, pero gratísima fue la sorpresa al haber leído ahora Escenarios para el fin del mundo. El volumen se compone de más de una quincena de cuentos que van de los subgéneros cyberpunk, pasando por el steampunk y las space opera, hasta el terror.
El libro abre con “Siete escenarios para el fin del mundo y un final final” que podría decirse es como un intro al resto de la obra. Un relato de corte apocalíptico que precede al genial “Las últimas horas de los últimos días” otro texto también apocalíptico narrado en primera persona femenina que da cuenta de dos adolescentes, dos skates enamorados que esperan en una decadente ciudad de México, el fin del mundo. En su andar duermen en hoteles abandonados, comen de las tiendas saqueadas y se conducen en automóviles olvidaos en el camino. No importa que el mundo estalle, están juntos de la mano, es lo que importa.
También destaco “Cero tolerancia” un cuento sobre la intolerancia de la ultraderecha en México, fue escrito para las elecciones del 2000 y tiene como protagonistas a dos amigos que se dirigen a una manifestación mientras platican sobre los refuerzos del equipo Atlante. La manifestación es disuelta por grupos de choque ultraderechistas y ellos corren el peligro de no volverse a ver.
“Wonderama” es otro gran cuento que aparece en este libro de BEF. Habla de cómo fue la vida cotidiana en los 70´s, a través de la relación de un niño con su padre y de la utopía que los comerciales televisivos creaban. En él aparecen productos entrañables que vendían en las tienditas de la esquina pero también Chabelo rifando avalanchas. El cuento vuelve a aparecer en ese fatídico 2015 en el que este personaje eterno de la televisión se retiraría.
Completan la colección “La sangre derramada por nuestros héroes”, una historia fantástica que reúne al temible científico nazi Menguele y gorilas en una guerra bacteriológica en Brasil. Luego viene “La bestia ha muerto” un relato steampunk ubicado en el segundo imperio mexicano en el que un avance tecnológico modifica el curso de la historia protagonizada por Juárez y Maximiliano. Divertido es también “Bajo un cielo ajeno” un homenaje al migrante mexicano que “hace los trabajos que ni los negros quieren hacer” (Vicente Fox dixit) sin embargo ambientado no en Estados Unidos sino en Marte, donde un paisano Oaxaqueño trabaja de ilegal y manda remesas hasta su tierra natal.
Y cierran el volumen los quizá son para mí dos de los mejores cuentos del libro: uno de ellos se titula “El llanto de los niños muertos” y el otro “Leones”. El primero, una historia de terror con guiños rulfianos que narra la historia de una niña poseída sexualmente por el demonio. Por su parte “Leones” también es de corte apocalíptico y plasma una invasión de felinos a la ciudad de México en la que perecen civiles y políticos corruptos. Genial.
La editorial Océano logra un gran acierto al publicar esta especie de “lo mejor” de los relatos de BEF quien sigue poniendo a la literatura de ciencia ficción en un escaño importante en el panorama nacional y no ya como un género sotanero. Escenarios para el fin del mundo nos traslada a futuros nada aberrantes, pero sobre todo nos hace pasar un muy buen rato. Es un buen libro para iniciar el año leyendo.