Con un espectáculo de gala, caracterizado por cantos, música de violín, tambores, acordeones y guitarras, se presentaron Polonia, Islas Guadalupe y el estado de Hidalgo en el teatro Ramón López Velarde, dentro de las funciones del sexto día de actividades del Festival Zacatecas del Folclor Internacional “Gustavo Vaquera Contreras”.

 

Los cuadros dancísticos que se presentaron provocaron un hermanamiento con más de un centenar de zacatecanos, quienes conocieron las formas de vida, los roles sociales y los usos y costumbres actuales e históricos de tres diferentes regiones del mundo. El primero en abrir plaza fue Polonia. Sus diferentes cuadros de baile se distinguieron en todo momento por un acompañamiento de canciones en su idioma, todas ellas acompañados de música de grupo e interpretadas por las y los bailarines del Azt Politechnika.

Este grupo, que tiene 33 años consecutivos formando en la danza a niños y niñas de aquel país, cuenta con el reconocimiento más importante en danzas folclóricas, el cual es otorgado por el Comité Internacional de Organismos de Festivales del Folclor y las Artes (CIOFF).

 Con cuatro tambores tocados a mano emulando un ritmo acelerado, canciones en francés y bailes que muestran la vida de las campesinas de Islas Guadalupe, se presentó el Ensamble Folclórico Viard Nouvell, provenientes del Caribe, de una región geográfica donde el clima promedia anualmente los 30 grados centígrados.

Los ritmos efusivos de manos y pies, así como la historias que contaron a través de la música y el baile, fueron motivo de que en diferentes momentos de su presentación el público se uniera con aplausos a la música que nacía en los tambores.

Finalmente, con su primera participación en esta fiesta de la música y el folclor, el estado de Hidalgo presentó un proyecto dancístico muy particular, en el cual destacan bailes prehispánicos, modernos y contemporáneos.

Ésta es otra de las funciones altruistas que realiza el Festival Zacatecas del Folclor Internacional “Gustavo Vaquera Contreras”, en la que los fondos recabados se destinan en su totalidad a una casa de beneficencia pública; en esta ocasión el favorecido fue el Asilo de Ancianos “La Divina Providencia”.