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El Ayuntamiento de Chihuahua hizo efectivo el depósito que los Tigres del Norte dejaron como garantía en caso de que el grupo mexicano tocará en el palenque de la feria de santa Rita, los llamados narcocorridos.
La multa aplicada fue de medio millón de pesos; es decir, que sí interpretaron varios de los temas con los que alcanzaron la fama de la que gozan. El público asistente, seguramente fans de la familia Hernández nativa de Sinaloa, que conforman uno de los grupos musicales más exitosos del país, pidieron las rolas en las que se narran baladronadas de criminales del centro y norte de México.
Avanzada la noche y al calor de las bebidas espirituosas que se venden por galones desde que se entra a las instalaciones de la feria, con más razón dentro del mismo palenque, la raza que paga una muy buena lana por ver a los Tigres del Norte y otra feriesota por el alcohol que consumen, resulta una combinación natural para envalentonarse y entonar Camelia la texana, la fuga del rojo, el dos de oro, el jefe de jefes y otras tantas que la gente corea a todo pulmón.
Todos los grupos musicales e intérpretes solistas que se presentan en las ferias del estado de Chihuahua, cuyo repertorio cuenta con lo más graneado del género del narcocorrido, deben apoquinar con un depósito en garantía de quinientos mil varos por si acaso violan el reglamento municipal. Así de dura es la norma en Chihuahua, para evitar la apología del delito.
Apología del delito; es un término que se usa frecuentemente en el lenguaje jurídico (habitualmente en el ámbito del derecho penal), y tiene que ver con la defensa a ideologías controversiales. Define el diccionario popular Wikkipedia.
Esta frase también forma parte de los discursos de los políticos mexicanos, muy socorrida por los priístas; de hecho o literal, muletilla muy utilizada en estos tiempos; fue durante la administración de la tragedia del Aeroshow (2013) cuando el cabildo aprobó la prohibición de interpretar narcocorridos en los palenques. La medida, justificaron, llevaba como fin el prevenir y/o disminuir la violencia en la ciudad capital.
A la medida se sumaron estaciones de radio, las que consideraron, después de varias décadas, la necesidad de aplicar tal medida en aras de no influir de manera negativa en las nuevas generaciones. Si no me equivoco, otras ciudades replicaron la prohibición.
Cabe destacar que en el año que se aprobó la prohibición existía una calma relativa en las calles. Por acuerdo entre grupos criminales y el gobierno, insinuaron algunos; por la eficacia de atrapar criminales de alto rango y sin disparar un solo tiro, se ufanaban las autoridades federales de entonces. El caso es que el titular del poder ejecutivo estatal (CDJ) y el munícipe (MAQ) alardeaban de encarar la apología del delito, al desterrar los narcocorridos de los palenques.
Se desconoce si hubo algún diagnóstico, análisis o estudio que soporte o respalde dicha prohibición. Ninguna autoridad ha presentado hasta el día de hoy prueba alguna que demuestre la relación de escuchar narcocorridos con las ejecuciones o la violencia. Existen investigaciones completas de la relación que guarda el consumo de alcohol con la violencia y los accidentes viales, o el consumo de estupefacientes con robos, pero no de la incidencia de este género musical con los ajustes de cuentas entre grupos criminales.
Falta información con respecto a ilícitos cometidos por asistentes a palenques que hayan escuchado narcocorridos o, si hay relación con el incremento de ejecuciones y delitos del fuero común. No se sabe a ciencia cierta si los pistoleros, para cometer homicidio, se inspiran en la música de los Tigres del Norte, Los Huracanes, Los Tucanes, Grupo Pesado, Banda MS, Calibre 50, Gerardo Ortíz, el Komander, Ramón Ayala o cualquiera que se les ocurra. No, no se sabe.
En lo particular, cuando escucho el himno nacional, y lo digo con todo respeto, se me enchina la piel. En sus estrofas se ensalza el valor de los compatriotas que se la rifaron por nosotros; ahí también se acentúa la fiereza para tomar las armas y acabar con el enemigo, pero no por eso tomo un fusil y voy a darle en la madre a cualquier turista extranjero que se pasee por nuestro territorio.
Recuerdo además, que en las dos campañas para gobernador del actual titular ejecutivo estatal de Chihuahua, la del 2004 y la del 2016, amenizaron en los cierres de campaña Pesado y Tucanes de Tijuana, respectivamente. Entonces nadie se escamó.
Si la autoridad, atendiendo su obligación de brindar seguridad y paz a su pueblo, está convencida de que los narcocorridos influyen y alientan a cometer crimenes, obvio es que prohíban a los adolescentes y jóvenes a escuchar este género musical. Y cuando cito a nuestros muchachos y muchachas, me refiero a todos los estratos sociales, porque es muy, pero muy común que la muchachada que sale de los centros educativos, circulen sus autos, sean de la prole o de lujo, a todo volumen escuchando esta música. ¿A poco se les multaría por desafiar el reglamento?.
Si la mula es arisca, ¿pa q le siguen jalando la cola?. Solución simple: fichen a todos los asistentes al palenque que vayan a deleitarse con artistas y grupos musicales de narcocorridos. Tómenles foto y capturen sus huellas digitales, como nos hace la migra a los mexicanos cuando vamos a cruzar al otro lado; así será más fácil atraparlos si después de chutarse un concierto apológico se les ocurre imitar las hazañas de algún criminal.
Para acabar pronto, si lo que se quiere es censurar los narcocorridos, ya es tiempo de fusionar el teatro del pueblo con el palenque. Que se contrate a Tatiana, el quinto reencuentro de Menudo, Góspel y todo aquello que satisfaga el fino oído de las cultas autoridades. Así se evita la tentación de que alguien quiera emular a Chito Cano, Camelia la texana o al gato de Chihuahua.
P.D. A los que si se debería erradicar son a los HuaChuihuahuacoleros de los tres poderes que se están hinchando de billetes con los salarios mejores pagados del estado.