- El papel terrenal de las iglesias por una mejor democracia.
- La separación Estado/Iglesias y la libertad de cultos base de la sociedad.
- Los jesuitas en Zacatecas y su herencia cultural.
En una sociedad regida jurídicamente por un Estado laico, en donde la libertad de cultos es premisa básica, la visita de Papa Francisco a nuestro país, cobra relevancia en una etapa en que la ineficaz democracia tardía, carcomida por la corrupción, con partidos altamente desprestigiados y carente de liderazgos morales, se desplaza por el sendero sin rumbo del pragmatismo, alejada de los valores de la justicia.
La gira diplomática que con carácter de representante del Estado Vaticano realiza el Papa Francisco por la República Mexicana ha generado fuertes expectativas y un horizonte emotivo de esperanza, frente a los grandes problemas y retos que enfrenta la Nación. Difícil será desligar ésta presencia de las implicaciones políticas para el país.
Jorge Mario Bergoglio, el Papa 266 en la tradición de la sucesión de San Pedro, el primero no europeo en mil 300 años de historia, el pontífice que en corto tiempo ha roto paradigmas eclesiásticos y sociales, arribará a México en un periodo en que se ha forjado <en el mundo> una nueva relación entre religión y política, que ha conducido a dar vida al fenómeno que el sociólogo francés Gilles Kepel (1955…) ha denominado “La Revancha de Dios”, debido a que nada en esta fase de globalización puede en las naciones explicarse al margen de la influencia de los procesos religiosos.
La conformación de esta renovada concepción sobre política y religión, que ha erosionado la tradición del laicismo decimonónico, a lo que ha contribuido el trabajo pastoral del Papa Francisco, revela también la vacuidad de las seculares utopías liberal o marxista que en occidente ha adquirido al rasgo de egoísmo consumista y que en los países socialistas se ha traducido en la gestión de una cultura autoritaria y represiva que ha marcado el olvido de la sociedad humanista. Eso tal vez, en una añadidura cultural de inusitadas consecuencias, es lo que ha ocasionado el gradual descongelamiento del viejo petrificado comunismo cubano, lo que originó de paso ya la caída de simbólicas banderas de falsos líderes mesiánicos en México.
El llamado peregrino de la humildad, el aliado de la causa de los pobres, el reformista, el primer jesuita en el papado, aun antes de su llegada, ha sacudido con un rotundo cuestionamiento lapidario a la corrupción que prevalece en el sistema político mexicano, su proclividad a la violencia y el secuestro de que ha sido objeto de parte de las mafias de los cárteles del narcotráfico; pero también esta presencia del Obispo de Roma se ha traducido en una tácita crítica a lo que las religiones –entre ellas la católica- no han hecho para conformar una sociedad más equitativa y justa.
LA IMPORTANCIA DEL LAICISMO EN LA FORMACIÓN DE LA NACIÓN MEXICANA.
La llegada a México del Papa Francisco, el líder religioso de más de 2 mil 200 millones de seres humanos en el planeta, tendrá que refrescarnos la memoria sobre el relevante significado que en la forja de nuestra Nación a través de la historia ha tenido el principio de la separación Estado/Iglesias y el espíritu de la libertad de cultos, postulados que se encuentran consagrados en nuestra Carta Magna.
En una sociedad nacional como la mexicana donde coexisten en un gran marco de pluralidad y diversidad cultural más de 8 mil asociaciones religiosas con registro oficial, el laicismo es parte de la soberanía del país, garantía a su vez de los derechos humanos fundamentales. Y eso no hay que olvidarlo, para impedir que los radicalismos y la intolerancia sean detonantes de fratricidas confrontaciones.
Por eso, menester resulta poner límites racionales a los fundamentalismos extremos. Ni un “sí” absoluto al nihilismo planteado por Federico Nietzsche, quien proclamó en 1883, para escándalo de la sociedad de su tiempo, “la inexistencia de dios”, en su obra “Así Hablaba Zaratustra”; pero tampoco permitamos los absurdos de un totalitario estado teológico, en manos de las iglesias.
Las religiones como prácticas de las tradiciones de fe, en una democracia tardía como la que experimenta nuestra sociedad, lo menos que puede hacer, para ejercer una función terrenal, es convertirse en vehículo de promoción de la dignidad y el respeto a los seres humanos. La visita del Papa Francisco, debiese contribuir a eso y a profundizar el compromiso con los valores de la equidad, la igualdad y la justicia. De lo contrario, las religiones no estarán cumpliendo con su misión superior.
LA COMPAÑÍA DE JESUS, EL PAPA Y LOS JESUITAS EN ZACATECAS.
El Papa Francisco, argentino de nacimiento e hijo de migrantes europeos, es el primer jesuita que en la historia de la humanidad llega a cumplir con esta misión relevante como líder moral de los católicos del mundo. Esta orden religiosa arribó a la Nueva España en 1572, y en el caso de Zacatecas permaneció por más de 150 años. La Compañía de Jesús cumplió con una nobilísima función, entre otras cosas, dedicada a la fundación de innumerables instituciones educativas y culturales.
En Zacatecas los jesuitas dejaron una huella cultural imborrable que se suspendió con la expulsión de la orden en 1767. Solo recordemos que El Colegio de San Luis Gonzaga es creación de La Compañía de Jesús, por autorización de los Reyes de España, en 1765. Esta institución es el más remoto antecedente de lo que hoy es la Universidad Autónoma de Zacatecas. Y como esa, hay muchas otras realizaciones civilizatorias que se pusieron al servicio de la sociedad.
La religión católica es también, por ese y otros motivos, fuente de construcción de identidad cultural de la sociedad contemporánea.