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El expresidente Felipe Calderón reaparece con fuerza en la escena política. Con el argumento de apoyar a los candidatos del PAN a los diversos puestos de elección popular, “es mi deber”, apuntó; el michoacano recorre el país entero.
Tras entregar la presidencia a Enrique Peña Nieto, Calderón Hinojosa puso tierra de por medio y se fue a Boston, concretamente a la Universidad de Harvard para impartir cátedra. Atrás dejó una estela de reclamos por el impresionante número de muertos resultado de la guerra no declarada contra el crimen organizado, cifras ya igualadas o rebasadas por el sucesor EPN, según datos de medios y revistas serias.
Durante el tiempo que se refugió en la Universidad norteamericana, destino favorito de los políticos mexicanos, el ex mandatario fue blanco de críticas por parte de destacados egresados y alumnos que cuestionaban la brutalidad y la violencia en su sexenio y el grave daño colateral a inocentes como consecuencia de ello. También organismos civiles de los derechos humanos presionaron para que la corte penal internacional admitiera la denuncia por delitos de lesa humanidad en contra de FCH.
Ni uno ni lo hizo mella en la persona del expresidente, como tampoco prosperó, ni de chiste, la denuncia que la expresidiaria francesa Florence Cassez, acusada de plagiaria y liberada por el gobierno peñista, interpuso por presunto daño moral. Las espaldas de Calderón están blindadas desde los pinos, como suspicaz acuerdo.
Lo que sí ha escalado, al menos mediáticamente, es el activismo político hacia el interior del PAN. Primero fue a través de Ernesto Cordero que sucumbió ante Gustavo Madero por la presidencia nacional panista; después fue a través de Margarita Zavala, su cónyuge, a quien Felipe impulsó por la candidatura plurinominal a una diputación federal. En ambos casos Calderón recibió soberanas derrotas frente a su principal enemigo interno. Lo que organismos civiles y críticos a ultranza del expresidente no obtuvieron, sí lo consiguió Madero.
Después vendrían algunas escaramuzas y amagues de fundar un nuevo partido político por parte de Calderón, en respuesta a la exhibida que los maderistas acomodaron a la exprimera dama. Sin embargo, en vez de concretar la fractura, el michoacano ha reaccionado de manera objetiva y cambió los descalabros de Cordero y Margarita, por el beneficio de reactivarse entre la militancia y reposicionar las estrategias de sus huestes con miras a competir nuevamente por la dirigencia nacional del partido y la candidatura presidencial en 2018, para Margarita, claro está.
Por lo pronto el también exdiputado federal y exsecretario de energía, aparentemente sin las presiones de tener que comparecer ante una corte por las miles de muertes que dejó la controvertida guerra contra el crimen organizado, y sin ninguna duda razonable de corrupción durante su mandato, Calderón Hinojosa recorre las principales plazas políticas del país, robándole cámara a personajes como Diego Fernández de Ceballos y al mismo Madero.
Como ningún expresidente, FCH hace campaña abierta, y eso ya tiene nerviosos a los maderistas, que entre otras cosas, peligran de quedarse sin la coordinación parlamentaria federal, en el caso de que Margarita Zavala repunte y gané la interna, ya que es atribución del dirigente nacional nombrar al coordinador parlamentario.
Ante este inusual escenario, ¿por qué Calderón hace como que su pasado reciente no lo persigue?; será el silencio (¿cómplice?) de los pinos con respecto a los abusos cometidos por excolaboradores del expresidente, de los cuales ninguno ha sido acusado formalmente o se les ha abierto expediente, por el contrario, personas como José Antonio Meade y Eduardo Medina Mora, exsecretarios del gabinete de Felipe, han recibido respaldo desmedido del gobierno peñista, y José Ángel Córdova (otro exsecretario) fue designado candidato del PRI-PVEM a la alcaldía de León.
¿O será acaso que en el sentir popular se percibe al gobierno de Calderón como mejor, o menos peor, comparado con el Peñato?, y eso lo sabe el michoacano por eso el abrirse descaradamente a hacer campaña con sus correligionarios.
Como sea, a Felipe Calderón se lo ve muy activo, y hasta contento recorriendo el país. Sin embargo hay que decirlo, todavía es muy temprano para medir si esa exposición mediática le abona a las pretensiones de Margarita Zavala, o si este activismo despertará las envidias de Peña y sus colaboradores relanzarán las acusaciones por los miles de muertos inocentes que aún esperan justicia.
Por otra parte, de lo poco o mucho que el expresidente Calderón puede presumir es de haberse sacudido a algunos de sus más cercanos colaboradores, los que por nuevos intereses o ardores de gabinete, se alejaron de él, tales como: Ulises Ramírez que dio el bandazo al establo de Madero; Salvador Vega que siguió el mismo camino de Ramírez; de Julio Castellanos que se fue a apoyar al candidato de los pinos en Michoacán, Silvano Aureoles, por rende en contra de la Cocoa Calderón, hermana de Felipe, y abanderada panista al gobierno de su estado.
Falta poco para la elección del 7 de junio, es entonces cuando se podrá ver con claridad que tan conveniente ha sido la reactivación política de Felipe Calderón, y si Madero está dispuesto a compartir los resultados. Por lo demás, sería ingenuo soslayar el colmillo y agudeza del exmandatario.
P.D. Donde debe poner mayor atención Margarita es hacía el interior de la estructura con la que pretende la presidencia del partido y eventualmente la candidatura presidencial, porque tanta diva a su alrededor solo el espantan las simpatías.