GOBERNADORES, SU ESTRUCTURA DE PODER Y ELECCIONES

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Por Manuel Ibarra Santos

 

El candidato presidencial que pretenda ganar las elecciones del primero de julio próximo tendrá que pasar de la etapa actual del triunfo en las percepciones ciudadanas otorgado por las encuestas, al control efectivo de las estructuras de promoción del voto en las urnas.

Existe un grupo de actores políticos, entre los que están los gobernadores de las Estados, cuyo trabajo será crucialmente determinante, en razón de que cuentan con una fuerza extraordinaria de influencia económica y territorial en la democracia clientelar mexicana.

El triunfo presidencial en los próximos comicios tendrá que pasar necesariamente por la conquista geográfica y territorial de las entidades que mayor cantidad de votos aporten en las elecciones.

Los gobernadores de los Estados podrán optar por alguna de las dos siguientes opciones: primero, ser respetuosos del derecho a la expresión del voto ciudadano, que debe ser una condición sine qua non, sin generar ninguna interferencia; y segundo, pactar la gobernabilidad democrática de su territorio.

De acuerdo a cifras oficiales, sólo nueve (9) entidades de la República estarán aportando en conjunto más del 56 por ciento de los votos en las elecciones y son el Estado de México, CDMX, Veracruz, Jalisco, Puebla, Guanajuato, Nuevo León, Michoacán y Chiapas.

El Estado de México aportará el 12,8% de los sufragios, CDMX el 8%, Veracruz el 7%, Jalisco el 6.4% y Puebla el 5,3% de los votos. Estas cinco entidades que forman el corredor del triunfo o la derrota electoral, concentran el 40 por ciento de los votos del país.

Zacatecas, según datos del INE, sólo contribuirá con el 1.4 por ciento de los votantes, en relación con el padrón electoral nacional.

Lo que hay que destacar, contrario a lo que pudiera decirse, es que el gobernador Alejandro Tello, producto de su experiencia, se ha convertido en un experto operador político/electoral, como lo demostraron ya los procesos en donde ha participado como coordinador y/o como candidato, por lo menos en cuatro comicios, en donde en todos ha salido triunfador. Por lo tanto, no hay que menospreciarlo.

 

GANAR PERDIENDO EN ZACATECAS:

 

En los más recientes tres comicios presidenciales, nuestro Estado ha registrado extraordinarias y singulares experiencias.

En el año 2000 Zacatecas contaba con un gobierno perredista y este partido (PRD) perdió tres de cinco distritos electorales, con Ricardo Monreal. El territorio zacatecano se pintó tricolor, cuando en 21 entidades el voto azul llevó a Vicente Fox a la presidencia del país.

El gobierno perredista zacatecano del 2000, hay que decirlo, ganó perdiendo, debido a que los triunfadores priistas en los distritos electorales se transformaron ya en el ejercicio legislativo en inusuales aliados del entonces Ejecutivo Estatal. Eso además permitió al gobernador Monreal reconfigurar las fuerzas políticas y sacudirse aquellos grupos que le estorbaban.

En la elección federal del 2006, cuando llega Felipe Calderón al poder, el voto amarillo ocupó la mayoría de los espacios de Zacatecas, aunque el distrito electoral de Jerez lo conquista el Partido Acción Nacional.

En los comicios presidenciales del 2012 que dan el triunfo a Enrique Peña Nieto, Zacatecas regresa a la tradición del carro completo y el PRI gana los cuatro distritos electorales.

EL NUEVO ESCENARIO:

Las elecciones del 2018 plantean un contexto de profunda pluralidad, con un escenario que será democráticamente atípico. El papel del gobernador Alejandro Tello será fundamental para mantener en Zacatecas el principio de gobernanza.

Pero bien, quien pretenda ganar la presidencia de México tendrá que pasar de la mayoría abrumadora en la percepción ciudadana, a la movilidad del control del voto en las urnas. Aquí estará el secreto para ganar o perder.

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