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Debe ser muy difícil para los gobernantes contener el voraz apetito por controlar los tres poderes e imponer su criterio por encima de la pluralidad e inclusión que tanto presumen de los dientes para afuera.
Apenas estamos conociendo, porque son tiempos de linchamientos calculados, de las barbaridades cometidas por tres de los exgobernadores más cuestionados del peñato. Por cierto, no son los primeros porque en la impunidad quedaron José Murat, Ulises Ruíz, Tomás Yarrington, Manuel Cavazos Lerma, Eugenio Hernández, Mario Marín Torres, Arturo Montiel Rojas y Fidel Herrera Beltrán.
A los antes mencionados, incluidos los de moda: Javier Duarte, César Duarte y Roberto Borge, los une la transa grande, la violación a los derechos humanos, el abuso del poder y el sometimiento a voluntad del poder legislativo y judicial de sus respectivos estados donde hicieron y deshicieron sin sufrir mayores consecuencias que no haya sido una quemada mediática.
Con estas tristes historias que se repiten una y otra vez, so pena de ser utilizadas por la reciclada oposición en turno para dejarse ir con todo durante los procesos electorales cuando el PRI es gobierno, parecen no espantar los demonios que habitan dentro de las paredes de los palacetes de gobierno que deleitan y seducen a los más sedientos demócratas, a los que corteja y abraza con los mismas fórmulas que a los defenestrados priístas.
En el caso particular, el del gobernador de Chihuahua, Javier Corral Jurado, con apenas un mes de haber protestado el cargo, ya controla al PAN, el partido que uso de soporte para ganar la contienda electoral e, Intentó hacerse de la Universidad Autónoma de Chihuahua, que dicho sea de paso, es un reducto de sultanes que dilapidan año con año más de 2100 millones de pesos.
Aun y cuando el PAN representa la primera minoría en el congreso local, Corral trató por todos los medios de imponer a una incondicional en la coordinación parlamentaria; no lo consiguió, pero sí obtuvo la presidencia de la mesa directiva.
Durante el proceso de entrega-recepción del gobierno del estado, el actual gobernador amenazó con desmantelar la cúpula del poder judicial que a su juicio, representa un grave obstáculo para la impartición de justicia, toda vez que 13 magistrados “electos” en el 2014 por todas las fracciones parlamentarias, incluida la panista, fue producto de una de las negocias más vulgares y obscenas de las que se tengan memoria en Chihuahua.
Es tal la ansiedad del gobernador, con razón o sin ella, por terminar con una de las herencias malditas del duartazo, que la legislatura actual, en voz del primer pastor, cede por segunda ocasión en menos de cinco semanas, a los caprichos del mandatario estatal. Es esta ocasión a través de una iniciativa de decreto para mandar a la calle a los magistrados indeseables concebidos en las tinieblas del sexenio anterior.
Pero lo que realmente me parece el colmo de la codicia de este incipiente gobierno, es la sentencia que hiciera Javier Corral apenas el pasado sábado 5 de noviembre en la sede del PAN estatal. Durante su intervención y en su carácter de consejero vitalicio, Corral Jurado destacó que «Detrás del supuesto independiente hay una simulación política»; “Ya supimos que detrás del supuesto independiente no hay más que un proceso de simulación política, un proceso de componenda de los más altos niveles, vamos a recuperar Juárez”; lapidó refiriéndose a edil de ciudad Juárez, Armando Cabada.
Esta actitud temeraria y arrogante del gobernador me preocupa en demasía. Independientemente de las profundas diferencias que guarde con el alcalde fronterizo en relación a la conformación de sus respectivos equipos de gobierno (ambos cuentan con verdaderas fichitas dignas de los gobiernos tricolores), no debe ser motivo para elevarlo como una meta personal, por el contrario, el mandatario estatal es el primer obligado en ejercer el respeto a la diversidad de pensamiento y de opinión.
La responsabilidad que le otorgaron los chihuahuenses es para que la ejerza con sensatez, mesura y prudencia, no para satisfacer apetitos personales ni venganzas. ¿A qué nos atenemos los ciudadanos de este estado cuando el gobernador consume tiempo valioso para ordenar las finanzas y la inseguridad, en pleitos dogmáticos y en falsas quimeras?.
Realmente no entiendo qué es lo busca Javier Corral; ¿para qué quiso ser gobernador?. Confieso que me intrigan sus contradicciones. Recién se reunió con los ediles y diputados electos del PAN, les pidió que no buscaran la reelección; días después, defiende la integración de su gabinete con personas ligadas a Morena, al Barzón y otros grupos de activistas. Ahora se enrolla de nuevo en la bandera panista para denostar al alcalde de Juárez y reclamar un resultado electoral a futuro.
Me parece que existe un verdadero descontrol en las prioridades del gobierno de Chihuahua pero más me preocupa que desde su toma de protesta como gobernador, Corral no ha demostrado ser distinto a César Duarte.
P.D. Sopla un viento frío con un tufillo a intimidación y persecución, como ya lo hicieron antes.