20:00 horas,jueves 22 de octubre. La llamada telefónica de mi amigo Francisco Esparza Acevedo fue contundente: “ya sabes la noticia, se mataron Tomás Torres y Humberto Godoy en un avión, la información está confirmada”. Vino un silencio sepulcral.
Hasta esa hora (las 8 de la noche), la información con que disponía se reducía a quehabía estrellado un avión del empresario Godoy Castañeda, aunque nunca imaginé que ahí viajaban dos buenos amigosa quien traté como Director de El Sol de Zacatecas (2000-2009).
Sin el permiso, pero con el afecto,usaré el espacio que amablemente me otorga el Director General de El Diario NTR, Enrique Laviada para expresar con propiedad unas líneas muy sentidas sobre el deceso del político y el empresario.
Hoy,dejaré de lado, la crítica y el análisis que semana a semana realizo. Los acontecimientos obligan a recordar a dos zacatecanos que trascendieron, y a quienesconocí y traté. Haber sido Director de un medio permite esa dualidad.
Periodísticamente, Tomás Torres Mercado era imprescindible. Sus declaraciones daban la nota. Lo entrevistéen varias ocasiones. El abogado y político, siempre fue fino, atinado, prudentey visionario. Siempre. Muy cerca de ser un caballero de la política.
A Humberto Godoy, lo traté como empresario, era clientedel periódico, luego, tuve la oportunidad de conocerlo como amigo, coincidí en algunos eventos con él yconocí a su familia. Esto último tuvo un enorme valor para mí.
Las entrevistas periodísticas con Tomás siempre fueron intensas, sin censura, sin tapujos, sin línea, no había la necesidad de condicionarlas. No faltó la pregunta incómoda como tampoco la respuesta determinante, pero nada que no pudiera publicarse. Las diferencias de visión no faltaron.
Aquellas conversaciones…
Con Humberto se podía hablar de todo y de todos. Bueno casi de todo. Antes de toda conversación se hacía indispensable un trajo,que dizque pa´ agarrar valor. Aunque para ser franco luego eranbastantes los tragos y el valor nunca llegaba.
Hablar de Tomás y de Humberto como político, empresario y amigos no es sencillo. Hoy lo hago,midiendo las palabras, a manera de reconocimiento y gratitud, a pesar que en los últimos años los dejé de ver (bueno, nos dejamos de frecuentar). Sólo coincidimos ocasionalmente.
El pasado sábado les rindieron un homenaje. Ese día, un buen amigo me preguntó que si acudí a misa y al homenaje, mí respuesta fue que no, le dije respetuosamente que cada quien recuerda a sus seres queridos, a sus amigos, a su manera. Respetable, tanto los que acudieron como los que no, creo.
En lo particular, he preferido recordar a Tomás y a Humberto por las conversaciones que tuvimos, por las aleccionadoras veladas, por las giras acompañando a algún gobernante, por las diferencias de ver la vida, la política yel poder, etc. ¡Ah! y por los tragos, claro.
El reconocimiento y la gratitud sonpor siempre. A Tomás, por el interés periodístico y las charlas amenas, a Humberto, por el interés comercial y la amistad que brotó después. Amén de las anécdotas de aquí y en giras por EU. El espacio se agotó y lo vivido fue demasiado.
¡Descansen en paz amigos! Hasta siempre, hasta pronto. Algún día nos encontraremos para seguir conversandosobrelos temas que dejamos pendientes…Mi solidaridad sincerapara sus familias, esto incluye a la de los pilotos que también murieron.
Del archivo personal:
Cuando un amigo se va/ Queda un espacio vacío / Que no lo puede llenar, la llegada de otro amigo.
Es tan sólo una opinión.
(*) Periodista
Maestro en ciencia política