Por Marco Antonio Flores Zavala

El gobernador J. Trinidad Cervantes

El 9 de noviembre de 1914, el general J. Trinidad Cervantes Román asumió el cargo de gobernador provisional del estado de Zacatecas. Él fue nacido en la villa de san Juan Bautista del Teul, en 1871.

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El nombramiento de Cervantes fue una acción orquestada en el seno de la División del Centro. Dispuesta la designación en la línea del gobierno de la Convención, el presidente Eulalio Gutiérrez ratificó a Cervantes como gobernador el 9 de diciembre.

El gobierno de Cervantes transcurrió entre noviembre de 1914 y enero de 1915. Su primer círculo de colaboradores lo integraron el nuevo secretario de gobierno, el abogado Gilberto Vázquez del Mercado; el secretario particular, Lorenzo Trinidad Villaseñor; y, el jefe del departamento agrario, ingeniero Leonardo Muñoz.

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Antes de la Revolución, J. Trinidad Cervantes se ostentaba como industrial y ajeno a la política. En 1912 era integrante de los cuerpos rurales que defendían a los gobiernos de Zacatecas y el presidente Madero.

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Los referentes de su andar en la bola está su intervención en el Club Democrático Antirreeleccionista de su pueblo y la participación armada con Luis Moya (1910-1911).

Tras el golpe de Estado, junto con otros rurales se integró a la rebelión en abril de 1913. En junio de ese año estuvo en el ataque a la ciudad de Zacatecas; al mes siguiente dirigió un asalto a Fresnillo. Entonces se ostentaba como parte de las Fuerzas Restauradoras de la Legalidad.

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Pánfilo Natera, Luis J. Zalce y Manuel Carlos de la Vega antecedieron a Cervantes en los gobiernos revolucionarios.

En septiembre de 1913, los zacatecanos rebeldes al gobierno de Victoriano Huerta, establecieron un gobierno en Sombrerete y reconocieron a Venustiano Carranza como el primer jefe del Ejército Constitucionalista.

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Carranza autorizó, en agosto de 1913, el grado de teniente coronel para Cervantes, De la Vega, Zalce y del secretario de gobierno revolucionario, Antonio Acuña Navarro. Los coroneles fueron Tomás Domínguez y Santos Bañuelos.

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El otoño e invierno de 1913, Zalce y Natera compartieron el gobierno revolucionario. Uno como autoridad civil y el otro como jefe militar.

Pero Natera decretó, como jefe de la División del Centro del Ejército Constitucionalista, que desde el 2 de marzo de 1914 se haría cargo del mando político del estado. En el decreto indicó: “En caso de ausencia, porque así lo exijan las atenciones de la campaña, se encargará del despacho del ejecutivo en calidad de gobernador interino, el teniente coronel Manuel Carlos de la Vega”.

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El gobierno de De la Vega fue del 28 de junio al 9 de noviembre de 1914. Él era un joven revolucionario que provenía de los cuerpos rurales defensores del presidente Madero.

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Un momento psicológico

Viernes, noviembre 20 de 1914. Roque Estrada Reynoso es un soltero de 31 años de edad (fue nacido en Moyahua, pueblo cercano a Juchipila y frontero con Jalisco). Él es abogado y político. También es secretario particular de Venustiano Carranza.

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Carranza es el jefe de una de las facciones armadas y políticas con más fuerza en el país. Ambos, como muchos, están en Córdova, Veracruz.

La estancia veracruzana es provisional, porque se repela la autoridad de las fuerzas villistas y zapatistas, que están en el centro del país.

La combinación Villa-Zapata autoriza al gobierno de la Convención, cuyo presidente es Eulalio Gutiérrez.

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El 20 de noviembre de 1914 es el cuarto aniversario del inicio de la revolución y ese viernes circula un libro que Estrada Reynoso escribió.

Él redactó el texto en los meses que iniciaron el año de 1914. No fueron en los meses del primigenio aniversario del golpe de Estado del general Victoriano Huerta.

Estrada Reynoso escribió estando en la cárcel, como prisionero político.

El citado libro se llama Momento psicológico. Fue publicado por Andrés Botas.

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Roque Estrada Reynoso escribió como positivista, como analista apasionado de la evolución social. Redactó un documento que propone como el acto de ruptura entre el pasado y lo que sigue.

¿Qué sigue? Estrada Reynoso lo anota en la última página de su libro: “Con el irónico resabio del suceso y satisfecho de su humana, aunque risible libertad, cerró el estudio y bajó. No quiso guiar: probaría después el tronco. Miró el reloj: las once (de la noche). Iría por ella y juntos pasearían una hora por la calzada silenciosa… A dónde señor? Avenida… No –rectificó-, al casino… Claro porque en citas amorosas hay que ser puntualísimos…”

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La revolución es un proceso…

Imagen: Los portales de Teul de González Ortega les llaman “Trinidad Cervantes”, como homenaje al militar revolucionario.