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Más de 25 mil millones de pesos pide el Instituto Electoral Nacional (INE) para organizar las elecciones presidenciales del próximo año y repartir entre la fraternidad parasitaria partidista.
En voz de uno de los escasos hombres afortunados de este país, hablando de ingresos, prebendas y privilegios ya que funge como consejero electoral, Ciro Murayama minimiza el monto y el aumento con relación a las elecciones federales anteriores: “van a concurrir tres elecciones federales y 30 procesos locales”.
El semidios justifica que de la estratosférica cifra para hacerle a la democracia, es decir, 18 250 millones de pesos, serán para organizar las elecciones, instalar 156 mil casillas, pagar las 334 nuevas plazas creadas y por supuesto, los más de cuatro millones y medio de pesos que se embolsan los árbitros del proceso electoral.
Otros 6 800 millones de pesos serán repartidos a los pobrecitos muertos de hambre que operan como partidos políticos en México. Pero no se agüiten queridos compatriotas, el costo de la democracia en este país apenas si representa el 0.35% del presupuesto de egresos de la federación (PEF); nada que no se pueda pagar de las arcas públicas que empinadamente llenamos sin chistar la clase media y los más jodidos.
Murayama explica con singular alegría y desparpajo que solo se gastan 35 miserables centavos de cada cien pesos que se presupuestan. El extraterrestre consejero asume que esos centavitos no impactan gran cosa en las finanzas públicas porque ignora, o se hace tontejo, que otros centavitos se van en la transa de los gobernantes y que más del 70% de ese presupuesto ya está comprometido para pagar las deudas que van dejando los presidentes, gobernadores y alcaldes. Por lo tanto, para mejorar la educación, la seguridad, salud e infraestructura se destina menos del 20% del mentado PEF, al que todavía hay que descontarle el diezmo por la licitación o asignación directa, como ejemplarmente se hace en Chihuahua.
En serio, que HDSPM esta plaga de árbitros y partidos políticos que transa como si el dinero nos sobrara. Vaya, hasta han de pensar que tenemos recursos económicos tan suficientes como reservas petroleras en los litorales mexicanos. O será que están tan convencidos que ningún mexicano es capaz de elevar su protesta más allá de una simple mentada de madre o de recluirse en el valemadrismo.
Como sea, la kilométrica cifra para nada fue impugnada por los representantes de los partidos políticos. Ni los de la mafia del poder (PRI/PAN), ni los amantes de ocasión (PAN/PRD), menos las rémoras que viven de eso (PT/MC/PES/PVEM/PANAL) levantaron el dedo para rechazar semejante insulto a la inteligencia humana. Y los que ya no me sorprenden con sus incongruencias son los de MORENA, del que su dueño siquiera se atrevió a cuestionar dicha solicitud e importe ni con una pluma de su inmaculado plumaje.
Pero no se crean que esos 25 mil millones de pesos será el tope que van a gastarse en las campañas del 2018. La negra historia en materia de gasto electoral de México nos dice que la cifra va a rondar los cien mil millones de pesos. La diferencia de dinero restante va a salir de las aportaciones de empresas transnacionales y mexicanas que se benefician de los contratos de obra y servicios que obtienen de los gobiernos federal, estatales y locales, y otro tanto de los pellizcos al presupuesto de cada orden de gobierno.
Amén de que los ciudadanos vamos a pagar ese depravado gasto, el que va a sufrir el golpeteo brutal de la campaña sucia que se viene en su contra y las consecuencias de la descarada compra de votos es el puntero de las encuestas. El Peje es el que va a empacharse con todas las argucias electoreras financiadas por las robustas carteras de los que él denomina ´la mafia del poder´. Ya sea por ingenuidad o por bocón, su proyecto y partido pagarán con el resultado por la nula oposición y la doble moral ante el desproporcionado gasto electoral.
Mientras eso sucede, nadie respinga porque la raza anda muy ocupada en completar los gastos del nuevo ciclo escolar. Padres de familias están más entretenidos en conseguir útiles escolares, uniformes, colegiaturas y pagar el transporte; de eso se aprovecha la fraternidad parasitaria partidista mexicana para asestar otro atraco a los bolsillos.
La cruda realidad llega cuando pagamos el aumento del transporte urbano, el elevado costo de la inflación indexada, el deterioro de las vialidades, la permanente inseguridad y la siempre prometida mejora salarial. Es ahí cuando se pregunta uno: ¿por qué cada vez es más cara la educación?, ¿en qué se gastan el dinero los políticos si las calles están en ruinas?, ¿por qué tanta violencia si ya cambiamos de partido en el gobierno?, ¿por qué tan cara la gasolina si tenemos petróleo?, ¿encontrarán buen empleo y bien pagado mi hijos?.
Cuando resentimos en el bolsillo volteamos hacía los partidos y los políticos para culparlos de nuestras penurias. Alto, los culpables no son ellos sino nosotros mismos por estar desinformados y desmemoriados. Estos atracos son constantes y se acentúan cada vez más, por estas razones es tan importante atender las prioridades privadas pero al mismo tiempo enterarnos de los pasos de estos ladrones institucionales disfrazados de demócratas.
En cada uno de nosotros hay un potencial freno al atraco del siglo en materia electoral. De nosotros depende que ya no se salgan con la suya. Si te importa tu familia, también debe importarte el país. Por favor, haz algo, dile algo a tus diputados y gobernantes.