INTRIGA. Prisoners.

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Zacatecas, Zac.
martes, May 6, 2025
Poseer una filmografía sólida es un logro que cada vez se repite menos. Que dicha obra sea selecta y relativamente pequeña lo es aún más. ¿Qué director puede hacer cine bajo sus propios términos sin tener que realizar un “por encargo”? Muchas veces ese encargo resulta en una película fallida. Incluso en cineastas talentosos.
El caso del director Québécois Denis Villeneuve es interesante. Cada filme mejor que el anterior en una carrera de apenas 15 años. Con Prisoners o Intriga, hace una especie de debut en grandes ligas, es decir, reparto y dinero estadounidense. Dado que el guión no es de su autoría podríamos suponerlo como un filme ajeno, pero Villeneuve dirige con tal precisión y ritmo que hace de Prisoners una película más que notable.
Intriga cuenta la historia de dos niñas extraviadas durante una cena del día de acción de gracias y la consecuente búsqueda de su paradero y pistas.
Keller y Grace Dover (Hugh Jackman y Maria Bello, respectivamente) son los padres de una de las niñas. La personalidad de Keller es la estereotípica del padre desesperado. La falsa fortaleza y un carácter explosivo que buscan al hijo desaparecido hasta en los lugares y caras menos acertados.
Por otro lado está el matrimonio de los Birch (Terrence Howard y Viola Davis). Ellos, también desconcertados por la pérdida de su hija, son especie de equilibrio a Keller. Un matrimonio que tiene esperanza en las investigaciones policiales y que, de alguna forma, encuentra la fe en los momentos más álgidos.
En medio de este conflicto, Aaron Guzikowski, guionista, introduce dos personajes clave que van llevando la historia a confines que exceden el simple suspenso y transforman el filme. El detective Loki (Jake Gyllenhaal) quien es el encargado del caso; y Alex Jones (un excelente Paul Dano) el supuesto y único sospechoso del rapto. A partir de ellos, la historia adquiere nuevas dimensiones y Villeneuve toma cada uno de esos pequeños giros para ir tergiversando su puesta en escena.
El misterio de la desaparición de las niñas da paso a una subtrama con una carga emocional diferente. La aflicción se generaliza y como público comenzamos a dejar de sentir empatía y hacernos cuestionamientos morales. Los protagonistas se ven siempre vulnerables o impotentes y con ello el filme va adquiriendo más credibilidad y fortaleza. Y es que Villeneuve nos hunde poco a poco no sólo en su problemática, sino en la atmósfera. Dirige notablemente la acción, pero nunca de lado su cinematografía. Aprovecha, por ejemplo, los sets naturales. Los paisajes cambian con el relato, las texturas se vuelven espesas y las lluvias y nevadas son más intensas. Mismo caso para las locaciones. Pasamos de una típica sala suburbana y cálida a edificios abandonados o casas derruidas con iluminación tenue y tomas muy cerradas. Detalles que Villeneuve usa a favor de la narración.
El suspenso se acentúa porque las noches parecen más largas, los días más grises y, sobre todo, la historia adquiere connotaciones religiosas que parecen llevarnos hacía un desenlace diferente al imaginado.
El filme puede resultar engañoso, cierto, sin embargo, deja los suficientes cabos sueltos como para que interpretemos motivaciones y hasta a los mismos protagonistas. A veces menos explicaciones son fortaleza, el “menos es más” llevado a la práctica sin que lo percibamos del todo.
Porque si bien Villeneuve pudo ofrecer un filme un poco más contemplativo o con moralejas chocantes, prefirió (y con mejores resultados) hacer énfasis en la estructura dramática y apoyar en sus personajes la otra parte de la narración. Esa que debe complementar la fuerza del relato. Tan importante como las imágenes y que no funcionaria sin un desempeño al menos competente.
En ese sentido hay que aplaudir al reparto entero. El ensamble es casi perfecto, pero destacan de forma obvia los protagonistas Hugh Jackman y Jake Gyllenhaal. Dos visiones muy bien construidas por parte de sus intérpretes. Opuestas en el sentido de justicia y necesarias tanto para evitar concepciones anticipadas, como para que la trama no se desboque rápidamente. Y no podemos dejar de mencionar a Paul Dano. Los pocos minutos que tiene en pantalla los aprovecha al máximo y una vez más comprobamos que es un actor que está listo para papeles mayores.
Decíamos en la entrega pasada que noviembre fue un mes bondadoso para el llamado “cine de arte” y similares. Sin embargo, con Intriga, el circuito comercial nos ofrece, cuando menos, una película esencial para terminar el año.
Si sus casi dos horas y media de duración son imperceptibles es gracias al buen trabajo de su director. En ese sentido, Intriga es casi tan perfecta como un reloj suizo.