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Haré de Chihuahua un modelo político: Javier Corral. El gobernador electo de Chihuahua comienza a darle forma, al menos en el discurso, a las ideas de lo que será su gestión.
Ya más entrado en la entrega-recepción y abocado a configurar una red de amigos personales que le ayuden a construir un andamiaje de ideas y proyectos para consolidar una estrategia gubernamental afín a las expectativas ciudadanas, Javier Corral Jurado toma las riendas de la transición con destino final la toma de protesta.
Con menos lumbre en sus disertaciones, el gobernador electo ha definido prácticamente el equipo que lo acompañará seguramente en el inicio de su quinquenio. Destacan personalidades con experiencia en la administración pública, entre ellos dos exgobernadores, algunos exfuncionarios federales, empresarios alejados de la polémica y bien vistos, activistas sociales identificados con la izquierda y uno que otro chivito de cristalería que gozan de las simpatías del próximo mandamás.
Como es natural en toda persona, una cosa son las coincidencias circunstanciales, de partido, pues; y, otra cosa muy distinta es con quienes se identifique uno. Javier, como todo mortal, no escapa a esos sentires y pensares; esto viene a colación porque entre el equipo de transición y los amigos de la cultura y las artes, no figura un solo miembro de la ultraderecha del PAN.
Por las razones que sean, Corral ha confiado (y se siente cómodo) la recepción del gobierno de Chihuahua a personajes identificados con lo que fuera la “familia feliz” en los tiempos de Barrio gobernador. Hoy reagrupados y con la inclusión de personas que han transitado en la izquierda local, gozan de todas las confianzas para cuajar el modelo político que pretende impulsar en el estado.
Con esta gente, Corral buscará consolidar sus compromisos fundamentales de gobierno, tales como la transparencia, la rendición de cuentas y los derechos humanos.
“Lo único en lo que no quiero convertirme es en un administrador. Estoy formado en el mundo de las ideas para el cambio político en México. Quiero ser un líder que impulse un cambio que promueva a la sociedad”, destacó el mandatario electo, hace unos días.
Pues bien, parece ser que Corral Jurado trae le apuesta a cambios profundos en la forma de administrar los recursos públicos y establecer vínculos con la sociedad, principalmente con los menos favorecidos.
Es importante resaltar que en el siguiente gobierno se pretende construir una nueva constitución política para el estado. Así lo ha expresado Javier, para ello, sostiene fuertes lazos de comunicación con Porfirio Muñoz Ledo y Cuauhtémoc Cárdenas, dos de los más connotados impulsores de una nueva constitución política federal.
Con el tono más mesurado, sin perder la esencia que lo caracteriza y visualizando un cambio profundo que repercuta en el manejo pulcro del peculio estatal y con la mira fija en cristalizar un nuevo orden constitucional, me parece que existen buenas expectativas. Por supuesto que habrá mucho interés y atención de los chihuahuenses desde la concepción, gestación hasta el nacimiento de lo que ahora son sueños.
A propósito de esos sueños, detallo algunas de las propuestas que a lo largo de muchos años han esgrimido el mismo Javier Corral, algunos de los que hoy lo acompañan en el equipo de transición y figuras del ámbito cultural, empresarial, periodístico y de la política progresista.
Sin menoscabo de comenzar a predicar con el ejemplo desde el mismísimo primer día de su gobierno e independientemente de cuando inicien los trabajos del constituyente que redacte la nueva constitución política para Chihuahua, Corral y sus aliados deberán dejar bien clarito que la administración pública y los cargos de elección popular no pueden ser más los empleos mejor pagados de la entidad, por lo que los salarios del gobernador, funcionarios, diputados, alcaldes, síndicos, regidores, jueces, magistrados, rectores universitarios y demás servidores públicos de los entes descentralizados y autónomos, tendrán como base la medianía republicana y como límite la ética política.
Concibo el modelo político deseado por Javier, como el parangón para terminar con el dispendio de recursos públicos de la clase política vía prerrogativas. Asimismo, considero que deberá impulsar una democracia representativa y efectiva, es decir, eliminar la manga ancha para la representación proporcional (plurinominales); que estos obsequios dejen de ser el cuerno de la abundancia de unos cuantos, de sus familiares más cercanos, reducto de pandillas consanguíneas y de dirigentes inescrupulosos.
No entiendo de otra manera la rendición de cuentas que no sea simple y llana, sin eufemismos ni laberintos para defraudarla. Que esté a la vista de todo ciudadano, sin mayores contratiempos, el origen y destino de cada peso de las arcas estatales, de tal suerte, que la obesa y carísima burocracia que audita las finanzas públicas, caiga en la ociosidad y sea necesaria suprimirla como parte de la reingeniería gubernamental para ahorrar recursos.
Esta es la gran oportunidad de la familia feliz para reivindicarse. No habrá mejor temporada para una buena cosecha de sueños cristalizados que los 5 años por venir. Atrás deben quedar la euforia de la victoria, las fanfarronadas del bono democrático, la llegada al poder sin compromisos y cualquier sentimiento de venganza o rencores.
Sí hay un enorme compromiso y es con los chihuahuenses, que espero, lo digo sinceramente, recibirán, ahora sí, el trato y distingo de un gobierno que reduzca ostensiblemente la brutal brecha de desigualdades.
Ahora es cuando para transitar del discurso apasionado a la obra, porque estas son amores.