JOSÉ ISABEL ROBLES

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Marco Antonio Flores Zavala

Al iniciar el año de 1915, la guerra civil en México no vislumbra una conclusión. Los líderes más importantes, Venustiano Carranza y Francisco Villa, mantienen una confrontación radical.

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Carranza, como Encargado del Poder Ejecutivo, está en el puerto de Veracruz, lo declaró capital de su gobierno.

Allí coordina las acciones militares que ocurren en el occidente del país, principalmente en Jalisco, Colima, Sinaloa y Sonora; y en el oriente, sobretodo en Coahuila, Tamaulipas y Nuevo León.

También propala decretos que promueven un programa político nuevo, como la reforma del artículo 109 de la Constitución federal, donde indica la libertad de los municipios y la no reelección de los gobernadores (diciembre 24).

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Villa es el jefe de operaciones militares del gobierno convencionista. Es reconocido como líder por contingentes enormes de hombres armados del centro y norte del país.

Su centro natural es Chihuahua, se moviliza en ferrocarril, con la posibilidad ser respaldado por gobiernos afines al convencionismo.

Un ejemplo: la tarde del 25 de diciembre de 1914, los generales Villa y Manuel Chao pasaron por la vetusta ciudad de Zacatecas. Iban al norte.

Chao acude para asuntos familiares. Villa para atender la campaña contra los carrancistas de Coahuila y Nuevo León.

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En medio de los liderazgos nacionales estaban el presidente convencionista Eulalio Gutiérrez y su secretario de Guerra, el general jalpense José Isabel Robles.

Robles es un soldado revolucionario que ascendió en los hechos de la rebelión contra el gobierno usurpador de Victoriano Huerta. No estuvo en Zacatecas en la guerrilla de 1913, sino hasta la inclemente batalla de junio de 1914.

El jalpense Robles participó en la Convención de Aguascalientes. Allí lo eligieron vicepresidente de la reunión.

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Es sabido que era un hombre preparado en la medianía de un seminario de tierra adentro. Martín Luis Guzmán lo describió (El águila y la serpiente) con asombro ante “el hecho insólito de que un subordinado de Villa leyera a Plutarco (Vidas paralelas)”.

Con pedantería, lejos de reconocerle cierta preparación, Guzmán escribió que “mirándolo de cerca […] y bajo la epidermis de su incultura tenía cierta sensibilidad fina que en cualquier otro hubieran parecido cualidades adquiridas”.

Cómo sea, el general Robles era hombre reconocido en la Convención Revolucionaria. Esta asamblea, al iniciar 1915, bajo la presidencia del jalpense, fue esbozando el parlamentarismo como forma de gobierno, opción política opuesta a los liderazgos de Villa y más del presidencialista Carranza.

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