Por Manuel Ibarra Santos

 

El municipio de Zacatecas con más de 190 años de vida, experimentó  una jornada histórica con la elección extraordinaria del domingo cuatro de noviembre, la que dejó una serie de enseñanzas cívicas y fuertes desafíos a todos los actores políticos. El silencio del abstencionismo se manifestó. Pero en una democracia gana quien obtiene la mayor cantidad de votos. Y la maestra Judit Guerrero triunfó legalmente de manera incuestionable. Ahora será menester construir un gobierno responsable con  sentido de inclusión, debido a que se requerirá del esfuerzo de todos. Ese es el otro reto a cumplir.

El primer mensaje  que lanzó a la ciudadanía en la jornada pasada, se inscribe en la exigencia de promover procesos electorales confiables que no se agoten en las urnas y, efectivamente,  que sirvan para renovar la representación legítima de la autoridad, pero sobre todo, que ayuden a mejorar las condiciones de bienestar de la sociedad.

Nadie puede estar satisfecho con el vigente modelo de limitada democracia electoral, soportado en la degradante movilización clientelar y corporativa del voto, que cuestiona por igual  a las izquierdas, derechas, centros y a los incipientes candidatos independientes, estos últimos dotados de escasa autoridad ética y moral, sin la fuerza suficiente para calar hondo en la conciencia ciudadana.

La sociedad les ha demandado a los partidos recuperar interlocución y cercanía con la gente, a fin  de atender sus necesidades más apremiantes, y no perderse sólo en la defensa de los intereses mezquinos de los líderes y las burocracias que sobreviven a la sombra de los institutos políticos convertidos en espacios de jugosos negocios privados.

Hoy existe una coincidencia generalizada: requerimos de un renovado sistema democrático de representación que sirva al mejoramiento de las condiciones de vida de la sociedad en su conjunto y que no se agote en los espacios de la deshonestidad y la corrupción.

Los triunfadores de la jornada electoral pasada, tendrán que adoptar una actitud de madurez y de inclusión, que ayude a crear un acuerdo tácito de trabajo plural por el municipio de Zacatecas.

Por otra parte, esta elección se convirtió en una prueba de fuego para la legitimidad y legitimación de un gobierno, que como el de Alejandro Tello recién acaba de comenzar. No se debe desdeñar ni desaprovechar la oportunidad.

LOS DIRIGENTES DEL PRI, DEL PAN Y DEL PRD

Con la elección en el municipio de Zacatecas, Enrique Ochoa Reza y Roberto Luévano superaron la prueba y al igual que José María “Chema” Tapia, secretario de acción electoral de la dirigencia nacional priísta, entregaron buenas cuentas. Nadie podrá regatearles su trabajo, más allá del falso debate en relación al abstencionismo, cuando este fenómeno responde a razones estructurales de un régimen nacional con representación democrática deficitaria, compromiso que es de todos los actores políticos.

La oposición ha mostrado madurez hasta ahora. En los comicios pasados celebrados en 12 entidades, el PAN y el PRD coaligados, ganaron 9 de 12 gubernaturas. En términos jurídicos se les respetaron sus triunfos. Hoy lo fundamental será trabajar por Zacatecas.

EL PROTAGONISMO DE MORENA

La elección extraordinaria en Zacatecas no podrá explicarse sin el análisis exhaustivo del papel político que tuvo MORENA que, aún sin participar formalmente, registró un excepcional protagonismo. Fue congruente con su propuesta de ayuno electora. Fue leal a sus compromisos públicos.

La gobernabilidad de una sociedad, pasa incuestionablemente por el reconocimiento civilizado de la oposición. Y en Zacatecas MORENA obtuvo en la pasada elección estatal casi 190 mil votos para su causa. Cifra nada despreciable.