Por Gabriel Contreras Velázquez
Y la crisis administrativa en la presidencia municipal de Zacatecas creció. Tarde, sin conocimiento de cómo había mutado la problemática que le correspondía atajar, José Manuel Rodríguez Valadez “El Manis” se presentó en las instalaciones del ayuntamiento para “operar”.
El académico universitario y dos veces secretario de gobierno municipal (una un Guadalupe y otra también en Zacatecas), con el rostro descompuesto, impaciente, dio la cara a los medios de comunicación y ofreció joyas para quien quiso escucharlas.
Aseguró que, actualmente, la administración de Ulises Mejía Haro habría detectado al menos 39 casos de contratación irregular. Denunció “salarios estratosféricos” destinado a personal que su labor consiste en “estar sentado”.
Advirtió de expedientes de funcionarios con “faltas consecutivas”, “nombramientos que no tienen firma del patrón que los nombró (sic)”, y “actas administrativas donde estuvieron de responsables de jefes de unidad que roban tres veces, y no ponen denuncia alguna”.
No precisó de qué manera y cuándo darían trámite al cúmulo de inconsistencias. Sólo alcanzó a explicar que se encontraban en el “margen de 30 días” que por ley la Auditoría Superior del Estado ofrece a los municipios, para subrayar las anomalías encontradas en el proceso de entrega recepción.
No es del todo así. Debería recordar el académico, pues ha repetido la misma tarea en dos ocasiones anteriores, que la entrega recepción inició una vez que la autoridad competente validó el triunfo de Ulises como presidente municipal, el pasado mes de julio. Así lo establece la normativa.
Por la información que reveló Rodríguez Valdez, pareciera que la Comisión Técnica de entrega recepción que designó entonces Judit M. Guerrero López, encabezada por Raymundo Moreno Romero, tomó por infantes a los enlaces que eligió el joven entrepreneur para recibir la documentación que, hasta meses después, entendieron estaba plagada de irregularidades.
¿Se acabó la luna de miel entre Judit y Ulises? No completamente. En su conferencia semanal Ulises advirtió que a su equipo le resultaba “difícil trabajar como recibimos el municipio”, pero que en realidad los pasivos se arrastran desde la administración de Carlos Aurelio Peña Badillo, el enemigo favorito de ambos.
Sin embargo, las declaraciones de El Manis no tienen vuelta hacia atrás. Así como espetó que las “contrataciones irregulares” faltaban a la “probidad y honradez”, tendrá que deglutir sus propias acusaciones si Ulises no procede a desincorporar de su equipo al Secretario de Administración, Fernando Becerra Chiw, a la postre ex contralor del gobierno de Judit Guerrero, y responsable de encubrir (por omisión) todas las anomalías que ahora brotan como fugas de agua.
En este espacio se había advertido que, como parte de los acuerdos para que Judit le entregara el gobierno a Ulises, algunos funcionarios no serían señalados por las sospechas de corrupción, ni por las omisiones al perseguir las mismas. Uno de ellos, se dijo en su momento, era precisamente Fernando Becerra.
Ahora la cabeza del ex contralor -calificado por los panistas como un “vil traidor” al dar el salto al barco de Ulises- ya fue puesta en bandeja de plata a Ulises por el secretario de gobierno del municipio. Y el tema no acaba ahí.
Paradójicamente, la función de Becerra Chiw como Secretario de Administración en la crisis laboral que atraviesa Ulises, es “actualizar los expedientes” de todos los trabajadores del municipio; obligación que, ya se ve, no cumplió en la administración de Judit Guerrero como su “contralor carnal”.
¿Sabía Ulises que estaba premiando la incompetencia y la corrupción al invitar a su equipo de trabajo a un funcionario omiso? ¿O es que acaso en la Cuarta Transformación los compromisos políticos pueden más que la legalidad, la honestidad, la honradez y la probidad?
En estos momentos en que la estridencia de los seguidores de Ulises en contra de algunos trabajadores se encuentra en su punto más alto, deberían de dar paso a la autocrítica. Las redes sociales enardecidas no logran ver que la Cuarta Transformación se ha convertido en una herramienta de venganza, y no en un dispositivo para reconstruir el estado de derecho.
No han entendido que por pertenecer a un partido no se tienen ni más ni menos derechos, y que dentro de los cauces legales, con un poco de sentido común y política, hubieran evitado una crisis que cada vez gangrena más su gobierno alternativo en la capital zacatecana.
José Francisco Rivera Ortiz, el nuevo contralor emanado de las filas del PRI y ex secretario de Felipe Ramírez Chávez, se encuentra en el mejor momento para superar su condición de “contralor carnal” después de un proceso de selección que levantó ámpula en su partido.
O reafirma las dudas de su selección y deja una huella profunda en su carrera política, o diluye esas dudas y se impone como un opositor emblemático. En sus manos ya están las actas de hostigamiento a algunos trabajadores y las declaraciones de El Manis sobre el desaseo en el ayuntamiento.
#Coincidencias: Una de las “contrataciones irregulares” que pusieron en la guillotina pública los seguidores de Morena en las redes, apunta a la jefa de recursos humanos que ya había sido indemnizada como Directora de Administración en el gobierno del alcalde suplente Jesús López Zamora, cuando Cuauhtémoc Calderón Galván estaba de licencia por la candidatura a gobernador.
Sí, el mismo Jesús López Zamora que promovió indemnizaciones ilegales para una docena de funcionarios en 2010, y que hoy colabora con Ulises Mejía en el área de Atención Ciudadana.
Como relevo llega a Recursos Humanos una médico veterinaria, Ma. De Lourdes Delgado Dávila, ex perredista, fiel al proyecto fallido de Antonio Mejía Haro. Sin las capacidades técnicas requeridas, ni el respeto a la profesionalización del servicio público, Lula sí tiene derecho a encabezar esa dirección.
Y apenas llevan 13 días en el gobierno…
Twitter: @GabrielConV