LA CARRETERA MÁS SOLA

Share on FacebookTweet about this on TwitterShare on Google+Pin on PinterestShare on TumblrShare on LinkedInEmail this to someone

image

Por: Alejandro Ortega Neri

Imagínese lector que usted es uno de los pocos seres que quedan en la tierra. Que lo acompaña su hijo y que para sobrevivir tiene que caminar cientos de kilómetros por una carretera desolada hacia el sur.

Que para mantener a su hijo a salvo tiene que protegerlo de caníbales, humanos carroñeros, viejos ladrones y quizá lo peor, del hambre.

Que tiene que soportar un frío terrible porque casualmente el fin del mundo está llegando con el invierno, que sus zapatos se le están acabando de tanto andar, que el alimento también parece escasear.

¿Qué haría usted estimado lector? ¿Trataría se sobrevivir, discutiría con Dios o simplemente se echaría a pensar en aquello que nunca fue y lo que nunca será? ¿En qué difiere uno del otro?

Pues ni más ni menos eso es lo que tiene que vivir al sumergirse en las páginas de La carretera (2006 Random House Mondadori) del genial Cormac McCarthy.

Una novela apocalíptica en la que un hombre y un niño buscan sobrevivir en un mundo donde llueve ceniza, el hambre es la medida de la supervivencia y la barbarie es omnipresente.

¿Cómo sobrevivir en un mundo así? A través del amor, nos dice McCarthy, pues el amor del padre hacia su hijo y el amor al pasado mantendrán a flote esta trashumancia por el mundo olvidado por Dios.

Al leer lo que he escrito hasta el momento querido lector, pensará que se enfrenta a una novela de suspenso, a un thriller psicológico de ritmo trepidante, déjeme decirle que no, no lo es. Como McCarthy nos tiene acostumbrados, La carretera es una novela de supervivencia, de reflexiones profundas, de diálogos filosóficos y existenciales en mundos desolados, decadentes, putrefactos, hostiles.

A través de una descripción detallada y meticulosa, McCarthy nos traslada hasta esa carretera del fin del mundo y cada párrafo está cargado de imágenes poéticas del olvido:

“Cuando hubo clareado lo suficiente observó el valle con los prismáticos. Todo palideciendo hasta sumiré en tinieblas. La suave ceniza barriendo el asfalto en remolinos dispersos. Examinó lo que podía ver. Segmentos de carretera entre los árboles muertos allá abajo. Buscando algo que tuviera color. Algún movimiento.

Algún indicio de humo estático. Bajó los prismáticos y se quitó la mascarilla de algodón que cubría su cara y se frotó la nariz con el dorso de la muñeca y luego miró otra vez. Se quedó allí sentado con los gemelos en la mano, viendo cómo la cenicienta luz del día cuajaba sobre el terreno.
.Sólo sabía que el niño era su garantía. Y dijo: si él no es la palabra de Dios Dios no ha hablado nunca”.

La carretera fue galardonada con el Premio Pulitzer del 2006. Según los críticos no es la mejor novela de McCarthy, sin embargo en ella el autor nacido en Rode Island plasmó sus mayores intereses, las vicisitudes entre la vida y la muerte, además de cierta dosis autobiográfica, pues McCarthy se convirtió en padre ya siendo casi un adulto mayor, por lo que el amor hacia el hijo le inspiró la historia inquietante que aparece en el libro.

La carretera fue adaptada al cine en el año 2009 por el cineasta Joe Penhall y protagonizada por Viggo Mortensen, Kodi Smit y Charlize Theron, además de ser musicalizada por Nick Cave, sin embargo no tuvo el mismo éxito que la novela y es que la verdadera literatura, como la que escribe McCarthy, es inadaptable.

Vale la pena viajar por esta carretera.

Deja un comentario