LA CONFIANZA EN LAS INSTITUCIONES ANDA POR LOS SUELOS

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logo direccionesGustavo Jasso Hernández

Twitter @gustavo_jasso

 

Para medir la cultura política en su parte afectiva, la Secretaría de Gobernación (SEGOB), a través de la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas (ENCUP), preguntó: “En una escala de calificación de 0 a 10 donde 0 es nada y 10 es mucho, por favor dígame ¿Qué tanto confía en la radio, la prensa, la televisión, las redes sociales, los empresarios, la iglesia, los maestros, los médicos, los sindicatos, los vecinos, la familia, el gobierno, las organizaciones de ciudadanos, el presidente de la República, el Instituto Federal Electoral (IFE), la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), los jueces, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), los diputados, los senadores, los gobernadores estatales, los presidentes municipales, la Policía, el Ejército, los militares, los partidos políticos y las organizaciones indígenas?” http://bit.ly/UmmxZ5.

La familia fue la institución mejor calificada (7.8), a la que le siguieron los médicos (6.6), la iglesia (6.4), los maestros (6.3), el Ejército y la televisión (6.1), los militares (6.0), la radio y los vecinos (5.8),  la CNDH (5.7), las organizaciones indígenas (5.6), el IFE y la prensa (5.5), el presidente de la República (5.3), las organizaciones ciudadanas (5.2), el gobierno (5.1), los gobernadores, los jueces y la SCJN (5.0), los presidentes municipales (4.9), las redes sociales (4.8), los empresarios (4.7), los sindicatos (4.5), los diputados, los senadores y los partidos políticos (4.4) y la policía (4.3) http://bit.ly/1PEGDqK.

La ENCUP se ha levantado en cinco ocasiones, 2001, 2003, 2005, 2008 y 2012, de las cuales tres han sido realizadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y dos por la SEGOB.

El nivel de desconfianza hacia las instituciones de nuestro país anda por los cielos, y el de confianza por los suelos. De las veintisiete instituciones que se evaluaron, veinte reprobaron y sólo siete aprobaron.

De acuerdo con Maitret (2012), el descrédito que enfrentan las instituciones políticas mexicanas frente a los ciudadanos, obedece a la percepción de que todo lo que se relaciona con política adquiere, en automático, cierto grado de desconfianza, y a que las propias autoridades han propiciado la confusión en los ciudadanos en cuanto al rol que juegan, debido a que en algunas de sus decisiones no queda claro si son garantes de la Constitución y la ley, o defensores de los intereses de la clase política.

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