Alan González
Como cualquier fiesta donde se festeja hasta el cansancio, donde se toma el licor como si nunca se terminara y donde la comida se presenta en una mesa y puedas degustar todo lo que el ser humano pueda deleitarse, así fue la fiesta del Bicentenario de la Independencia de México.
Después que el gobierno federal de Felipe Calderón hiciese el anuncio de las diferentes actividades para festejar estas celebraciones de los doscientos años de ser un país independiente, y donde algunas actividades se quedaron pendientes, así mismo, la bolsa de la inversión va a casi cuatro cientos millones de pesos solo para este pasado 16 de septiembre y donde pareciera ser mas una bolsa de ganancias para ciertas firmas norteamericanas y holandesas que fueron contratadas y donde no se vio en donde quedo el dinero.
Pensar que estas fiestas iban a ser un orgullo de los mexicanos y donde en el momento nos estaba golpeado el huracán Karl en las costas de Veracruz, donde en Ciudad Juárez asesinaban a un periodista grafico de 22 años, donde el miedo inundo las diferentes plazas, callejuelas, calles recintos de el país, los nuevos gobernadores de los 14 estado se deleitaban al ver el contingente del ejercito por la avenid principal las ciudad y se ya se veían durante los próximos seis años como los amos y señores de su territorio, así pasaron las fiestas para ellos.
Pero para usted y yo como ciudadanos normales, gente que trabaja a diario para comer al día de hoy, fueron diferentes, pese que llego la quincena antes del día 15, no salimos a ningún lado porque la crisis de la inscripción de los niños, los útiles escolares, el gasto de las últimas vacaciones nos afecto enormemente, festejamos con unas tostadas de trompa, cueritos, un tequila bara que venden en los Oxxo, 7 eleven, o los extra, unos frijoles así festejamos.
No necesitamos más, pero en si la fiesta si nos costó sin ser invitados, la resaca nos pego hasta este día donde ya en nuestra realidad nos dimos cuenta que este festejo nos salió caro sin vivirlo completamente, y nos pareció una fiesta que no tuvo un sabor agradable porque lo único que nos salvo fue el desfile que también tiene sus contras.
La cruda nos pego pero por que las celebraciones se fueron por otro lado, celebración que nos sabe a cruda de mezcal acompañado con agua mineral y unos faros, donde la libertad, la justicia, los sentimientos de la nación no valen nada en un país donde la clase política vive como virrey, donde miles de mexicanos por no decir millones no tenían que comer este día 15.
Amargo son estos doscientos años, amargo sabor que nos dejo estas fiestecitas, amargos nos dejo los tragos de libertad, resaca nos dejo el vino de justicia, cruda de fumarme unos tabacos de autogobernarnos, y la misma cruda no sabemos cómo se nos curara.
Porque no sabemos qué medicina o que menjurge de la abuelita nos pare el dolor de cabeza, o que tipo de medicina real nos pueda curar pero… ya no podemos auto medicarnos y tenemos que ir con el doc., en este caso a cual doctor tenemos que ir porque en verdad los anteriores nos dieron la medicina de la democracia y no nos curo, y ya nos hicimos resistentes a dicho medicamento.
Así que, la cruda nos está afectando pero fatal, tan mal que hoy no podemos ni levantarnos para trabajar por que como toda cura para una cruda, se necesita un menudito de dignidad, un chela de respeto humano, y mucho pero muchos huevos para que la sociedad ponga en su lugar a quienes nos gobiernan y nos ponen las botellas en la mesa para emborracharnos y apendejarnos con discursos tan baratos que solo los tontos y mediocres creen.
Y la cruda seguirá porque ahí viene el centenario de la revolución otra fiestecita que hay que chutarnos…
Y que viva México cabrones…