Por Gabriela García
Nuestro país se encontraba en graves problemas de los que se responsabilizaba a los gobiernos corruptos del pasado, es decir, a los del tricolor, por lo que en el año 2000 los mexicanos dieron oportunidad al partido blanquiazul para que la visión empresarial y bravucona de Vicente Fox Quesada trajera el anhelado progreso, luego se esperaba que le diera continuidad Felipe Calderón Hinojosa; posteriormente la voluntad popular encaramó a Enrique Peña Nieto con quién terminó una era y dio paso a la transformación.
Así llegamos al 2018 cuando Morena se hizo del poder federal luego de que Andrés Manuel López Obrador convenció a la gente que todo se resolvería cuando llegara al gobierno para acabar con la corrupción, que era la causa de todos los problemas de México; pero han pasado casi cuatro años de su experimento y ahora vivimos problemas que nunca imaginamos.
Las dificultades se agravaron debido a la pandemia ocasionada por el Covid-19 que alcanzó a la humanidad causando sufrimiento y muerte, pero provocando además la gran crisis económica que hundió a millones de seres en una tragedia de la que no podemos salir. Estos tiempos de crisis son vistos como oportunidades por parte de los dueños del dinero.
A nivel mundial, “las desigualdades (incluida la falta de accesos a atención médica) contribuyen a la muerte de al menos una persona cada 4 segundos”, según el informe publicado en mayo de este año, Beneficiarse del Sufrimiento elaborado por el Comité de Oxford de Ayuda contra el Hambre (Oxfam). El informe detalla que cada 30 horas la pandemia genera un nuevo multimillonario, mientras que se espera que 263 millones de personas caigan en pobreza extrema, es decir 1 millón cada 33 horas.
Por otro lado, el costo de los productos básicos aumenta en los últimos dos años a mayor ritmo que en las últimas dos décadas -el precio de los granos se ha incrementado sobre todo por la guerra, ya que Ucrania es considerada el granero de Europa-, la riqueza de los sectores de la alimentación y la energía y farmacéutico se incrementa mil millones de dólares cada dos días.
Además dos mil 668 multimillonarios poseen 12. 7 mil millones de dólares y los 10 hombres más ricos del mundo poseen más riqueza que los 3 mil 100 millones de personas que componen el 40% más pobre de la humanidad.
En 2021, había 13 millones menos de mujeres empleadas que en 2019, mientras que el empleo masculino ya ha regresado a los niveles de 2019 y la brecha salarial de género ha aumentado: las previsiones anteriores a la pandemia estimaban que se tardarían 100 años en cerrar esta brecha; ahora se tardarán 136 años.
Sin embargo, en el sistema capitalista es de lo más normal que la riqueza producida se concentre en unas pocas manos, de tal manera que la riqueza total que acumulan los multimillonarios equivale al 13.9% del PIB mundial, cuando en el año 2000 equivalía al 4.4 por ciento, provocando en consecuencia que unos tengan en exageración las cosas que se ocupan para vivir, mientras el resto de seres no puedan hacerse siquiera de los medios básicos de supervivencia.
¿Pero por qué ocurre esto?, ¿por qué los ricos no se conforman con lo que tienen y aspiran a concentrar lo que nunca podrán disfrutar? En apariencia esto es un absurdo, sin embargo, se trata de un fenómeno propio del sistema capitalista porque la riqueza social es una sola, por lo tanto, para que unos la tengan exige que los demás prescindan de ella, así que el aumento de la riqueza y pobreza ocurren al mismo tiempo, pero los ingresos de los más ricos se han recuperado con rapidez, no ocurriendo así con los pobres, lo que está profundizando la desigualdad de ingresos.
Y lo que vemos en México en estos días es que ambos polos se han magnificado, que la pobreza alcanza a 97 millones de los 126 millones de mexicanos, entonces la brecha que separa a ricos y pobres es tan marcada, que los 10 hombres más ricos del país ganan 30 veces más que el 50 por ciento del estrato más pobre de la patria.
La exorbitante e insultante riqueza de estos hombres hace que tengamos al hombre más rico de toda América Latina: Carlos Slim Helú, que de acuerdo con el reporte del Centro de Estudios Aplicados (CEA) en 2020 ganó 2,421 pesos por segundo, que, si lo comparamos con el salario mínimo de un obrero que apenas gana 5,522 pesos al mes, el obrero tendría que trabajar 11.7 años para igualar lo que Slim gana en sólo 5 minutos.
Así de indignante es la desigualdad entre ricos y pobres que no se ha reducido con este gobierno de la 4T, que su lema fue: “Primero los pobres” y que sus programas sociales no han servido para reducir esta línea divisoria sino todo lo contrario, la aumentó.
Hoy siguen vigentes las propuestas del Movimiento Antorchista, que de aplicarse podemos sacar del atraso a nuestro país que con la 4T se mantiene hundido: deben crearse fuentes de empleo para todos los mexicanos que estén en edad productiva; mejorar los ingresos de la gente a través de la elevación real de los salarios para solventar los gastos familiares; que se cobren más impuestos a quienes ganan más; que el gobierno construya redes de agua potable, energía eléctrica y drenaje, calles, centros de salud, hospitales, universidades, unidades deportivas y áreas de recreación en beneficio de los habitantes de las comunidades humildes, ello evitaría que los porcentajes de pobreza en los municipios se sigan incrementando como sucede con López Obrador.
Etiquetas: Desigualdad, Pobreza, Morena, Movimiento Antorchista, 4t, Opinión, Gabriela García López