Monreal Ávila dijo que el sistema educativo en México en su historia contemporánea, ha tenido un crecimiento sostenido en el número de jóvenes que demandan un lugar en los diferentes niveles educativos, de 1950 a 1980 la población de seis a 24 años creció notoriamente en términos absolutos y relativos, dentro de un proceso de rejuvenecimiento demográfico.
El crecimiento de la demanda educativa provocó en México una preocupación para generar los espacios suficientes para tener la cobertura necesaria, aún cuando esta cobertura se ha podido subsanar de mediana manera en los niveles básicos, los estándares de calidad empezaron a ser inferiores.
El Foro Mundial Económico (WEF por sus siglas en Inglés), posiciona a México en el lugar 66 entre 134 países en cuanto al nivel competitivo de su sistema educativo a pesar de ser uno de los países emergentes que más gasta en educación.
Este gasto es equivalente a 5.3% del PIB, contrastante con la pobreza del sistema educativo en calidad de educación, donde se ocupa el lugar 116, aun cuando la Secretaría de Educación Pública (SEP) presume en su informe de labores 2015 – 2016 un incremento de 500 mil alumnos a nivel medio superior en comparación con el inicio de la administración actual, sugiriendo que el gran problema de la educación en México no estriba en la falta de recursos, sino en una pésima distribución de éstos.
Un claro ejemplo sobre el nivel de México en materia educativa es el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes o Informe PISA (por sus siglas en inglés), prueba que se hace cada tres años a estudiantes de 15 años de edad y aplica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y que tiene a México en los últimos lugar de calificación entre los miembros de la organización, aún con los enormes costos políticos y económicos asumidos por el Gobierno Federal para implementar la “Reforma Educativa”, el desempeño de los estudiantes mexicanos sigue siendo deficiente.
Con esta reforma la Administración Federal apostó a una supuesta mejora en la actividad docente, centrándose en la capacitación de maestros de forma homogénea dejando a un lado la diversidad de circunstancias que tiene México.
La implementación de dicha reforma ha polarizado social y políticamente a un país que constantemente es señalado a nivel internacional por su bajo desempeño educativo cada vez que se aplica la prueba PISA.
Dicha prueba es un estudio de evaluación riguroso, estandarizado y con elevados controles de calidad, características que aseguran la validez y confiabilidad de sus resultados. Con esta evaluación se busca identificar fortalezas y debilidades de los sistemas educativos, así como detectar factores asociados al desempeño educativo de los países.
Los resultados nacionales en el 2015 muestran que solo 52% de los estudiantes mexicanos logran los aprendizajes mínimos en Ciencias, 43% en Matemáticas y 59% en Lectura. Asimismo, en los tres dominios, menos de 1% de los alumnos se considera de alto rendimiento.
México se encuentra por debajo del promedio de los países de la OCDE, de Canadá y Estados Unidos (socios comerciales), de España, Portugal, Chile y Uruguay (países iberoamericanos); a la par de Costa Rica y Colombia. Los resultados de la prueba PISA delata el enorme rezago educativo de la población, y no se sabe si la reforma educativa ayudará a cerrar la brecha de conocimientos básicos de las niñas y niños mexicanos y mucho menos resolverá las necesidades de los jóvenes que estudiaron en el sistema educativo tradicional.
Las políticas educativas impulsadas en México por los organismos internacionales han empujado a reformas administrativas apresuradas y endebles. Con un descontento social y un hartazgo generalizado, el Estado Mexicano necesita de resultados inmediatos.
Es responsabilidad de la SEP encontrar los mecanismos necesarios para impulsar una calidad educativa constante y a corto plazo, mientras México siga ocupando los últimos lugares a nivel internacional en materia educativa, las consecuencias económicas y sociales seguirán prevaleciendo. Es de conocimiento general que una buena educación es la clave para un mayor desarrollo y un tejido social sólido.
Son por estas razones que es necesario que el Gobierno Federal presente por medio de la SEP, un informe detallado sobre los avances que se han tenido en el sistema educativo a partir de la Reforma Educativa y que diseñe políticas públicas que ayuden realmente a los estudiantes a ser profesionistas con los más altos estándares internacionales los cual se traducirá en beneficios para el Estado Mexicano, ya que se reconoce un país desarrollado por el nivel educativo de su población.