- El fracaso de los mecanismos de la alternancia y la transición incumplida.
- La política vista desde la perspectiva del escándalo mediático y la ausencia de democracia.
Las elecciones de este año en Zacatecas serán territorio incuestionable para la alternancia política. Los escenarios en prospectiva así lo anticipan.
Con la apertura de la etapa formal del registro de candidatos a puestos de representación popular, que culminará a finales de este mes, inició la cuenta regresiva que conducirá a los comicios de junio próximo, hecho que perfilará invariablemente también la renovación de las elites políticas.
En los últimos 18 años de historia, Zacatecas ha registrado dos experiencias de alternancia política. La primera fue en 1998, con el triunfo de la denominada izquierda; y la segunda, en el 2010, con el retorno y la reconquista del poder público por parte del PRI. En el 2016 la sociedad podría ser testigo de la tercera alternancia en cuatro lustros.
Especialistas como Norberto Bobbio, Giovanni Sartori o Michelangelo Bovero coinciden en señalar que la alternancia es la sucesión regular de partidos opositores que se turnan en el ejercicio del poder público y del gobierno.
Otros estudiosos amplían su concepción y señalan que la alternancia política no sólo puede ser de partidos, sino también de grupos o incluso de proyectos.
Las elecciones próximas en Zacatecas, particularmente las que involucran la renovación del Poder Ejecutivo, habrán de plantear un dilema y dos escenarios: el de la alternancia de grupo o bien de partidos.
En Zacatecas no es remota la alternancia de grupo y de proyecto, más allá de la alternancia de partidos.
LA DERROTA Y EL FRACASO DE LA ALTERNANCIA. ¿DÓNDE QUEDO LA TRANSICIÓN?
Lo que si debemos de tener claro es que la alternancia no es un fenómeno exclusivo de la democracia; también las dictaduras la han utilizado como mecanismo de perpetuación del poder político, lo ha reconocido el académico José Woldenberg.
Michelangelo Bovero afirmó, por su parte, que “el hecho de que ocurra una renovación política por la vía electoral, no es prueba suficiente de la buena calidad democrática de un régimen político”.
Y es que como lo ha señalado Norberto Bobbio “puede haber elecciones sin democracia”.
En 18 años, Zacatecas ha registrado dos procesos de alternancia, pero estás no han llevado a la transición democrática y menos a la renovación del régimen político, para responder a las demandas de la sociedad.
La alternancia no ha sido capaz de desmantelar los soportes del autoritarismo, de combatir los rezagos, de eliminar las injusticias y de ensanchar los horizontes de la democracia. Se ha fracasado, pues.
Por otra parte, los comicios del presente año, para elegir gobernador, alcaldes y diputados, se realizarán en un contexto no de pluralismo moderado, sino de pluralismo poralizante, que atomizará la fuerza del voto ciudadano.
Por si fuera poco, la lucha por el poder se librará en una arena en donde las fuerzas nacionales, como camisas de fuerzas, impusieron la vestimenta y la dinámica de las coaliciones y las alianzas. Los actores políticos locales mostraron fragilidad y su participación quedó en niveles testimoniales.
Como ejemplo de ello hemos observado con escepticismo y estupor, como izquierdas y derechas quedaron atrapadas en el desaseo en la construcción de los acuerdos nacionales, sin que haya solución definitiva ante sus diferencias. Una conducta patética que no educa en los valores de la democracia y si en los escenarios de la política vista como escándalo mediático.
Lo deseable sería que estas elecciones condujeran a la alternancia, a la transición democrática y a la renovación de las élites.