Por Osvaldo Avila Tizcareño
El pasado sábado 6 de mayo arrancó oficialmente la XXI Espartaqueada Deportiva Nacional, con un numeroso desfile donde más de 6 mil deportistas hicieron gala de alegría, vigor y juventud, que fue acompañado de un imponente programa cultural que cerró con una recreación del juego de pelota.
Sin duda la parte más importante fue el mensaje de nuestro líder nacional, el Ing. Aquiles Córdova Morán, quien desarrolló la explicación profunda de nuestra labor deportiva y nos convocó a seguir forjando el hombre nuevo para erradicar la terrible desigualdad que aqueja a la mayoría de los mexicanos.
Quiero compartirles primeramente mi sentimiento personal, a pesar de que son muchos años en los que he presenciado varios eventos de este tipo, no pude evitar emocionarme casi hasta las lágrimas, contagiado por el ánimo de los participantes y sorprendido por la capacidad creadora e imaginación colectiva para impactar al público. De todas las latitudes del país, desde Baja California hasta Yucatán, se hicieron presentes los jóvenes entusiastas que portaban con orgullo los estandartes de sus respectivos estados, resultaba imposible emocionarse y sumarse a la algarabía.
En segundo lugar, quiero dejar asentado que se trata de un evento amateur, sin patrocinio oficial y que a pesar de ello tiene una altísima calidad competitiva; el sostenimiento del mismo depende del antorchismo y de los participantes que haciendo ingentes esfuerzos realizan colectas, vendimias e incluso los jóvenes trabajan para costear sus uniformes o sus tenis; hoy que es muy común oír hablar del compromiso con las nuevas generaciones y de la importancia de darles todo el apoyo, brillan por su ausencia las acciones materiales de respaldo gubernamental y es la acción colectiva liderada por nuestro movimiento la que permite materializar tan importante evento.
En tercer lugar, quiero destacar el momento en que se efectúa nuestra justa deportiva, según las cifras oficiales en lo que va del sexenio (54 meses), se suman ya 153, 231 muertos en actos violentos, cifra cercana a los poco más de 156 mil asesinados durante toda la administración de Peña Nieto. A lo anterior hay que sumarle la creciente adicción al fentanilo y otros estupefacientes que consumen sobre todo las juventudes, lo que genera una terrible pandemia que está acabando con la salud de la población joven, en este crítico momento aquí estamos los antorchistas, impulsando el deporte para evitar que caigan en acciones delincuenciales o vicios.
Por último, nuestro evento se lleva a cabo en el cuarto año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que emprendió una campaña persecutoria desde su arribo al gobierno federal, que ha sido secundada por alcaldes y gobernadores que lanzan carretadas de calumnias y epítetos con el objetivo de causar animadversión de la ciudadanía y desaliento en nuestras bases. Sin negar el aturdimiento momentáneo, podemos decir sin temor a equivocarnos que el saldo es positivo y que con los ataques sólo logró templarnos y lanzarnos hacia adelante.
Concluyo, víctimas de persecución, sin patrocinio alguno y en un tiempo en que la demagogia barata es la carta de presentación actual de muchos, es digno de destacar el esfuerzo que estamos emprendiendo, lo que nos coloca como una organización sólida, estructurada y con un proyecto integral de país en el que es fundamental formar al hombre nuevo, un ser que desarrolle sus capacidades físicas, temple su espíritu y sepa actuar en colectivo.
Ese es el objetivo de nuestra actividad y ante la catástrofe mundial que vive el planeta entero, donde según Joseph Stigliz el 1% tiene tanto como el 99% y donde nuestro país marcha en el mismo sentido con una acumulación de un millón de dólares diarios en manos del magnate Carlos Slim, se hace indispensable conformar la vanguardia que dirija los destinos de la patria, sin duda una tarea compleja, pero nuestra Espartaqueada es una muestra de que es posible y que tarde o temprano lo lograremos.