La Exigencia. Por Silvia Montes Montañez

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POR FAVOR, que los candidatos de todos los partidos hagan un pequeño alto y reflexionen en una sencilla pero bastante significativa frase de Aracely Guerrero, candidata, por cierto a una diputación local.

LA PRIISTA  afirmó: “No es tiempo de darnos el lujo de equivocarnos”.

OBVIAMENTE no hay períodos complacientes en los que debamos aceptar que los representantes populares y servidores públicos se equivoquen como parte de un aprendizaje normal por el que inevitablemente deben pasar. Aceptarlo, es igual a cubrir ineficiencias y yerros en la obligación de dar buenos resultados.

POR ESO la expresión de Aracely es de fondo, necesaria y  pertinente.

CITO una fatalidad que recién comentaba en el programa “Diálogos” (que puede usted seguir los jueves y sábados por internet a las seis y siete de la tarde), el candidato independiente Rogelio Cárdenas Hernández y con la que estamos desde siempre identificados:

EL PRIMER año, decía, es para aprender; el segundo para más o menos hacer, y el tercero, para robar ¡Que tremendo y que arraigado en la opinión generalizada!

ES INMORAL aceptarlo y dar como vigente esta lamentable proyección del quehacer público en los tres órdenes de gobierno y aún entre los poderes del estado, por ejemplo, en el caso de legisladores cuyo desprestigio se remite a décadas atrás en el país y el estado.

PROCEDENTES de cualquier partido, los políticos y servidores públicos tienen la grave responsabilidad de entregar a la ciudadanía no sólo buenos, sino excelentes resultados. Si bien las circunstancias influyen para mal en determinados momentos, esto no justifica la incapacidad ni el error.

PRECISAMENTE de la magnitud del reto debe ser la respuesta. Si no ¿En qué radica el compromiso de servir? ¿Solamente administrar y para colmo hacerlo con deficiencias imperdonables?

QUIEN no esté seguro de sus capacidades, mejor que desista. Está a tiempo.

VALE otra máxima popular basada en la lógica: El gobernante no está obligado a saber de todo, a ser experto en absolutamente todos los temas que le compete atender; lo que procede es rodearse de un equipo competente y una magnífica asesoría para salir avante y tener éxito.

ES VERDAD pero los equipos no sustituyen liderazgos. Son obligados.

SUGIERO que la reflexión de Aracely Guerrero se coloque con letras doradas en todas las oficinas de campaña o que los candidatos, de plano, como en los viejos tiempos de las tareas escolares hagan planas y planas hasta grabárselo muy en el centro de su conciencia.

SIGUIENDO con los comentarios de la candidata a diputada por el IV Distrito Electoral, no está mal otro de sus planteamientos: “Que en esta elección ganen las mujeres” ¡Muy bien! Somos más responsables, mejores administradoras y no perdemos la cabeza en borracheras.

PERO ¿Dónde están ellas? Las necesitamos más visibles, más determinadas, más convincentes y más convencidas de que, en efecto, tienen  capacidad de sobra y la gente puede confiar en el género (femenino, obviamente), pruebas de que podemos con los desafíos existen y muy claras.

INSISTO pues con la exigencia legítima de los ciudadanos electores (esperemos que muchos acudan a votar) por candidatos bien preparados, congruentes, y con una absoluta claridad respecto al compromiso de servir con altos estándares de calidad, porque, efectivamente, ya no es tiempo de improvisar.

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