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El objeto de este texto es presentar un conjunto de notas acerca de la Gaceta del Gobierno Supremo del Estado de Zacatecas, el primer periódico oficial en el estado (1828-1844). Por su condición, es pertinente interrogar: si bien un periódico es un objeto que contiene la opinión (las opiniones, las representaciones) de los redactores y editores, participa en la circulación de las ideas y en la consecuente discusión abierta y pública de todos los asuntos, incluidos los que atañen al poder; entonces, un periódico oficial cómo asume su referencialidad pública –política- y cuál es su rol en el espacio público político.
Revisemos estas cuestiones. El periodo en que circuló la Gaceta es el de los años en que ocurrió el también primigenio proceso de construcción del Estado nacional en México. Proceso que, se ha mostrado, requirió de “complejos experimentos” sociales, económicos y políticos para transitar del llamado Antiguo régimen a la instauración de la República. Es el lapso en que se asentó la modernidad, aunque no desaparecieron del todo las prácticas de la sociedad tradicional. El caso de Zacatecas no fue una región con una dinámica aislada. Contó con las facciones y las veleidades de la acción política del México postindependiente, al tiempo que estaba inmerso en su propia construcción institucional confederal. Agréguese a ello que merced a los beneficios económicos que se extrajeron de la minería –con una empresa estatal- y por las habilidades del grupo político en el poder, Zacatecas se proyectó como un estado confederal fuerte, en contraste con el Estado nacional que en vía paralela no daba señales de una consolidación inmediata.
Cuando apareció La Gaceta del Gobierno Supremo del estado de Zacatecas, en noviembre de 1828, las instituciones formales del espacio público político estaban siendo instauradas o programadas. Son los casos de las escuelas de primeras letras, la Escuela Normal, el Instituto Literario, la Biblioteca Pública, los gabinetes de lectura en las secretarías de los ayuntamientos del interior del estado, las áreas de convivencia socio cultural como el teatro de la ciudad y la Sociedad de Amigos del País y se mantenía ya la libre circulación de impresos (libros, periódicos, hojas). No está de más señalar que su existencia y las labores que desde ellas se desplegaron, sirvieron para determinar el alcance espacial del dominio que se construía desde la ciudad de Zacatecas para el resto del estado. Dominio que no se restringió al campo político, sino que se extendió al resto de los campos de la realidad social. Esta manifestación también definió parte del alcance de dominio de la primigenia elite regional.
En lo que toca al contexto inmediato del periódico, la proyección de la Gaceta ocurrió en el periodo de circulación de los primeros impresos periódicos en Zacatecas. Es una etapa que está definida a partir de la aparición del primer impreso producido en Zacatecas y cierra cuando el periódico oficial, precisamente la Gaceta, fue suspendida por órdenes gubernamentales. En este ciclo se elaboraron al menos doce periódicos en el estado: Actas de Sesiones del Congreso (1824-1829); Correo político, Económico y Literario (1825-1828); El Abanico (1826); El Censor Zacatecano (1826); Gaceta del Gobierno Supremo de Zacatecas (1828-1835 / 1844); El Pasatiempo (1829); El Diario de la Guerra (1829); El Defensor de la Religión (1830); Aristarco (1832, Sombrerete, Zac.); El Cometa (1832); El Observador Zacatecano (1833); El Cometa de 1835 (1835).
La publicación de los periódicos fue posible por la instalación de una imprenta en la ciudad de Zacatecas. La existencia de una imprenta en la ciudad de Zacatecas y su utilización, casi exclusiva por los gobiernos estatal generaron una centralización de lo impreso que perduró hasta mediados del siglo XIX, y contribuyó para que las expresiones cultural y política fueran un coto de los grupos asentados en la capital estatal. La monopolización disminuyó cuando fueron instaladas imprentas de particulares en la capital del estado y en otras comunidades del interior de Zacatecas.
Otra implicación de la existencia de una imprenta, está en el similar diseño de los periódicos. A partir de la Gaceta (1829), el diseño fue que posterior al área de identificación (el título y condiciones de financiamiento), el contenido fue seccionado en apartados delimitados con título: Congreso del estado –las actas de sesiones-; Oficial –decretos, circulares-; Miscelánea –textos literarios y científicos-; Editorial –reflexión de los redactores sobre los acontecimientos políticos inmediatos-; y, por último, los avisos esporádicos de particulares.
Respecto del periodo de circulación, tuvieron una duración mayor al año las Actas (1824-1829), el Correo Político (1825-1828) y la Gaceta del Gobierno Supremo (1828-1835) –que sustituyó a los dos primeros-. El resto apareció por un lapso breve, no más de nueve meses. En cuanto a la periodicidad, se observa que siendo prioritaria y obligatoria la impresión de las disposiciones gubernamentales y el periódico oficial, el resto de los periódicos fueron editados en días que no interferían con la impresión de los documentos oficiales. La Gaceta inició como bisemanario y pasó a trisemanario, cuando integró a su contenido las actas del Congreso. Esta situación es justo lo que muestra su colocación como el impreso periódico referencial en la entidad.
La implicación de este hecho fue que cada semana circularon al menos dos periódicos locales en las comunidades de Zacatecas, pues casi todos los impresos fueron bisemanarios. Al interior del Estado las condiciones de la periodicidad repercutieron en la distribución, dado que el correo llevó frecuentemente paquetes de periódicos con ejemplares atrasados. Este hecho, por cierto, no cambió el resto del siglo XIX. En su momento, interroguemos ¿el lector qué leyó primero, la Gaceta o el resto de los impresos que adquiría? ¿cómo asumía la información? ¿la jerarquizaba, la transmitía o la colocaba en el ámbito estrictamente privado?
El financiamiento común de los periódicos se obtuvo principalmente de las suscripciones. A esto le han llamado mecenazgo colectivo, pues dependió de los adquirentes en plural. Las condiciones de la suscripción, anunciadas en los prospectos, indicaban que el pago en la Gaceta fue mensual. Otra vía de financiamiento, mínima y poco frecuente, fue el pago por la inserción de avisos particulares. En el caso de la Gaceta del Gobierno Supremo el ideal mecenazgo colectivo compartió recursos con el patronazgo gubernamental. No está de más comentar que estas disposiciones se cumplimentaron a cabalidad. En la “Demostración del presupuesto de los gastos y productos del estado libre federado de los Zacatecas para el presente año de 1829”, exhibe que la inversión para la producción de la Gaceta fue similar al sueldo anual de un diputado o del vicegobernador, que para cada uno fue de dos mil cuatrocientos pesos. En el caso de la Gaceta, el presupuesto anual fue de dos mil cuatrocientos treinta pesos en su primer año.
Estas disposiciones se entiende están en el orden de que el periódico era parte del conjunto de impresos gubernamentales a través de los cuales las autoridades estatales comunicaban las disposiciones de su competencia. En este tenor son consecuencia del proyecto moderno de informar al conglomerado de sus ciudadanos; aunque en su seno guarda una contradicción si asumimos las reflexiones de Antonio Gramsci, para quien la idea de un “periódico oficial” está vinculado a las “estructuras no-liberales”, pues hacen depender a la opinión pública al comprar, obsequiar o dirigir periódicos desde el poder.
Acerca del contenido de la Gaceta, además de los documentos gubernamentales, incluyó esporádicamente notas acerca de eventos públicos políticos, artículos científicos, históricos, reseñas de ceremonias cívicas, poemas, relatos didácticos y remitidos de particulares que opinaban sobre lo expuesto. Los individuos con mayor colaboración literaria son Fernando Calderón y Luis de la Rosa. Otra fuente al que se abrevó fue el contenido de periódicos foráneos. Este asunto, junto a la dependencia discursiva también expresa el alcance de intercambio que tuvo la Gaceta. En ella se anotaron referencias sobre el Astro Moreliano, El Espíritu Público, Los Amigos de la Federación, La Aurora de Guadalajara, El Censor de Veracruz y El Sol de la Ciudad de México.
Los textos de la Gaceta, en su conjunto, así como las propuestas del redactor de mantener la publicación del “material útil que coincidentemente forman las deliberaciones de los poderes supremos, y la publicación de todo lo conducente a la instrucción que el pueblo debe tener sobre el progreso o decadencia de los ramos que constituyen la administración”, fomentó el perfil de una publicación que transitaba de una ferviente dedicación por instruir al pueblo a la deliberación política.