La resolución de fondo de sus pasivos financieros que se han agravado, es una condición necesaria para darle gobernabilidad al sistema educativo zacatecano y un requisito para cumplir con los compromisos de obligatoriedad de la enseñanza de calidad tutelados por las reformas constitucionales, suscritos por la mayoría de las fuerzas políticas en el marco del Pacto por México. Sin este componente, ningún gobierno en Zacatecas podrá entregar a la ciudadanía buenos y eficientes resultados y estará condenado no sólo al fracaso, sino incluso al probable desastre.
En nuestro Estado los pasivos económicos del sector educativo son descomunales y desde hace tiempo se han convertido en una pesada losa que impactan negativamente y, más aún, inciden al distorsionar las finanzas de la administración pública de la entidad. Con esa circunstancia se le resta capacidad al gobierno para atender los asuntos fundamentales del desarrollo.
Los volúmenes de los pasivos en este sector adquirieron ya niveles alarmantes para la economía del Estado: se registran más de dos mil millones de pesos en los subsistemas de la enseñanza obligatoria (primaria, secundaria y bachillerato) y el déficit financiero en la educación superior, incluyendo la de tipo autónoma, alcanza una cifra superior a los mil quinientos millones.
Los pasivos financieros del sector educativo zacatecano representan en promedio el 14 por ciento del total del monto de los recursos que componen el presupuesto anualizado para el Estado.
Según expertos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHYCP) y otros especialistas financieros nacionales, a quienes recientemente consultamos, nos señalaron que el total de los pasivos del sector educativo acumulado de todas las entidades federativas asciende conservadoramente a más de 35 mil millones de pesos. Zacatecas aporta el 10% de ese déficit.
Sin la reducción de los montos del déficit en el sector educativo, impensable será aspirar a una administración pública estatal sana y ésta podría ser arrastrada a un laberinto sin salida.
Hacia finales del presente año, a efecto de cubrir las responsabilidades con el magisterio, sino se cuenta con recursos frescos, la puerta del endeudamiento será la única salida que pueda tener la administración estatal.
LA REIGENIERIA FINANCIERA DEL SECTOR EDUCATIVO:
Bajo la actual estructura financiera, el sector educativo zacatecano no podrá sobrevivir mucho sin que tienda al escenario del colapso. Se requiere <urge> una reingeniería y con ello implementar un renovado modelo de gestión administrativa fundada en la calidad y en la cultura de la evaluación al desempeño.
Se impone por eso la necesidad de trazar una ruta crítica y estratégica para superar los déficits y los pasivos financieros que presionan el funcionamiento óptimo del sistema zacatecano.
Algunos gobiernos estatales aprovecharon la coyuntura de conciliación del número de plazas y en el proceso de transferencia de la nómica magisterial al control centralizado del gobierno de la república, lograron que la federación les reasignara recursos económicos extraordinarios para soportar un buen número de puestos de trabajo que antes eran financiados por los Estados.
El apoyo de la federación para resolver volúmenes de pasivos financieros en ciertas entidades federativas, estuvo respaldado por iniciativas de negociación con el presidente Enrique Peña Nieto y el Secretario de Hacienda, Luis Videgaray. La pregunta, que al respecto: ¿Qué tanto Zacatecas capitalizó esta coyuntura?
En el gobierno de Miguel Alonso Reyes se desaprovecharon los primeros años de su administración para superar los pasivos económicos en este sector crucial. El actual Secretario de Educación, el profesor Ubaldo Ávila está haciendo esfuerzos interesantes y dignos de reconocer. Pero tiene el tiempo en contra.
Al tema de los pasivos financieros, se agrega otra bomba de tiempo: el pago de pensiones y jubilaciones.
Sin educación de calidad, poco o nada podrá cambiar Zacatecas.