En memoria de Don Sergio Candelas, prestigiado periodista, escritor e historiador. Un zacatecano ejemplar. Maestro y Amigo generoso.
Por Manuel Ibarra Santos
- El rol del presidente Peña Nieto y del gobernador Miguel Alonso en la sucesión.
- El retorno a los escenarios políticos locales de Genaro Borrego y su encuentro con Beltrones.
- Que la sucesión gubernamental beneficie al pueblo zacatecano y no sólo a unos cuantos.
Beltrones estuvo en Zacatecas e hizo sonar los tambores de guerra de la sucesión, que movieron en un avispero a grupos e individuos. En un acto multitudinario ante representantes de los 58 municipios, en un ritual de amplias expectativas, dio a conocer públicamente las claves que su partido –el PRI- utilizará para definir internamente el proceso de postulación del candidato a la gubernatura para las elecciones del 2016. Dos personajes, en orden de jerarquía en su respectiva dimensión, serán protagonistas en esa toma de decisión: el presidente Enrique Peña Nieto y el gobernador Miguel Alonso Reyes, quien al menos tendrá, esté último, la opción del veto. No hay novedad en el procedimiento y se impondrán inexorablemente las reglas no escritas del viejo sistema político mexicano.
Las claves de la sucesión <por lo que Beltrones expresó>, estarán definidas por las reglas dictadas por la ortodoxia de la disciplina, la militancia, la unidad y de quien garantice plena lealtad al presidente Enrique Peña Nieto, por una razón fundamental:
El partido en el gobierno no se arriesgará a postular a nadie que desde sus debilidades y apetitos personales ponga en riesgo el criterio de autoridad nacional, fomente la balcanización del país o peor aún se constituya en un enemigo encubierto del proyecto que promueve el gobierno de la república, y más cuando en el 2016 estarán en juego 12 gubernaturas.
Si hubo quienes ingenuamente esperaban que en su mensaje Beltrones pronunciara el nombre del posible precandidato priísta al gobierno de Zacatecas, se equivocaron rotundamente. Ese evento del dirigente nacional del PRI tan sólo fue el primero de varios, en una especie de round de sombra, para decantar la decisión que en muy breve tiempo estará tomando el Revolucionario Institucional y que será de gran impacto para el futuro del Estado.
Lo que tendrá que entenderse es que la sucesión gubernamental es un evento que no puede determinarse en los espacios de la frivolidad y lo trivial, por el número de aplausos o en las pasarelas de la improvisación. Es ante todo un acto que obliga a revisar trayectorias, que considera relaciones de poder, que requiere de oficio, de fuerza, de compromiso y de responsabilidad social.
El discurso de Beltrones estuvo lleno de mensajes cifrados. Fue importante lo que dijo, pero igual de relevante lo que no expresó públicamente, lo que manifestó antes o después del evento, en los cerrados círculos del poder.
Manlio Fabio Beltrones reconoció, incluso festinó, que en Zacatecas existan ya muchos precandidatos a puestos de elección popular, algunos de ellos desesperados e hiper/inquietos. Pero lo fundamental será que, a la hora de las decisiones, se plieguen todos a la unidad y a la disciplina partidaria, porque en ese momento se podrán construir acuerdos, pero no habrá debilidades.
En el evento presidido por Beltrones y Miguel Alonso quedó demostrado que Zacatecas no es Estado de un solo hombre, de un solo grupo político, de una sola dinastía y que hay, sí, al contrario, una gran pluralidad de expresiones, de las cuales la mayoría ya trabaja sordamente para no quedarse al margen del proceso de sucesión 2016.
EL LIDERAZGO DE PEÑA NIETO, LOS PRESIDENTES Y LA SUCESIÓN GUBERNAMENTAL DEL 2016.
Beltrones mismo se encargó de resaltar en su intervención el liderazgo de Enrique Peña Nieto, de subrayar la fuerza presidencial y de su protagonismo en los procesos de sucesión en las entidades de la república. Y esa responsabilidad corresponde con atingencia procesarla con inteligencia, en esta ocasión, al dirigente del PRI. No hacerlo es dejar espacios para el desorden y la ingobernabilidad, lo cual sería peligroso para el país.
Los personajes que han gobernado Zacatecas saben de la fuerza que tienen los presidentes de la república, incluyendo aquellos que aparentaron en su ejercicio debilidad como Vicente Fox, quien por lo demás fue factor decisivo, por ejemplo, en el triunfo de la izquierda en el 2004 en nuestro Estado. Antes, en la primera alternancia política zacatecana de 1998, desempeñó un papel central la alianza Ernesto Zedillo/Andrés Manuel López Obrador (AMLO), de la cual Ricardo Monreal resultó beneficiado.
Genaro Borrego Estrada, Pedro de León Sánchez y Arturo Romo, ex/mandatarios zacatecanos asistentes al evento en mención, hombres de gran oficio político, seguramente saben del rol que juegan los Jefes de la Nación en los procesos de sucesión gubernamental en los Estados. Y así, sólo para ilustrar esa tradición, baste recordar que debido a la petición de longevo líder Fidel Velázquez, fue posible que Carlos Salinas de Gortari avalara la candidatura y la posterior llegada de Romo Gutiérrez al gobierno de Zacatecas, en 1992.
Por cierto, el domingo pasado coincidieron en Zacatecas, se saludaron y convivieron Manlio Fabio Beltrones y Genaro Borrego Estrada, dos personajes de la vida nacional, forjados en una misma matriz política, la encabezada por Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari, grupo que en la actualidad mantiene, en un segundo aire, el control del poder público de la Nación, con Enrique Peña Nieto como líder emergente. Es éste un equipo dominante y de gran influencia en el país. Ni duda cabe.
La política no puede ser la ciencia de la improvisación, sino la disciplina de la planeación estratégica, una tarea nobilísima que si tiene lógica y que debe servir a los asuntos esenciales de una sociedad para su desarrollo.
Por eso, lo fundamental es que la sucesión Zacatecas 2016 se pueda procesar con responsabilidad, con madurez, con civilidad, alejados de aventuras, para que el favorecido sea el pueblo de Zacatecas y no sólo unos cuantos.