Hace ya algunos años, muchos muchos, un hombre llamado Oscar Wilde se paseaba por las calles de Inglaterra con un humos de verdadera grandeza, un clavel verde y sabia ironía.
Oscar, me imagino para los amigos; Sr. Wild para los demás, es representación de la refinación que sólo puede dar una vida acomodada. Su ironía, o a lo mejor su visión del mundo, es hoy un buen camino a seguir. Para ello propongo unas perlas:
1. «Hay solamente una cosa en el mundo peor que hablen de ti, y es que no hablen de ti»
«Que hablen mal de uno es espantoso. Pero hay algo peor: que no hablen».
Esta frase esta apunto para explicar el papel del sujeto en la sociedad actual. ¿En realidad es necesaria la presencia de uno en este mundo?. Y de serlo, ¿es necesario que los demás, o las demás, ( en lo que llegan a cuerda los eruditos) tengan que expresarte de ti? Y por otro lado, la inexistencia publica del sí mismo (se escucha mejor en ingles my self) ¿esta relacionada con la presencia o con la producción del sujeto?
Wild, en su gran y honrosa calidad de serlo, piensa en los demás como el gran escenario donde el ser , donde el sí mismo, debe y es el centro del todo. Donde uno mismo es el eje central y centrípeto del mundo.
2. «La gente enseña para disimular su ignorancia, lo mismo que sonríe para ocultar sus lágrimas».
Siguiendo en ésta necesidad del actor, uno mismo, tiene la capacidad de interactuar con los actores secundarios de su propia vida. Wilde les llama “gente” ese que no es uno, pero que sin embargo da pautas para el guion, o es patiño de nuestra propia vida. Para él el acto de comunicar los saberes es una muestra clara de dolor, de impotencia, de miedo y acaso de frustración. Por ello el sujeto, el actor principal, uno mismo, debe ser capaz de sonreír sin tristeza, de aprender de la vida por medio de los goces y dolores de la misma. No se refiere, esto lo supongo, a una enseñanza formal, sino aquella que se requiere para el mundo cotidiano. Nadie puede, por tanto, ocultar para siempre los sentimientos ni los intereses
3. «Es absurdo dividir a la gente en buena y mala. La gente es tan sólo encantadora o aburrida».
Un hombre que es capaz de intentar “frasearlo” todo. Es decir, de explicar el mundo por medio de frases o aforismos, llega a la absoluta necesidad de la simplificación. Sin embargo el componente principal de Oscar es dejar de lado cualquier visión maniquea de la vida. La simplifica, y llaga a la imperiosa necesidad de valora a los demás como encantadores o aburridos. No buenos o malos. Encantadores o aburridos. Y pregunto ¿no será esto un verdadero teorema? La bondad o maldad son contextuales, más el encanto y el aburrimiento son totalidades que no aceptan, bajo ningún pretexto, texto o contexto, una interpretación más que la del actor. Ese ser univoco, que es el centro de su vida, que es independiente y que determina el escenario de su vida, donde todo lo que le circunda es sólo accesorio.
4. «Experiencia es el nombre que damos a nuestras equivocaciones»
Fiel a su pensamiento, Oscar Wilde, entiende que la experiencia no es mas que la suma de errores y fracasos. La experiencia, eso que queda en el consiente e inconsciente, pocas veces cuenta los éxitos. Pocas personas hablaran del éxito como experiencia, más bien lo harán como un logro o ejemplo. En cambio las experiencias son reflexiones de imposibilidades, de problemas no resueltos o de errores.
Lamentablemente el mismo Wilde nos deja una obra que esta llena de sus experiencias: de profundis : http://www.biblioteca.org.ar/libros/300544.pdf. En ella cuenta su experiencia y la mejor carta de amor que, a mi juicio, se ha escrito.
Al final Wild seria, como aquel librero con síndrome de Diógenes, que muere aplastado por sus libros, muerto por sus frases.