La misma tónica y el mismo rollo

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logo direccionesPor: Manuel Narváez Narváez

Email: manuelnarvaez2008@hotmail.com

Twitter: @manuelnarvaez65

Por alguna razón que aún no acabo de entender llegué a pensar que dadas las circunstancias de descrédito en las que se encuentra la patidocracia mexicana y por ende los tres órdenes de gobierno, los partidos políticos y sus candidatos a diputados federales tendrían un poco de vergüenza y reconocerían sus yerros por el terrible daño que le han causado a la nación y al país, y optarían por tratar de recuperar la confianza ciudadana con ideas y propuestas que atajen de fondo los males que aquejan a México, pero no, la verdad que fui ingenuo al pensar eso. La gata ha sido tan revolcada que ya ni pelos le quedan.

Los mismos merolicos, las mismas charras de siempre. No he sabido, pese a lo obsceno del número de espacios que tienen en los medios de comunicación para exponer la plataforma legislativa cada partido político y las propuestas top de cada candidato, de una sola que tenga la humildad de reconocer los errores cometidos, mucho menos algo que invite a sufragar por tal o cual suspirante. Apenas inicia la primera semana y todos, sin excepción, ya mostraron lo que son: la peor calamidad en lo que va del siglo XXI:

Sinceramente esperaba que algún partido o candidato, en un arranque de honestidad comprometiera el registro y la estancia en la cámara de diputados si no cumple con tres o cuatro propuestas que ataquen de fondo la impunidad y la corrupción, comenzando por la eliminación del fuero para cualquier funcionario público; que se aplique la retroactividad de la Ley a quienes se han enriquecido ilícitamente a costa del erario, que se reduzca el gasto público al menos en un 30% y el salario de los legisladores a una tercera parte, así como la eliminación de toda la parvada de asesores VIP de los tres poderes y se constituya un tribunal de cuentas absolutamente ciudadano surgido de la insaculación pública del padrón electoral. Nadie lo ha hecho,  y si no es así, para mí toda su propaganda equivale a desechos intestinales de perro.

La pomposa y ridícula legislación electoral mexicana exige, en otras tantas payasadas, lo digo en serio, que todas las gerencias partidistas entreguen una plataforma legislativa, es decir, un documento con sus propuestas, con base en su ideología y acordes a los requerimientos ciudadanos. Ninguno, si amigos lectores, ninguno presentó propuestas claras y concisas que lleven a detener la impunidad y la corrupción galopante en el país, mucho menos consecuencias eficaces en caso de no cumplirlas.

Todas, si, todas las plataformas presentadas ante el “árbitro electoral” contienen las más variadas formas eufemísticas de un país que no existe. Ya se imaginarán la sarta de eyaculaciones mentales que plasmaron en sus respctivas plataformas legislativas: “vamos a terminar con la corrupción”; “impulsaremos el desarrollo económico y social”; “más recursos para la educación y el campo”; “presupuesto responsable”; “ consolidación democrática”; “tecnologías verdes”; etc, etc. Todas, sin excepción, refritean lo de seis procesos electorales similares anteriores.

Eso sí, a candidatos y candidatas se les llena la boca con propuestas temerarias como la de acabar con los males de México y castigar a los responsables; sin embargo, el problema es que ninguno de ellos va a poder realizarlo, menos a comprometerse a pedir licencia en caso de incumplimiento por la simple y sencilla razón de que la agenda legislativa la pactan los coordinadores parlamentarios que siempre son los legisladores plurinominales, esos que no hacen campaña y que solo esperan el 29 de agosto para tomar protesta y asumir el cargo; el dirigente nacional de cada partido y el titular del poder ejecutivo.

Ninguno de los candidatos en los 300 distritos electorales del país tiene la fuerza moral ni política para hacer valer sus promesas de campaña ante el electorado toda vez que las prioridades de la cámara de diputados está plegada a los intereses del momento del grupo en el poder y a las prebendas que obtienen de ella los coordinadores parlamentarios y dirigentes partidistas nacionales.

Si hubiese un solo partido en competencia que abrigue cualquiera de las exigencias ciudadanas antes descritas y estuviese dispuesto a defenderlas con la misma vehemencia que impulsaron las “reformas de fondo” como la laboral, la energética y la de comunicaciones, ya lo sabríamos, pero en sus plataformas legislativas no existe ese compromiso como tampoco ningún dirigente partidista ha dicho ´esa boca es mía´.

Lo que sí he constatado hasta el momento es el cinismo en su máxima expresión y la tuberculosa memoria que tiene los políticos mexicanos, para aventar la primera, la segunda y hasta la tercera piedra para destrozar al adversario, al que tratan peor que enemigo del Islam. Los señalamientos de corruptos y  malos para gobernar han saturado la primera partida de los millones de spots a los que nos condenaron a los ciudadanos a escuchar.

Las diez gerencias partidistas en competencia se han acusado mutuamente de ser la peor pesadilla de los mexicanos, y todas, sin excepción, han escupido hacia arriba o se han quedado con el saco que les cae a la perfección. Desde los más conocidos hasta los nuevos beneficiarios de las multimillonarias prerrogativas, todos tienen la boca chimuela y la cola tan larga como cometa.

Con la esperanza cada vez más desnutrida, la verdad hay muy, pero muy poco de donde escoger. En las circunstancias actuales preferiría abstenerme de ir a perder mi tiempo el 7 de junio, o de rayar toda la boleta, sin embargo eso tampoco resuelve el problema. Lo que sí voy a  hacer es que entregaré mi voto al menos “pior” de los candidatos, porque hay de roedores a roedores, y los que hoy carcomen con tamaños dientes se asemejan a la peor de las pestes.

P.D. Al margen de mi forma de pensar, quiero agradecer de todo corazón a aquellas personas, familiares, amigos y conocidos que desinteresadamente estuvieron con mi hermana y un servidor en los duros momentos para entregar al creador a mi madre querida. QDEP.

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