Apareció tras de mí y me dijo “joven, un regalo”. Volteé y en sus manos estaba un libro, no recuerdo bien el rostro de la señora pero le agradecí tan especial regalo.
Estaba en la sala de prensa de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2013 y el barullo de los periodistas comenzaba a desaparecer. Era tarde y quedábamos unos cuantos y por ende fueron pocos los que pudieron tener aquel regalo.
El nombre del libro atraía inmediatamente: La novela perdida de Borges de un editorial y autor hasta ese momento desconocido para mí, por lo que el entusiasmo con el que lo recibí se desvaneció pronto. La costumbre de dejarme guiar por los nombres de los escritores y el prestigio de las editoriales para leer un libro hizo que lo guardara en un rincón del librero hasta hace unos días que recordé que lo tenía y la sorpresa fue grata.
La novela perdida de Borges (Tombooktu 2013) del español radicado en México, Pablo Paniagua, resultó un texto bastante entretenido. Narra la historia de Aurora y Jorge Luis, dos estudiantes de literatura en Madrid que son testigos del asesinato del historiador John Lehinger quien había anunciado en un conferencia magistral, la existencia de un manuscrito de una novela inacabada del escritor argentino Jorge Luis Borges, no sin antes defenestrar el trabajo literario de éste.
El asesinato del catedrático y la existencia de ese manuscrito son el momento de tensión del que parte la historia, pues llevará a Aurora y Jorge Luis a volar hasta México donde inexplicablemente está al manuscrito en un domicilio particular de la ciudad de Guanajuato.
Y en Guanajuato tendrán que urdir un plan para extraerlo de esa casa, se encontrarán con un par de gemelos pelirojos sospechosos, además de que Jorge Luis para acostarse con Aurora tendrá primero que pasar unas noches con la hermana discapacitada de ésta y soportar todos los días las noticias asesinas que invaden a México.
La estructura de la novela es sencilla, capítulos muy breves de máximo tres páginas, y la narración es accesible, rápida de leer. La historia le da al libro un cariz de novela policiaca aunque si se toma sólo como eso, como un texto de este género, la trama resulta muy floja y suelta.
Lo interesante del libro es el juego literario que pretende hacer Paniagua, pues más allá de la historia de la búsqueda de la novela inacabada, el autor experimenta la literatura fractal y el ensayo, lo que da como resultado un híbrido muy rico.
Los personajes son poco interesantes, Paniagua no pone en ellos rasgos que los hagan entrañables, incluso reiteradas veces suelen volverse odiosos. Jorge Luis es el estudiante de literatura pretencioso que fuma porros, quiere “coger” con Aurora y vive bajo el yugo patriarcal de su padre que se “caga en Dios y en la Virgen” todo el tiempo.
Aurora, por su parte, es la hija yuppie de un diplomático mexicano, rica, bipolar y engreída con intenciones fallidas de rebeldía. Pero lo interesante es el personaje que es asesinado, el historiador John Lehinger del cual echa mano Paniagua para verter en la novela su opinión sobre la literatura y la figura de Borges al cual pretende desmitificar.
Lehinger dice en su conferencia respecto al autor del Aleph:
“…se dice de sus virtudes narrativas, de su calidad e inteligencia, señaladas por muchos estudiosos, críticos y comentaristas literarios, que pienso lo hacen con demasiada gratuidad o ligereza…y me explico: no todo lo que reluce es oro, pues esa renombrada inteligencia borgiana puede ser fruto de un fuego de artificio, de una pedantería disfrazada de erudición, pues hay que atender el hecho irrefutable del uso de palabras inusuales, como si el autor se hubiera dedicado a hacer una larga lista para luego insertarlas con el fin de causar tal efecto, artimaña que se manifiesta cuando las usa sin ningún efecto, lo que anula, de un modo u otro, la estrategia de poner al día términos en desuso cuando lo hace con dicha torpeza…Luego, se desvive por apabullar al lector con datos de una exclusividad digna de un erudito, que, aunque puedan ser reales o inventados, no siempre enriquecen la narración y evidencian el ánimo de sobrepasar cualquier utilidad y convertirse por tanto, en un acto de presunción”
Y dice más adelante el supuesto historiador: “Y ahora me toca hablar de la parte más débil y notoria de Jorge Luis Borges: su incapacidad conceptual para construir, por un autor de tan supuesta valía, lo que se considera la máxima expresión de la narrativa: una novela. Así de simple, Borges nunca escribió una novela, no pudo, no le alcanzo el talento…no supo extender el tiempo narrativo para hacerlo”
A lo largo del libro Paniagua dejará entrever su teoría por la que el argentino no pudo escribir una novela. El argumento principal se basa en la vida que tuvo el argentino, una vida asexual y sin emociones, pues mientras los escritores suelen ser bebedores, Borges, según Paniagua, se conformaba con un vaso de leche, por lo que el principal motivo por el que Jorge Luis Borges no pudo escribir una novela fue porque carecía de vivencias como inspiración para lograr un texto de largo aliento.
Yo no soy un lector asiduo de Borges, conozco poco de su obra salvo los cuentos más famosos. Seguí uno de sus consejos, él decía que si un libro no te atrapaba no se perdiera el tiempo y se siguiera con otro, yo lo hice con él. Así es que tengo pocas herramientas para cuestionar el planteamiento de Paniagua en la novela, lo que destaco es el valor del escritor para tratar de desmitificar a uno de los grandes de la literatura y esos textos para mí, siempre son necesarios.
La novela perdida de Borges tiene un final sorpresivo, borgiano diría yo. Y repito, si se lee como una historia policiaca ésta fracasa porque quedan muchos cabos sueltos. Las partes en que el autor ensaya son interesantes. Pero la novela es agradable en el sentido fantástico y metafísico, con el que el autor homenajea al ínclito escritor que no pudo crear una novela.
Calificación: Se deja leer.