LA PLAGA DE LA CORRUPCIÓN MEXICANA

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manuelPor: Manuel Narváez Narváez

Email: mnarvaez2008@hotmail.com

En los casi 16 años que van de este milenio la mayor parte de los gobernadores de las entidades federativas mexicanas han resultado ser una fiel copia de los excesos en el ejercicio del poder, abuso de autoridad y corrupción que llevó al imperio romano a la decadencia y a su caída.

Solamente unos cuantos se escapan del escrutinio público y, no precisamente porque hayan sido émulos distinguidos de Nelson Mandela o José Mujica, sino porque la tecnología de las redes sociales apenas si se acerca a la mayoría de la edad; aun así, esta tecnología ha sido un espacio de denuncia que ha permitido propagar las raterías y demás trapacerías que muchos gobernadores han cometido en perjuicio del dinero de los contribuyentes.

Pero no sólo las redes sociales han contribuido a exhibir cuánta cloaca rebosante han dejado a su paso los gobernadores. También el descontento generalizado de una sociedad cada vez más crítica y exigente ha orillado a los sujetos obligados a abordar el tema, aunque sea de a mentiritas, porque dicho sea de paso, esa moda de leyes y zares anticorrupción no son otra cosa más que atolito con el dedo para la sociedad.

La transa o corrupción, como guste cada quien entenderla, data desde que el hombre existe. Lo terrible de esta subcultura predadora es que la nación mexicana la ha perfeccionado, sin restarle mérito a quienes desde cualquier trinchera de la sociedad se ha coludido con algún funcionario o servidor público para consumarla. Lo cierto es que muchos gobernadores de este milenio se ganaron el repudio. Y Peña Nieto, bajo este criterio, es amo absoluto.

En estos 16 años varios ex gobernadores han pisado el bote. Unos por un ratito para taparle el ojo al macho; otros, desde la comodidad de un hospital enfrentan los eternos juicios únicos en su clase, gracias a la aportación mexicana al derecho universal: El Amparo. Los hay perredistas, panistas y uno que otro tricolor.

Aquí me detengo para ensanchar mi colaboración de esta semana. Como país ocupamos uno de los lugares más vergonzosos en materia de corrupción a nivel mundial, además, al gobierno mexicano se le “distingue” como uno de los más proclives a cometer cualquier acto deleznable en franco desprecio a la legalidad y la honestidad, pero también se asocia al Partido Revolucionario Institucional (PRI) como la nodriza que surte a la mayoría de las personas que cometen esos actos despreciables.

Hoy día, esa percepción sigue arraigada en la mente de los que nos ven allende nuestras fronteras porque en el país, los mexicanos meten en la misma buchaca a toda la partidocracia azteca. La transa grande ya no es práctica exclusiva de los priístas, ni se da únicamente desde el poder ejecutivo; las mañas han alcanzado a los gobernadores del PAN, PRD, en coalición, independientes y hasta al mamoncito del Verde. La plaga ya es deporte de alto rendimiento en las dirigencias partidistas, cabildos, poder legislativo, amén desde la gloria de la SCJN hasta el juez de paz.

Sorprendentemente como táctica de campaña política y con el ánimo de abanderar el descontento popular harto de la corrupción de sus gobernantes, el priismo, sin rubor alguno y con el cinismo que los caracteriza se ha deslindado (presupuestado y calculado) de ¡UN SOLO GOBERNADOR¡ en lo que va del peñato. Me resulta increíble que pese a las contundentes evidencias de desfalco y quiebra de entidades como Veracruz, Q. Roo, Chihuahua, Nuevo León, Durango, Tamaulipas, Sinaloa, Oaxaca, Tabasco, Puebla y Sonora, por mencionar unas cuantas, apenas se hayan obsequiado órdenes de aprehensión en contra de Javier Duarte y Guillermo Padrés.

Para colmo de burlas, solamente el ex gobernador panista de Sonora se encuentra tras las rejas. Guillermo Padrés Elías, por cierto pariente lejano de Manlio Fabio Beltrones, se entregó a las autoridades; mientras que el ex panzón de Duarte, obviamente el de Veracruz, anda “fuera del radar” de la PGR, quizás para envolverlo en regalo navideño o para aprovechar el circo mediático electoral de 2017 en el EDOMEX.

Quien en su sano juicio pensaría que siendo el PRI sinónimo de corrupción y demagogia en este país, sea el que lleva mano para explotar ante la opinión pública que el roedor del peculio tras las rejas proviene de la madriguera azul. Esto sí que raya en lo absurdo y en lo inverosímil, y mucha culpa de eso tienen los panaderos, de ahora, que se han dejado corromper por las prácticas que tanto y tanto cuestionaron y que alguna vez  encontraron empatía entre el electorado.

Con el escenario actual tan batido, sinceramente veo muy difícil que nuestro país vaya a sortear en el corto plazo la corrupción, saben por qué, porque simple y llanamente no hay consecuencias contra los que la practican. Todo el rollo del combate a la corrupción se circunscribe a meras poses mediáticas y a orquestar organismos sangrones e integrados por vedetes súper bien pagadas a expensas de nuestros impuestos e, impuestas por los mismos que  conforman la medula espinal de esta subcultura predadora, como los es propia partidocracia.

P.D. Necesitamos, ya, un golpe de timón. Si no, a esperar otra conquista. Es cuanto.

 

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