LA REFORMA EDUCATIVA, LOS MAESTROS Y ENRIQUE PEÑA NIETO: ¿NUEVO DIÁLOGO?

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manuel ibarra dosPor: Manuel Ibarra Santos

  • La propuesta sensata de Álvaro Nuño Mayer de trabajar con y muy cerca de los maestros
  • La reforma educativa, excepcional recurso de legitimación, sólo si se le conduce con sensibilidad.
  • El nuevo diálogo implica corregir inconsistencias de la evaluación y en la contratación docente.

Luego del agotamiento del “Mexican Moment”, representado por la etapa inicial del esplendor legitimador derivado de los resultados del Pacto por México, que condujo posteriormente, en una segunda fase, a la crisis de confianza de mayor profundidad que registra en su historia la institución presidencial, el gobierno de Enrique Peña Nieto, al comienzo de su segunda mitad, tiene en la reforma educativa nacional un excepcional recurso de legitimación,  sólo si se le re/conduce con sensibilidad, prudencia y diálogo frente a los profesores de México y la sociedad en general.

Por ese motivo, para  recuperar la confianza ciudadana, Enrique Peña Nieto ha buscado reconsiderar y relanzar políticamente la reforma educativa nacional <la más importante de todas las reformas>, bajo la dinámica de tres postulados: apertura, cercanía y trato sensiblemente justo para los profesores, con lo cual se reconoce el papel protagónico que juega el magisterio para alcanzar resultados exitosos en materia educacional.

En la lógica del nuevo diálogo que ha formulado el gobierno de la República, implica involucrar a los especialistas y particularmente a los profesores, en el diseño de un mecanismo de evaluación al desempeño más sólido, con menos inconsistencias, que involucre además la visión federalista de cada Estado, a efecto de que las mediciones técnicas contemplen las condiciones socio/demográficas de cada región. Y es que resulta un fraude de fuertes dimensiones que cientos y miles de jóvenes pasen los exámenes de oposición con el estatus de “idóneos” y al final queden marginados en los procesos de contratación laboral. Hay, como esas, muchas otras cosas que corregir, para generar mayor confianza.

El magisterio mexicano más allá de las tradicionales concepciones de control corporativo y partidario, representa en los hechos una fuerza real de movilización de la conciencia social, integrada por un ejército de más de un millón y medio de  profesores distribuidos en toda la geografía nacional, localizados lo mismo en las comunidades más pequeñas que en las más distantes, que bien pueden  construir o destruir la legitimidad de cualquier régimen político. Tal vez a eso obedece el interés de dar un renovado sesgo de prudencia a la reforma educativa nacional.

A nadie conviene tener un magisterio socialmente maltratado y humillado, cuando al Estado corresponde dignificar la función integral de los profesores, la carrera profesional más noble y trascendente en la constitución de una sociedad más digna, libre y próspera. La psicosis existente en las filas magisteriales por la implementación de medidas administrativas draconianas, tendrá que revertirse.

Tal vez por eso, Aurelio Nuño Mayer, el recién designado Secretario de Educación Pública (SEP), ha ofrecido con sensatez que será un funcionario muy cercano a los maestros, a los que hay que escuchar, atender sus inquietudes, porque el objetivo, ha dicho, no es correrlos de su trabajo. Ha propuesto, en otras palabras, un renovado diálogo con los maestros del país. El nuevo ministro tendrá que respaldar su palabra con actos de congruencia en los hechos, para creerle.

Después de todo, la realidad concreta que hoy viven los maestros de México, no es sí no producto de las propias políticas de olvido e irresponsabilidad que en materia de formación de docentes ha trazado el Estado Mexicano. Es decir, que los profesores han sido víctimas (no victimarios) de sus propias circunstancias.

 

FORMACIÓN DE DOCENTES DE CALIDAD, UN EXPEDIENTE NO ATENDIDO A PLENITUD EN NUESTRA SOCIEDAD.

 

La formación de docentes de excelencia y calidad es un expediente no cubierto a plenitud en nuestra sociedad. Un dato aleccionador sobre este particular es el que nos revela  el desconocimiento oficial, <carente de una visión prospectiva> sobre cuántos profesores requerimos, con qué perfil y de qué tipo para cada región geográfica de Zacatecas y México.

Se tiene que revisar si el sistema educativo está formando los profesores necesarios  para garantizar la educación obligatoria y de calidad, para niños y jóvenes, compromiso consagrado en la Carta Magna. Podemos anticipar la respuesta, argumentando que no.

Hoy en día, en los subsistemas obligatorios de la educación mexicana laboran más de 1.5 millones de docentes, de los cuales el 38% están en primaria, 15% en preescolar, 26% en secundaria y 19% en bachillerato, según lo relata el documento Los Docente de México, 2015, edición del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE).

Si las tendencias y las inercias se mantienen, en muy pocos años las presiones serán muy fuertes para el sistema de formación normalista, ya que no podrá cubrir la demanda promedio de profesores originada por las vacantes docentes, la expansión de servicios públicos y la cantidad de postulantes con perfiles idóneos.

Pues bien, la reforma educativa nacional podrá avanzar sólo si hace de la mano de los profesores, con su opinión,  con su aporte en experiencia y no denostándolos y/o atacándolos.

 

EL TERCER AÑO DE LA ADMINISTRACIÓN DE PEÑA NIETO Y SUS RETOS.

 

El presidente Enrique Peña Nieto termina su tercer año de gobierno e inicia la segunda etapa de su administración marcado por un profundo déficit de confianza y legitimidad ciudadana, que sólo podrá superar si detona, en los próximos años,  con eficiencia el crecimiento de los indicadores económicos, si mejora los niveles de bienestar de la población, si ataca los niveles de corrupción y fortalece los mecanismos de transparencia y rendición de cuentas.

Concretar y conducir con sensibilidad, prudencia y efectividad la reforma educativa, sin vulnerar la dignidad de los maestros será, por lo tanto, una buena vía de legitimación  para el régimen federal que encabeza Enrique Peña Nieto.

 

 

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