En las democracias reeleccionistas, la revocación del mandato es indispensable.

La reforma privilegia la “partidocracia” en la conducción de la sociedad.

Superar la crisis de representación, uno de los retos.

             MANUEL IBARRA SANTOS

El pleno de la 61 Legislatura del Congreso del Estado aprobó por mayoría en tiempo y forma, la reforma político/electoral, en una tarea de armonización con las normas jurídicas federales en la materia, que consolida los procesos de reelección de legisladores y alcaldes, pero que rechazó, sin discusión de por medio, los mecanismos de revocación de mandato, en una democracia  como la mexicana en crisis de representación.

La pregunta que debemos hacernos es si esta reforma político-electoral que se pondrá en práctica a partir del 2015, es una propuesta al futuro que cimentará una mejor democracia y de mayor calidad o es sólo un planteamiento de regreso al pasado autoritario. En los regímenes reeleccionistas, es indispensable y necesario el uso del recurso revocatorio del mandato, mismo que seguirá ausente en el sistema político mexicano.

A finales del mes de enero del año en curso, el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto promulgó las Leyes secundarias de la reforma política nacional, las que fueron ratificadas por el Congreso del Estado de Zacatecas, con ajustes menores y ausente de un debate ciudadano a fondo, serio y responsable.

Los puntos clave de la reforma política en mención contempla entre otros, los siguientes: 1).-La reelección de diputados y alcaldes; 2).-La sustitución del IFE por el INE, y el establecimiento de potestades jurídicas de éste sobre los órganos electorales locales; 3).- El reconocimiento pleno de los gobiernos de coalición; 4).-La paridad de candidaturas de hombres y mujeres al Congreso de la Unión; 5).-La definición de nulidad de la elección, en caso de rebase de gastos de campaña; y 6).-el aumento del número de votos para que un Partido mantenga su registro oficial, del 2 al 3%; 7).-Las candidaturas independientes; y 8).-El voto migrante en los comicios para gobernador de la entidad.

            A nivel nacional y estatal, en cambio,  se cerró definitivamente la puerta a la discusión y aprobación de la figura jurídica de la democracia directa, como lo es la revocación de mandato (RM), que consiste en el método mediante el cual se puede destituir a través de votación ciudadana, a un servidor público (por incapacidad, ineficiencia, deshonestidad o corrupción) antes de que termine el periodo para el que fue electo.

La reforma política nacional, se ha dicho insistentemente, cambia de formas pero no el fondo, al no incidir en la transformación de las bases del viejo y agotado sistema presidencialista y,  sí, al contrario, las fortalece.

LOS CUESTIONAMIENTOS A LA REFORMA

Al interior y fuera de los espacios del poder público, así como los expertos, formulan una serie de cuestionamientos a la reforma electoral aprobada por el Congreso de la Unión y por las Legislaturas Estatales.

Con la creación del INE -señalan los especialistas- las instituciones electorales son relanzadas al tobogán del pasado centralista y a los organismos electorales locales les han reducido sus potestades y márgenes de maniobra, bajo el argumento de que se deben acotar las facultades no legales de los gobernadores, en la conducción de los comicios estatales.

No se tocaron, asimismo,  los excesivos privilegios económicos de los institutos políticos,  lo que eleva el costo de los procesos electorales. De igual manera, para nada se modifica el régimen de  Partidos ni se sientan las bases para superar su crisis de representación. Por si fuera poco, se vigoriza la fuerza de la “partidocracia” en la toma de decisiones para la conducción de los asuntos fundamentales de la Nación. La reforma se circunscribe  a temas de carácter electoral y no contempla el cambio de fondo de las estructuras del Estado Mexicano, para hacerlo más eficiente.

Como una asignatura pendiente quedó en el tintero el compromiso de cómo dar efectividad a la acción del Estado, a sus instituciones y el cómo garantizar el comportamiento ético de las élites gobernantes y el procedimiento para establecer sanciones y castigos efectivos a los funcionarios deshonestos y corruptos.

LAS REFORMAS POLÍTICAS DE LAS ÚLTIMAS DÉCADAS.

Las reformas políticas de 1977 a la fecha, han abordado de manera centralizada los siguientes ocho temas: a).-El reconocimiento de la izquierda revolucionaria e insurgente (1977); b).-La creación del IFE (1990); c).-La eliminación de la auto-calificación del poder legislativo (1993); d).-El fortalecimiento de la imparcialidad y equidad en los comicios (1994); e).-La incorporación de la representación proporcional al Senado (1996); f).-La regulación de medios (2010); g).-La fiscalización de gastos de campaña (2010); y  h).-Las candidaturas independientes, la reelección y la transformación del IFE en INE.

            En Zacatecas, por lo pronto, las representaciones parlamentarias de la derecha, izquierda y centro aprobaron la reforma.