Aclaración innecesaria, pero interesante, a raíz de la publicación de la fotografía del monumento ecuestre del General J. Jesús González Ortega, el maestro Marco Antonio Flores Zavala me compartió un texto interesante y, huelga decir, ilustrativo del monumento, a su consideración, fotografía y texto..
Por: Marco Antonio Flores Zavala *
Uno, la escena. Mayo 15 de 1898. Es domingo. En la ciudad de Zacatecas, con precisión en la avenida González Ortega, desde las 9:30 de la mañana, hay una ceremonia cívica organizada por las autoridades estatales y municipales. El motivo principal de la reunión es para desvelar la escultura que hizo Jesús F. Contreras (no citaré datos, este libro está dedicado al escultor hidrocálido), y para la entrega de los premios obtenidos por zacatecanos en las exposiciones internacionales de Atlanta y Chicago.[1]
En el lugar hay público. Unos están bajo el toldo que sombrea al gobernador y su comitiva oficial; otros, la “masa del pueblo”, está arremolinada entre los particulares, las fuerzas armadas del estado, las bandas de música municipal y del hospicio de niños; otros más estuvieron en los balcones de las casas particulares de la citada rúa. Los presentes son hombres y mujeres adultos, niños y jóvenes que encarnan al pueblo. Los concurrentes autorepresentan al pueblo zacatecano que entonces es proclamado republicano, liberal, progresista y con otros adjetivos de la modernidad porfiriana.
La ceremonia fue organizada por la junta patriótica de la municipalidad. Parte de los gastos tuvo el patronazgo del ayuntamiento y del gobierno estatal. El transcurrir del programa inició con la obertura de Rienzi (Wagner, 1842); siguió el desvelo de la estatua, la ejecución de la marcha Calpulalpan (Villalpando, 1898), las declamaciones de discursos, poesía y entrega de los premios precitados. Para cerrar el evento, el himno nacional fue interpretado por los asistentes, y enseguida marchó la fuerza militar por las calles de la vetusta ciudad.
Dos, la escultura y la rememoración. La escultura representa el hacer político-militar del difunto general Jesús González Ortega (hacienda de san Mateo, Fresnillo; enero de 1822 – Saltillo, Coahuila; febrero de 1881). Él fue un vendedor de libros, redactor de periódicos, diputado constituyente local de 1857, gobernador de Zacatecas y el militar emergente más importante entonces, por las fuerzas armadas que dirigió y las batallas que libró en la guerra de Reforma. En la ceremonia patriótica, el orador Raúl J. Pedroza dijo:
Su labor gloriosa fue tan contingente, tan decisiva y tan rápida que, como rayo formidable conmovió el país, subyugando el sentimiento público que lo elevó de improviso a la categoría de héroe legendario después de sus victorias culminantes en los campos de Peñuelas, Silao y Calpulalpan…[2]
En el lustro 1861-1866, González Ortega se desempeñó sucesivamente como ministro de Guerra, presidente de la Suprema Corte de Justicia y general en jefe del Ejército de Oriente –con este cargo enfrentó a las fuerzas francesas que promovían el establecimiento de la monarquía en México-. La postura del zacatecano era reconocer la vigencia de la Constitución general de 1857, las Leyes de Reforma y al presidente Benito Juárez. Era un opositor a los gobiernos de los denominados conservadores y de quienes denostaban al texto constitucional.[3]
Además de la estatua, en la base rectangular de cantera hay tres placas de bronce con altorrelieves. Una, al frente, es un pendón que emblematiza el complejo escultórico. Allí está inscrito “A González Ortega”; en la parte inferior, y apenas perceptible, está un ánfora que figura estar encendida. Las otras placas, colocadas en los costados de la base, evocan dos de las principales batallas que dan cuenta de los triunfos de los republicanos, juaristas y liberales, las cuales fueron dirigidas por González Ortega. Una es la batalla de Calpulalpan (diciembre de 1860), en ella fueron derrotados los opositores a la Constitución y se consiguió la consolidación del primigenio gobierno de Juárez; la otra evoca la destrucción de las armas de los defensores mexicanos, luego del ataque francés a la ciudad de Puebla (entre marzo y mayo de 1863). Esta acción bélica indica que los republicanos no se amedrentaron ante los monarquistas mexicanos y los invasores franceses.
El cuerpo mayor de la obra de Contreras es un erguido Jesús González Ortega montado en un caballo que está en movimiento, en posición de corveta. El jinete sostiene la espada desenvainada en la mano derecha. La magnificencia de la obra está en la calidad de la construcción, pues no tiene apoyo para sostener el volumen de la escultura. Se destaca el movimiento del animal y la postura del jinete: la obra remite a las pinturas de Tiziano (Carlos V en Mühlberg), Rubens (Felipe II, a caballo), Velázquez (Felipe III, a caballo), también a la escultura clásica del emperador Marco Aurelio y las dedicadas al sudamericano general independentista José de San Martín, hechas por el francés Louis Joseph Daumas para Santiago de Chile y Buenos Aires.
El complejo escultórico fue dispuesto hacia el norte. Si bien su extremo opuesto es la catedral de Zacatecas, el edificio sede del clero conservador –según la dicotomía ideológica de la guerra de Reforma-; también mira en dirección al lugar donde es colocado el pueblo liberal para ser instruido. Aunque, si simplificamos, la orientación es la de los tránsitos –el ir y venir- en la vieja calle.
El orador de la fiesta patriótica expresó al concluir su discurso: “Sea, este monumento, el símbolo imperecedero de la gratitud de un pueblo libre y que repita en el curso infinito de los tiempos: ¡honor al gran ciudadano! ¡Viva el caudillo de la Reforma! ¡Viva el patriota González Ortega!”.
Proponemos notar con la genealogía de la obra y los mensajes de los oradores y musicales de la fiesta patriótica: el complejo escultórico da cuenta del triunfo de una causa: la república; y ocurrió por las batallas que dirigió el zacatecano. Es una escultura que evoca a un militar prestó para dirigir: su mano derecha sostiene con discreción la espada desenvainada, porta el uniforme de general y la montura contiene objetos para ir a campaña. Parécenos ligar lo anterior con lo que representa la obertura de Rienzi –el tribuno romano que devolvió el poder al pueblo- y con la representación de los héroes republicanos mexicanos que construyó el romanticismo patriótico del régimen político imperante –encarnado en la literatura tipo México a través de los siglos y las esculturas del Paseo de la Reforma de la Ciudad de México- en cuyo escenario Jesús F. Contreras participó como el escultor del período.
*Marco Antonio Flores Zavala es docente-investigador en la Universidad Autónoma de Zacatecas. Realizó sus estudios de posgrado en El Colegio de Michoacán y la Universidad Jaume I (Castellón, España). Una de sus publicaciones es El grupo masón en la política zacatecana, 1880-1914. Actualmente investiga la historia de los masones y la masonería en el centro-norte del país.
[1] Para la reconstrucción de la fiesta patriótica consultamos El Defensor de la Constitución (Zacatecas, mayo 14 y 18 de 1898) y La Crónica Municipal (Zacatecas, mayo 19 de 1898).
[2] “Discurso oficial del señor ingeniero Pedro Espejo, leído por el señor licenciado Raúl J. Pedroza, con motivo del descubrimiento de la estatua del general Jesús González Ortega”, en Fiesta patriótica en Zacatecas, mayo 15 de 1898, Zacatecas, Tip. del hospicio de niños de Guadalupe.
[3] Flores Zavala, Marco Antonio, Jesús González Ortega. Esbozo biográfico, Zacatecas, Instituto Zacatecano de Cultura, 2013.