– La Toma de Zacatecas, en su 97 aniversario.
– Zacatecas: ¿Tumba de la dictadura?
– Las huellas históricas de la violencia.
En un escenario nacional de profunda descomposición social y política, al ritmo necrológico de las balas del crimen organizado, se conmemora este día 23 de junio el 97 aniversario de La Toma de Zacatecas, el episodio revolucionario más violento que registra la historia de la entidad, que dejó, no sólo miles de muertos apilados en las calles, sino también una imborrable huella de destrucción, devastación, hambre y miseria, cuyas consecuencias y estragos todavía se padecen atando al pasado el desarrollo del Estado.
Como para que no se olvide el horror de la violencia y de las guerras, en un ritual de religiosidad cívica dogmática alejado de la autocrítica racional, este jueves, acompañados de encendidos discursos, se recordará la épica hazaña de los revolucionarios Francisco Villa, Felipe Ángeles y Pánfilo Natera, quienes al frente de sus ejércitos, aquí, derrotaron a la milicia federal e hicieron de Zacatecas la tumba de la dictadura de Victoriano Huerta y marcaron el triunfo del movimiento de 1910. Es ésta, ninguna otra, la versión de la historia de bronce que prevalece.
Sin embargo, cuál es en verdad el aporte que la batalla del 23 de junio de 1914, dejo como herencia al progreso y al desarrollo de nuestro Estado. En realidad, porqué no reconocer que la emblemática e histórica Toma de Zacatecas heredó a nuestro pueblo casi un siglo de atraso, de subdesarrollo, de marginación, de hambre y de pobreza. Apenas, de unos años a la fecha, se inicio con muchas dificultades el período de la recuperación.
Por eso, en la actualidad no es ocioso precisar la distinción entre violencia revolucionaria y violencia criminal, esta última que a la manera de una dictadura feroz se ha instalado e impuesto como forma de gobernar a los mexicanos en los más recientes años, en todas las latitudes de la geografía nacional, alentando el terror, el miedo y la psicosis colectiva.
Las revoluciones y las rebeliones sociales – diría Hannah Arendt a diferencia de Luis Althusser- son fenómenos de identidad colectiva, que surgen de la reunión de los ciudadanos en la calles, no sólo para destruir un viejo régimen poco funcional e injusto, sino también y básicamente para construir las bases de un nuevo sistema político y económico.
En términos de ésta interpretación teórica, entonces, diríamos que la famosa Toma de Zacatecas, con su impresionante torbellino de violencia que dejo según la crónica de algunos historiadores, más de 10 mil muertos, no contribuyó a crear un renovado sistema político, social y económico más justo. Al contrario, perpetuó la permanencia de las raíces de los viejos caciques y caudillos, que por cierto, se han reproducido como hierbas trepadoras en la contemporánea edad de nuestro pueblo. Ahí los encontramos en las estructuras de las emergentes dinastías.
Las revoluciones no son meros estallidos de violencia, sino que son fundamentalmente acontecimientos estrechamente vinculados con los núcleos del poder, en donde los seres humanos ponen en juego su capacidad de configurar una realidad completamente nueva, para el ejercicio de sus derechos jurídicos y libertades fundamentales. Esto lo afirmaron en distintos momentos del desarrollo de su pensamiento filosófico, Hannah Arendt y Habermas.
En cambio, la violencia criminal que se desprende de la acción subversiva de las mafias no pretende- su acción-, auspiciar un cambio cualitativo en los tipos de gobierno, para servir con sentido ético a la sociedad.
Las mafias del crimen organizado procuran, por su propia naturaleza, siempre privilegiar las sociedades dirigidas por gobiernos impunes y corruptos, en donde la ley no se respete y se pueda trasgredir con facilidad el espíritu de legalidad.
Lo que sí se puede afirmar, con absoluta certeza, es que la violencia criminal que padece una sociedad, es inversamente proporcional a la falta de legitimidad y a la debilidad democrática de un gobierno, en cualquier de sus niveles, ya sea federal, estatal o municipal.
En este sentido la precisión teórica no sobra. Las revoluciones y las rebeliones sociales tienen como principal objetivo alentar los cambios cualitativos en los sistemas políticos y económicos. De lo contrario, un auténtico movimiento revolucionario, bien puede degenerar y terminar siendo una vulgar acción de criminales y ladrones, que lograron engañar al pueblo con un muy convincente disfraz de “líderes políticos honestos”.
ZACATECAS: ¿TUMBA DE LA DICTADURA?.
Se cumple el 97 aniversario de la gesta heroica de La Batalla de Zacatecas y el dilema central es cómo convertir la riqueza de nuestra historia en un valor fundamental en la formación ética de las nuevas generaciones de ciudadanos que requiere el progreso de Zacatecas.
Es evidente que la única manera de derrumbar la serie de mitos fundacionales que acompañan la evolución de la historia nacional (pero que también impiden el desarrollo social), es alentando en la educación formal, en las aulas y en las escuelas el pensamiento racionalmente crítico de los alumnos.
LA HEROICA TOMA DE ZACATECAS:
Varios meses antes de la célebre Batalla de Zacatecas, el dictador Huerta se mantenía con hilos frágiles, en su puesto de presidente usurpador y asesino.
Muchos estudiosos del tema sostienen hoy todavía, con elementos fundados, que aún sin la incursión militar de los revolucionarios en estas tierras, el destino del “chacal” Huerta estaba decidido. Ya no contaba para entonces, con la solidaridad de la iglesia, tampoco con el apoyo de los terratenientes. El gobierno norteamericano le había retirado también su confianza.
Todo parecía indicar, que la caída del dictador Huerta era inminente y que no tenía la fuerza ya para soportar el soplo de ninguna fuerza opositora. Incontables son los argumentos que soportan la tesis de la innecesaria sangrienta batalla del 23 de junio de 1914, que destruyó, en un siglo de historia, el futuro de muchos zacatecanos y de sus familias.
LA IDEOLOGÍA DE LA HISTORIA:
Hoy requerimos que el conocimiento de la riqueza de la historia de Zacatecas, sea fuente inspiradora de la construcción de un nuevo proyecto de futuro, y no se quede sólo en ideología manipuladora de conciencias y en ancla que nos arrastre a un pasado mitológico sin porvenir.
La Toma de Zacatecas, en su 97 aniversario.
*Zacatecas: ¿Tumba de la dictadura?
*Las huellas históricas de la violencia.