Por David Monreal Ávila
- La unidad se alzará siempre con la victoria.
En una carta enviada por el Gral. Ignacio Zaragoza al presidente Benito Juárez se leía el siguiente fragmento luego de la victoria ante el ejército Francés: “puede ser que ellos sean el mejor ejército del mundo pero nosotros somos los mejores hijos de México”.
A lo largo de la historia de nuestro país trascienden luchas que nos han alzado como un pueblo vasto de victorias, desde la época prehispánica hasta la actual transformación de la vida política y social de México.
La batalla del 5 de mayo de 1862 en Puebla es una muestra de la gloria mexicana y su grandeza. La lucha contra el ejército francés parecía un intento a todas luces fallido de obtener una victoria, tomando en cuenta que era el mejor ejército del mundo en esa época, el más experimentado en el campo de batalla y dirigidos hábilmente por el Conde de Lorencez.
Pensar en una victoria ante semejante enemigo era, no sólo ilusorio, sino peligroso, pues sería el pueblo de México y el gobierno de Juárez quienes se verían derrotados ante una situación que en sí misma ya era complicada debido a los conflictos internos entre liberales y conservadores.
La deuda extranjera había generado que una gran parte de la población se encontrara en pobreza extrema.
A pesar de todos los pronósticos en contra, México se alzó con una victoria que se conmemora como una gran hazaña. En gran parte, el ejército mexicano estaba conformado por soldados poco experimentados y una artillería vieja. Sin embargo, el ejército nacional contaba con algo que lo franceses no: la unión y sed de victoria, la esperanza y solidaridad de los unos con los otros.
Hoy, a 158 años de esa gesta histórica, México se enfrenta a una batalla que parece similar, un enemigo visiblemente peligroso -aunque microscópico- que amenaza a toda una nación.
Es tiempo de retomar el ánimo triunfalista, unirnos como nación y dejar de polarizar esta batalla. Es tiempo de volver a vencer como mexicanos. Que se diga que en el año 2020 se alzó un ejército de batas blancas y una nación entera lo respaldó quedándose en sus casas y luchando desde ahí; que se diga en los libros de historia que juntos vencimos una vez más.