El martes 10 de enero del presente, denunciamos en diversos medios de comunicación la existencia de una campaña intencionalmente calumniosa y perversa para culparnos de los actos violentos de robo y saqueo a distintos comercios y gasolineras, acciones vandálicas claramente promovidas, coordinadas y difundidas ampliamente en las “redes sociales” y otros medios, aprovechando el descontento generalizado y legítimo de la ciudadanía por el terrible golpe a su economía a causa del llamado “gasolinazo”. En nuestra defensa pública, tratamos de demostrar que los actos violentos y delictivos no podían considerarse como una reacción espontánea de los ofendidos a la vista de su perfecta coordinación, sincronización y modus operandi; que se trataba, por tanto, de una campaña totalmente intencional que perseguía más de un propósito. a) Continuar ensuciando la imagen pública de nuestra organización, a la que los orquestadores del ataque seguramente miran como un peligro, o al menos como un molesto obstáculo, para sus intereses, legítimos o no, pero nunca manifestados expresamente, tal como lo haría cualquier persona u organización animada de nobles y plausibles propósitos; b) Sembrar pánico y terror en la población con rumores alarmantes pero totalmente falsos e inventados, con el fin de inducir una revuelta social de grandes proporciones y aprovecharse de ella para minar las bases del Gobierno y derrumbarlo si fuere posible; c) Incrementar la desconfianza y el rechazo a nuestro movimiento popular para frenar el creciente impulso social a organizarse en nuestras filas; d) Al señalarnos como el chivo expiatorio de los hechos, se busca ocultar a los verdaderos responsables del plan de desestabilización que se está ensayando sobre el país, con métodos de manipulación de la opinión pública muy semejantes a los que se han empleado en otras partes del mundo con idénticos propósitos. De paso, reclamamos a las autoridades responsables de hacerlo, la lenidad mostrada para señalar, con base en investigaciones técnicamente inobjetables, a los verdaderos responsables y beneficiarios de la maniobra desestabilizadora, dejando con ello el campo libre a los rumores y a las acusaciones tendenciosas y sin ningún fundamento.
Con elementos de prueba cuya veracidad es del dominio público, señalamos que las cabezas visibles que propalaron las graves acusaciones en nuestra contra sin la menor base de sustentación, son la coordinadora de los diputados federales de MORENA, la señora Rocío Nahle; la reportera del semanario Proceso, Gabriela Hernández, quien publicó un “reportaje” basado en anónimos y con obvias inconsistencias y contradicciones que ponían en evidencia su carácter premeditadamente tendencioso; los mensajes profusamente lanzados desde varias cuentas en las “redes sociales” por gente comprobadamente ligada a MORENA, con el mismo propósito; la diligente repetición de la calumnia publicada por Proceso en varios periódicos del interior del país cuyas simpatías morenistas tampoco son un secreto para nadie. Todo esto nos permitió concluir, sin faltar a la objetividad ni a la honradez de intenciones, que el partido de Andrés Manuel López Obrador era, al menos, factor y promotor decisivo, si no único, en la campaña masiva de difusión de la campaña desestabilizadora y de calumnias en contra del Movimiento Antorchista Nacional, al que ese partido siempre ha visto, nunca hemos sabido por qué, como un enemigo a vencer y si es posible a destruir, para dejarse expedito el paso hacia la Presidencia de la República.
Es necesario insistir, a la luz de hechos posteriores a nuestro desplegado, que ninguno de los detractores dio la cara ni presentó las pruebas de sus afirmaciones, fingiendo un “menosprecio olímpico” a nuestras protestas y señalamientos, a pesar de que nos aseguramos de que recibieran nuestra respuesta y no pudieran alegar ignorancia de la misma. Quedó demostrado así, que los ataques no se debían a simple error, confusión o ignorancia de sus autores respecto al tema, sino de ataques totalmente intencionales, perfectamente planeados y coordinados en su ejecución, cuyos propósitos no podían ser otros que los ya señalados. Se pretende acabar con un movimiento que, de seguir creciendo y cosechando éxitos como viene ocurriendo hasta ahora, podría ser una piedra en el zapato de López Obrador en su carrera por la Presidencia de la República y un peligro para los intereses económicos y políticos de los poderosos grupos empresariales, nacionales y extranjeros, que sin duda apoyan su candidatura. En vez de la aclaración que reclamamos y merecemos como la organización popular legal y legítima que somos, los morenistas, en una actitud típica de su arrogancia sectaria y prepotente, arreciaron la difusión y la reiteración de las mentiras prefabricadas (lo delata la uniformidad de la redacción de sus mensajes) en las redes sociales, mentiras que en no pocas veces fueron acompañados de injurias e incitaciones a la agresión física en contra de los antorchistas.
Pero las cosas no se detuvieron ahí. Un par de días después, los calumniadores de MORENA fueron relevados por otras gentes que se limitaron a repetir las calumnias, pero ya no desde el anonimato de una cuenta de Twitter sino desde prestigiosos medios de comunicación y amparados por firmas de intelectuales y periodistas influyentes, claramente ligados a los grupos de poder que dominan en el país. Así, ignorando o fingiendo no conocer nuestras reiteradas, detalladas y abundantes aclaraciones, publicadas desde hace varios años y repetidas cada vez que hemos sufrido una nueva andanada de calumnias como la de ahora, esos señores con prestigio de intelectuales y analistas infalibles, rigurosos y probos (la fuerza del prestigio intelectual, cierto o falso, es la más difícil de combatir y derrotar, de ahí que el sistema ponga especial énfasis en la construcción de estos “prestigios” para usarlos cuando así convenza a sus intereses) no han tenido empacho en recoger y repetir, sin el mínimo esfuerzo para verificar su autenticidad, las mismas calumnias propaladas por MORENA, o alguna otra muy parecida, amparándose sólo en su imagen de intelectuales insobornables. Reproducimos aquí algunos ejemplos de esa “honradez intelectual” de la que estamos siendo víctimas los antorchistas:
1.- Leo Zuckermann. Aprovechando que el invitado a su programa televisivo afirmó que los presuntos participantes en la crispación social y en la difusión de mensajes sensacionalistas eran grupos no identificados que buscan desestabilizar al país, sumados a otras “organizaciones sociales y comunitarias” que aprovechan el gasolinazo para impulsar su propia agenda, Zuckermann se apresuró a “completar la idea” exclamando: “¡como Antorcha Campesina!… ora sí que es gasolina al fuego”. Así, sin más ni más y sin molestarse por dar alguna razón entendible de su aserto, el señor Zuckermann, abusando de tener el micrófono en sus manos, nos acusó de delincuentes vulgares empeñados en atizar la confrontación social. Así cualquiera puede ser comunicador “de prestigio”.
2.- Lorenzo Meyer. En entrevista con el semanario Zeta, declaró: “se señala (sic) que en el Estado de México los que están saqueando son también organizaciones como Antorcha Campesina o Antorcha Popular, que yo ni sabía que existía…”. El eximio historiador no tiene empacho en sumarse a la campaña de calumnias y de rumores sin fundamento, en un salto mortal que habla muy, pero muy mal de su calidad de investigador profesional. “Se señala…”, afirma Meyer, y de ese puro aire pretende agarrarse para construir el ataque. Y además, confiesa paladinamente que habla de lo que ni siquiera sabía que existía y se apoya en recuerdos vagos e imprecisos para repetir la vieja calumnia, mil veces desmentida por nosotros, de ser un grupo hechura “de los Salinas” como dijo él. Es necesario preguntarse: ¿Qué diferencia hay, entonces, entre la capacidad intelectual y la maestría investigadora del Profesor Emérito Lorenzo Meyer, y las vulgares y ramplonas calumnias de una tal Rocío Nahle, de una tal Gabriela Hernández o de los anónimos descerebrados que nos atacan en las “redes sociales”? Por lo visto, muy poca o prácticamente ninguna.
3.- Raymundo Riva Palacio. Escribió en El Financiero: “El informe (se refiere a un documento elaborado por la policía cibernética y publicado como tal en varios medios de comunicación, en donde se señala a Andrés Manuel López Obrador, al senador morenista Mario Delgado, a Gerardo Fernández Noroña, a la diputada panista Amelia Gámez, al diputado petista Óscar González y al alcalde de Parral, Chihuahua, Alfredo Lozoya como participantes en el caos provocado en los días posteriores al “gasolinazo”), “El informe -repetimos- desvió la atención de que entre los verdaderos instigadores de las protestas se encontraron organizaciones campesinas vinculadas al PRI, así como Antorcha Campesina, también de origen tricolor.” Aquí, la arrogancia y la falta de seriedad y escrúpulos del “distinguido” politólogo, raya en una megalomanía patológica, pues, según él, su opinión y sus inclinaciones políticas están por arriba y tienen mayor valor probatorio que las investigaciones de la División Científica de la Policía Cibernética y de la opinión de la Comisión Nacional de Seguridad y de la propia Secretaría de Gobernación, que avalaron el documento. Nada de eso es cierto, dice Riva Palacio, todo es teatro montado para ocultar a los “verdaderos instigadores”, entre los cuales están los antorchistas. Ésa es la “inteligencia” mexicana.
4.- Jorge Suárez-Vélez. Escribió en El Financiero otro ataque adventicio en contra del antorchismo: “El origen de los saqueos en Hidalgo y la participación en éstos de Antorcha Campesina ponen el reflector sobre el ‘rudo’ Osorio Chong, quien querría pegarle a los ‘técnicos’, Meade y Videgaray”. ¿Y de donde saca este señor tamañas afirmaciones y la seguridad imperturbable con que las escribe? ¿Es prueba suficiente su “prestigio” y su consuetudinaria costumbre de acusar sin molestarse en probar nada, para que el país entero se trague sus infundios sin protestar y sin pestañear siquiera? Debemos señalar, además, que la torpe acusación que nos endilga está armada mañosamente como premisa para lanzar otras “conclusiones” igualmente sesudas y “válidas”, como que somos peones del Secretario Osorio Chong, es decir, un “grupo de choque” al servicio de quien pague mejor. Tales mentiras desvergonzadas se intentan disfrazar de “análisis serio” formulado por un “respetable intelectual” de una honradez fuera de duda. ¡Claro! La prueba máxima de que es así es el dicho del propio autor de tales infamias. ¿Qué más se puede exigir?
No vamos a intentar convencer a ninguno de ellos de que están en un error, pues resulta evidente que no estamos ante una equivocación sino ante una acción totalmente voluntaria y consciente, frente a la decisión personal de tomar partido por MORENA y su candidato y de sumarse a la lucha liquidacionista de sus enemigos, tales como el Movimiento Antorchista Nacional, y contra eso no hay nada más que hacer que dejar constancia de nuestro desacuerdo y de la falta de pruebas y de honradez de quienes nos acusan, al menos como un pronunciamiento necesario para el futuro cercano o remoto de la lucha de nuestro país por su verdadera independencia y liberación. Sea que nuestros nuevos atacantes obedezcan o no las directrices de MORENA y su líder u obedezcan a otras fuerzas y a otros intereses sólo coincidentes con los de MORENA, para nosotros el móvil es el mismo: el deseo de acabar con el proyecto de un numeroso grupo de mexicanos que se están organizando legal y pacíficamente, con el fin de crear una fuerza social suficientemente grande y consciente como para conquistar democráticamente el poder político de la nación, e instalar en el gobierno a hombres y mujeres dispuestos a cambiar el modelo económico que hoy está generando millones de pobres y desamparados en nuestro país. Ante esa realidad, no debe extrañar a nadie que veamos en los arteros ataques que aquí denunciamos un intento más de aislarnos, frenarnos y frustrar nuestro proyecto político de nación soberana e independiente; la demostración palmaria, en consecuencia, de que somos una fuerza cada vez más grande y esperanzadora para millones de mexicanos sin futuro, urgidos de un cambio verdadero en su favor. A esos millones de mexicanos sufrientes, y no a los intelectuales perfumados y cebados por los poderes fácticos, por el becerro de oro que se adora “en estos nuestros calamitosos tiempos” (Cervantes dixit), son a los que llamamos, a los que invitamos a no creer una sola palabra de la guerra de lodo reactivada en nuestra contra, y a sumarse, con decisión y plena confianza, a nuestra lucha, pacífica pero tenaz y enérgica, por construir una patria justa, próspera y libre para todos sus hijos sin distinción.
Muy respetuosamente,
La Dirección Nacional
del Movimiento Antorchista