Las corcholatas, cómplices de AMLO

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Jacobo Cruz

Será el 2 de junio de 2024 cuando los mexicanos acudamos a las urnas a escoger al presidente número 66, quien habrá de suceder al mandatario federal Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Al día de hoy estamos a unos nueve meses para el arranque formal de las campañas, y sin embargo el presidente de México decidió adelantar el proceso electoral violando las leyes vigentes luego de someter a las autoridades del Instituto Nacional Electoral (INE), que a pesar del desprestigio y amenazas abiertas, servía para frenar las acciones ilegales en materia electoral.

Luego de un largo proceso López Obrador impuso a personas totalmente identificadas con su partido, es el caso de la consejera presidenta del INE, Guadalupe Taddei Zavala, quien ha sido señalada por sus vínculos familiares y partidistas, pero que por insaculación, es decir, mediante una rifa se ganó el puesto que detenta, hoy al total servicio de la 4t.

Tras años de señalamientos de corrupción y de ganar salarios muy altos, AMLO logró deshacerse de los consejeros del INE que le estorbaban el camino, y ya con el campo libre podrá decidir quién gana y quién pierde en la próxima elección, pues de eso depende su futuro político y el curso adecuado de los negocios familiares, que expertos en la investigación han señalado se hacen al amparo del poder.

¿Y a quién dejará en la presidencia? No hay duda, el heredero será quien le garantice continuidad en sus decisiones, la inmunidad ante la ley y los buenos negocios, que pudieran ser cualquiera de los cuatro más cercanos, a saber: Claudia Sheimbaum, Adán Augusto López, Marcelo Ebrard o Ricardo Monreal.

¿Por qué adelantar un proceso sabiendo que es ilegal? Parece que AMLO ha dado por terminado su sexenio, pues es sabido que después de la mitad todo gobierno va en decadencia y al morenista se le han acumulado problemas muy graves, (que nunca fue capaz o no quiso controlar) que están generando cada vez mayor malestar e incertidumbre en los mexicanos. Este es el caso del aumento del precio de los productos alimenticios, como el huevo que se consigue a más de 50 pesos o las tortillas que rondan los 25; pero sin duda lo más grave son los más de 158, 098 personas que han perdido la vida en actos delincuenciales, (superando los 156 mil de todo el sexenio anterior), tan criticado por él prometiendo en consecuencia que todo cambiaría desde que tomara las riendas del poder en 2018.

La otra causa son los resultados electorales del proceso del 4 de junio en Coahuila y el Estado de México que no fueron nada favorables para Morena a pesar de la operación descarada del aparato gubernamental con recursos provenientes de los estados y con la promoción de los llamados siervos de la nación; pero los votantes no se volcaron a favor de los candidatos guindas, pues la suma de ambas elecciones dan 3, 548,410 (47.66%) contra 3,494,061 (46.93%), una diferencia en votos de 54, 349 que apenas representa el 0.73%, lo que compromete la aplastante victoria de la que hablan los morenistas cuando es falso.

AMLO sabe que ha cometido excesos y que los pobres lo soportan a cambio de las becas del bienestar, se trata de personas de todas las edades, especialmente abuelos, pero tampoco esto es garantía de que gane en 2024, así que con la medida de adelantar el proceso, se desvía la atención de los problemas descritos y se busca reconquistar lo perdido.

¿Y qué opinan las corcholatas? Los candidatos bautizados como corcholatas están dispuestos a participar bajo las reglas impuestas por el jefe de campaña, a pesar de saber que están en la total ilegalidad, así lo demostraron al acudir a su llamado, donde también participaron los 22 gobernadores de MORENA, además de los coordinadores parlamentarios y el líder del partido Mario Delgado.

Para estas fechas y con estos acontecimientos es muy claro que Morena se encuentra sumido en una crisis profunda que serán la causa de su propia destrucción, pues de inmediato han aflorado los intereses personales y de grupo, que no corresponden al propósito de contribuir al desarrollo de todos los mexicanos, y al contrario, quedan como ambiciosos vulgares e incongruentes que les importa el poder y el dinero.

En los hechos los morenistas están traicionando los principios con los que convencieron a los mexicanos que les dieron el triunfo en 2018, (cuando los partidos aliados lograron 30.11 millones de votos), ahora ya no es lo mismo pues muchos de esos mexicanos están arrepentidos por confiar en un proyecto que se ha dedicado a facilitar el crecimiento de las fortunas de los ricos como sucedía antes, a cambio de migajas económicas y con el trato de mascotas que López Obrador no ha tenido empacho en declararlo.

El lema llegador de “No mentir, no robar y no traicionar al pueblo” se ha convertido en todo lo contrario, lejos quedó el anhelo de primero los pobres y nada fuera de la ley, lo que vemos ahora es abuso de poder, prepotencia y deseos de aniquilar a las voces críticas que tienen pocas opciones: resignarse y callar por temor,  o denunciarlo, para no ser cómplices de la ilegalidad que desarrolla el presidente.

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