Las mujeres antorchistas en el 8 de marzo

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Por Jacobo Cruz

El día de mañana 8 de marzo, será la conmemoración por el Día Internacional de la Mujer, en esta fecha memorable se cumplirán 166 años de la lucha de las mujeres  por estar en igualdad con el hombre en la sociedad moderna, sin embargo, hay datos históricos que provocan conmoción y demuestran que las causas reales fueron el enfrentamiento contra el sistema de explotación laboral que les tocó.

Corría el año de 1910, en Copenhague, Dinamarca cuando se celebró la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas donde participaron cientos de mujeres que provenían de 17 países, fecha en que la destacada dirigente comunista alemana Clara Zetkin propuso el 8 de marzo como el “Día Internacional de la Mujer Trabajadora”, esto en homenaje a la lucha de las obreras que dieron su vida por mejorar sus condiciones de vida laborales y el derecho a intervenir en la vida política.

Es cierto que la lucha de las mujeres fue decisiva, donde muchas de ellas ofrendaron su vida contra la opresión y la explotación. Veamos algo de eso.

Con el lema “Pan y rosas”,  un grupo de valientes obreras de la industria textil en Nueva York organizó una huelga en aquel histórico año de 1857, así inició la protesta contra las condiciones inhumanas en las que trabajaban, por los salarios sumamente precarios y con jornadas extensas de trabajo que las mantenía prácticamente en esclavitud.

Y esto no es un invento, pues la respuesta de los patrones fue de lo más violento que se pueda imaginar; pasaron varios años, pero el 25 de marzo de 1911 se incendió la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York, lo que provocó la muerte de un total de 123 mujeres y 23 hombres. Desde luego que en el informe oficial se dijo que fue una colilla mal apagada tirada en un cubo de restos de tela, que no se había vaciado en dos meses lo que dio origen del incendio, pero también se señala que no pudieron escapar porque los responsables de la fábrica habían cerrado todas las puertas de escaleras y de las salidas, costumbre de la época para evitar robos de los trabajadores.

Claro que al no poder huir de las llamas y el humo, algunas saltaron a la calle desde los pisos octavo, noveno y décimo del edificio muriendo por las lesiones, pero la mayoría de las víctimas murieron por quemaduras, asfixia, por el impacto contundente o una combinación de estas causas, este fue uno de los más lamentables episodios en la lucha obrera mundial.

Con tantos sacrificios es de reconocer que hemos avanzado, empero los métodos de sobreexplotación de la fuerza de trabajo de los obreros también evolucionaron, hoy existe un mayor desarrollo en todas las esferas económicas, por lo que pensaríamos que este calvario terminaría en la actualidad, pero no es así.

Según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) con respecto a cuánto tiempo destinan en promedio hombres y mujeres al trabajo doméstico, resulta que los primeros lo hacen 11.6 horas a la semana, mientras que las mujeres 30.8 horas en el mismo periodo, pero sin ninguna remuneración y el 55% de mujeres no tiene acceso a trabajos formales y menos a la seguridad social, es decir es marcada la brecha económica existente.

Además, con la llegada de Morena al poder creímos que era la hora de las mujeres (y de los hombres), que las cosas cambiarían, pero ahora ha crecido el reclamo del sector femenil por la falta de  medicamentos para sus hijos enfermos de cáncer, se ignora a las madres de familia que desesperadas ante la omisión de la justicia buscan a sus hijas desaparecidas o asesinadas en todo México, también se eliminaron  las escuelas de tiempo completo que brindaban reforzamiento académico y desayunos para sus pequeños.

Esta situación ha sido bien aprovechada, porque en lugar de luchar juntos por una mejor sociedad llena de oportunidades laborales y profesionales, donde ambos géneros podamos coexistir en colaboración recíproca, se ha exacerbado la polarización olvidando que mujeres y hombres hemos y somos sobreexplotados en las fábricas, en los campos agrícolas, en las minas, en fin, en todos los trabajos donde se nos va la vida para ajustar un salario para poder llevar el sustento a nuestras familias.

Por nuestra parte, las mujeres tienen una real presencia y participación en las filas de Antorcha, tenemos a deportistas, declamadoras, cantantes, investigadoras; pero también contamos con el respaldo de nuestras madres, de amas de casa y de distinguidas luchadoras sociales que han dejado la comodidad de una vida doméstica para dedicarse a la defensa de los pobres de México.

Estamos a sólo un día de que numerosos contingentes de mujeres salgan a las calles de las principales ciudades de México a marchar contra el estado opresor y contra los hombres, pues se acusa a los últimos de ser los causantes de sus desgracias, pero la verdad es que hemos sufrido la misma explotación del sistema de orden capitalista que nos ha sometido al envilecimiento y la pelea mutua. Mejor luchemos juntos, mujeres y hombres todos los días de nuestra vida.

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