El proceso electoral concurrente que vive la sociedad mexicana ha colocado a la reforma educativa nacional en la agenda de los actores políticos, en el centro del debate, en la disputa ideológica, pero también le ha sentado, con fuertes cuestionamientos y razonables críticas, en el banquillo de los acusados.
La reforma educativa en esta etapa de litigio, debiese servir para hacer una revisión autocrítica – una evaluación objetiva – a fin de no ser testigos de sal, para saber cómo se encuentra comparativamente la enseñanza pública en Zacatecas, en relación el resto de la República.
¿Estamos bien? ¿Qué cosas hay que corregir? ¿Cómo le hacemos para no ser sólo administradores de programas federales y mostrar de Zacatecas para la Nación, las iniciativas educativas creadoras, que sí las hay?
Lo que resulta incuestionable es que la reforma educativa no debe ser una moda sexenal, un proceso maniqueo de los grupos burocráticos perversos y de caciques, sino una acción cotidiana de toda política de Estado, como lo han concebido sociedades avanzadas con modelos educativos de calidad, como Finlandia, Singapur, Suecia, Japón y Shanghái, entre otras.
Los cinco ejes en que se sustenta la llamada reforma tendrán que revisarse con lupa, sin paralizar los procesos formales de enseñanza/aprendizaje. Las líneas en mención son Escuela al Centro, Formación y Desarrollo Profesional, Inclusión y Equidad, Gobernanza del Sistema educativo y Planteamiento Curricular.
Podemos afirmar de entrada que el nuestro es un sistema educativo excluyente que ha dejado en la marginación, invisibles y sin atención a miles y millones de niños, niñas, adolescentes y jóvenes mexicanos y zacatecanos.
Y que decir, del modelo de evaluación docente para ingresar al servicio y de permanencia, aderezado en muy poco tiempo con altos niveles de burocratización, discrecionalidad y estandarización, que para nada estimulan los procesos de calidad educativa y, al contrario, sí, los entorpece.
Por su fuera poco, la evaluación docente genera una gran desconfianza entre los profesores mexicanos, porque no está acompañada de transparencia y si de fuerte opacidad.
La reforma educativa, por lo tanto, debe ser una constante en la cultura de la calidad de la enseñanza.
ZACATECAS EN EL LUGAR 25 EN EDUCACIÓN.
Pero hay que hacernos una pregunta: ¿Cómo se encuentra Zacatecas en materia de eficiencia y calidad educativa en el país?
Si consideramos una sola variable, a partir de la interpretación del indicador del promedio de años de escolaridad, diríamos entonces conforme a las propias cifras oficiales (SEP/2018), que el sistema educativo zacatecano ocupa el lugar número 25 en el contexto nacional, en materia de eficiencia y calidad educativa. Somos desgraciada y lamentablemente de los últimos.
El promedio de escolaridad en Zacatecas es de 8.9 grados, cuando la media nacional es de 9.4 años.
Hoy en día, la población de 24 entidades de la República tiene en promedio más de 9 grados de escolaridad. Entre ellos no se encuentra Zacatecas.
Las entidades con mayor promedio de años de escolaridad son la CDMX (11.1), Nuevo León (10.3), Sonora (10,3), Baja California Sur (10.1), Quintana Roo (10.0) y Aguascalientes (10).
En cambio, las entidades cuya población registra en promedio menos años de escolaridad en el país son Zacatecas (8.9), Puebla (8.7), Guanajuato (8.5), Veracruz (8.4), Michoacán (8.1), Guerrero (7.9), Oaxaca (7.7) y Chiapas (7.5).
Los grados de escolaridad de la población reflejan, a su vez, niveles de avance y desarrollo cultural, social, político y de competitividad económica.
En Zacatecas se requiere, por lo tanto, poner en el centro, las políticas de mejoramiento de la calidad educativa, si queremos cambios positivos. Para eso la innovación es fundamental.