«Todos usamos máscaras». Batman
Sé que a muchas personas, incluso de aquellas que me leen de manera asidua y con agrado, les molesta que haga esos listados de los libros que leí en vacaciones como si fueran sólo la vacua pirotecnia de la ostentación; hago esa relación básicamente por tres razones: Primera, porque muchas personas me piden sugerencias de lectura; segunda, porque puedo; y tercera, porque quiero.
Así las cosas, estos quince días transcurrieron de manera plácida sino beatífica; y en efecto, leí, leí y leí; llevaba yo once libros, pero me inquieté porque el primero, un mamotreto de más de 700 páginas, lo concluí, o casi, entre el viernes y el sábado; así que, sumido en uno de esos soliloquios que de vez en vez tengo conmigo mismo (“no hay forma de que sea de otro modo, tarado”, me interpelo), me dije suscinta y categóricamente: “¡En la madre! ¡No me van a alcanzar!”; así que fui y me compré otros cinco. No los leí todos, pero su luchita le hice; el primero fue ése que ya dije y que se llama “El Salvaje”.2 No me desmayé ni nada y me lo fusilé porque venía recomendado por un señor que no conozco pero que, supongo, sabe de lo que habla. Una de las personas que más respeto, y a quien le debía un obsequio, comentó que no había leído todavía a Murakami, de quien leí dos o tres obras hace años y me dije “hasta aquí”; y como mis “hasta aquí” suelen ser bastante perentorios y terminantes, jamás volví a hacer el intento de leerlo; pues fui con ese desconocido y le pregunté qué me recomendaba y me sugirió varios títulos del escritor japonés; ya entrados, también le pregunté: “oiga, ¿y de novedades? (esto ocurrió hace meses porque sigo en mis trece de sólo leer para el trabajo y la tesis) y zas, que va y me dice: “El Salvaje” y ahí voy; de la crítica no voy a hablar porque lo aplaudió a rabiar y, ¿quién soy yo para venir a controvertirla?, máxime que a Guillermo Arriaga, el autor, lo preceden sonoros éxitos como guionista de tres filmes, si no clásicos, por lo menos atendibles que hizo en mancuerna con el célebre González Iñárritu: “Amores Perros” (2000), “21 Gramos” (2004) y “Babel” (2006). Ahí está, ya lo dije y lo dejé escrito, ¿lo volvería a leer? Quizá no.
Para compensar tanta desdicha, tomé un libro que me auguraba placeres sin fin: “Terapia Amorosa”3 de un clásico de mi pecho doliente (recién dejé de fumar), el alemán Daniel Glattauer; pero no, ¡ay!, tampoco. Una obrita a años luz de las entrañables “Contra el Viento del Norte”4 y “Cada Siete Olas”5 o de la deliciosa “Un regalo que no esperabas”.6 ¿Lo volvería a intentar leer? definitivamente sí.
Dos a cero, fui sobre seguro y elegí, de Petros Márkaris, “El accionista mayoritario”.7 No lo sé pero creo que de Márkaris he leído todo lo que se ha publicado en español y con eso lo digo todo. Esta novela la compré en Buenos Aires hace más de un año y la había dejado para lo que sirvió, de tablita de salvación.
Como mi corazón no está para desventuras, y si sí está no se quiere dar por enterado, me seguí con otra garantía: “El secreto de sus ojos”.8 ¿Cómo sabía yo que no habría de decepcionarme? Ah, pues porque había visto el filme. Un peliculón, por cierto; hace más de dos años escribí una reseña de la cinta, rodada en 2009, de la que comenté que “llegó a ser la película argentina de mayor éxito ese año; una de las más taquilleras de la historia del cine en aquel país; y un año después ganó el Óscar a la mejor película extranjera” (tan buena, que Hollywood hizo un remake con Julia Roberts de coprotagonista, “Secretos de una obsesión”). En ésas se habría quedado el asunto pero el año pasado el ganador del Premio Alfagura de Novela fue Eduardo Sacheri con “La Noche de la Usina”;9 ¿y de qué me enteré leyendo los retazos de su biografía? Pues de todo eso, de que era él el autor de la novela que dio pie a aquella película; pues la leí y, oh sorpresa, ¿qué creen?, que magnífica, excelente, ingeniosa, ligera e inteligente, resulta que el guionista, ignoro si el mismo autor, mejoró sustancialmente la trama. Hay por lo menos tres detalles en los que el filme se desvía de la novela y en mi modesta opinión la mejora por mucho; si se los cuento, le echo a perder las dos y no falta el zonzo que me venga con reclamos así que ahí la dejamos. ¿Qué si lo seguiría leyendo? ¡Ja! Si hasta me compré “las llaves del Reino”,10que tenía buscando junto con la otra no menos de seis meses; pues fui y la pepené pero no las leí de un jalón porque no era cosa de forzar la suerte.
Continuará…
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Luis Villegas Montes.
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1 Citado por PADURA, Leonardo. Máscaras. 1ª. edición en Maxi. TusQuets. México. 2016. Pág. 11.
2 ARRIAGA, Guillermo. El Salvaje. Alfagura. México. 2017.
3 GLATTAUER, Daniel. Terapia amorosa. Alfagura. México. 2017.
4 GLATTAUER, Daniel. Contra el Viento del Norte. Alfaguara. México. 2010.
5 GLATTAUER, Daniel. Cada Siete Olas. Alfaguara. México. 2011.
6 GLATTAUER, Daniel. Un regalo que no esperabas. Alfaguara. México. 2016.
7 MÁRKARIS, Petros. El accionista mayoritario. 1a. reimpresión. TusQuets. Argentina. 2014.
8 SACHERI, Eduardo. El secreto de sus ojos. DEBOLSILLO. USA. 2015.
9 SACHERI, Eduardo. La noche de la Usina. Alfaguara. México. 2016.
10 SACHERI, Eduardo. Las llaves del reino. Alfaguara. México. 2016.